La rehabilitación de viviendas, la llave para mejorar la convivencia y devolver vida al Cabanyal

”Una casa que s’ocupa per una família deixa de ser susceptible d’ocupacions il·legals”

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A favor de la propuesta del gerente de la sociedad Plan Cabanyal de subastar viviendas municipales para que puedan ser recuperadas por los vecinos y vecinas del barrio. Así se ha mostrado la concejala de Desarrollo Urbano y vicealcaldesa, Sandra Gómez, durante la presentación del proyecto de reforma de la plaza del Rosario del Cabanyal. “Una casa sin vida no aporta vida social al barrio y, además, ayuda a la degradación”.

Alrededor de 150 viviendas municipales se encuentran a la espera de albergar algún tipo de función social. Por ello, Gómez ha puesto encima de la mesa una propuesta que contribuiría a la dinamización del barrio: la subasta de aquellas viviendas, propiedad tanto del Ayuntamiento como de la Generalitat Valenciana, que no reúnen las características para cumplir una función de dotación pública y que, por tanto, son meramente residenciales, aunque, eso sí, con condiciones.

“Sería necesario realizar un análisis detallado de las viviendas, así como establecer una serie de condicionantes para que no se convirtieran en objeto de especulación”. En este sentido, Gómez ha recordado que “se trata de viviendas que fueron expropiadas en la época en la que estaba viva la ampliación. Por tanto, para sacarlas a subasta sería necesario establecer condiciones para facilitar que los vecinos y vecinas del barrio, en primer lugar, pudieran recuperar sus viviendas”.

Estar empadronado en València, vivir o tener un trabajo cercano en el Cabanyal o la obligación de vivir en la vivienda adquirida durante un determinado periodo de tiempo son tan solo algunos de los ejemplos que Gómez ha planteado con el objetivo de “volver a llenar de vida el barrio”, al tiempo que se trabaja en la reducción de los problemas sociales con los que tienen que lidiar determinadas zonas del barrio.

Casa que se ocupa por una familia, casa que deja de ser susceptible de ocupaciones ilegales y que se aleja de contribuir a la degradación del paisaje urbano del barrio que, obviamente, acarrea todo lo que viene después”. Y es que aunque la imagen del barrio ha mejorado desde 2015, Sandra Gómez reconoce que “en determinadas calles, por ejemplo, de la conocida zona 0 sigue habiendo un problema de convivencia incuestionable”.

Así, ha añadido que “los vecinos y vecinas tienen derecho a que haya una solución, que no puede venir solo de la mano del ayuntamiento, sino que se trata de un problema social de convivencia, pero también de inseguridad ciudadana. Por eso, es imprescindible que todas las administraciones, y muy especialmente la Policía Nacional, suscriban el compromiso que tenemos desde el ayuntamiento con la rehabilitación del Cabanyal”.

Con el arranque del nuevo curso político, desde el Ayuntamiento de València se han intensificado los recursos para la recuperación del entorno urbano del barrio. Cerca de 1 millón de euros se han invertido en el Cabanyal-Canyamelar con el objetivo de ir saldando la “deuda” que la administración tenía con el barrio, llevando a cabo actuaciones como el anuncio de la reurbanización de la avenida del Mediterráneo y la reurbanización de la parte de Doctor Lluch, junto con las actuaciones en las calles San Pedro o la remodelación de la plaza Lorenzo de la Flor.

Asimismo, Gómez ha recordado que, gracias a las ayudas para la rehabilitación del ARRU, se ha financiado un 40% de las rehabilitaciones de viviendas, ayudando a “más de 450 familias”. En este sentido, ha recordado que “muchos tuvieron que dejar sus casas por el bloqueo que la anterior corporación llevó a cabo en el barrio, y que impedía la conservación de viviendas en estado de habitabilidad. Por eso, una de las primeras decisiones con el cambio de gobierno fue desbloquear esta situación e impulsa estas ayudas para contribuir a la rehabilitación del barrio”.

Por el momento, habrá que esperar si finalmente ambas administraciones – Ayuntamiento y Generalitat – dan luz verde a la propuesta de subastas de viviendas municipales. Una subasta que sería controlada y, en cualquier caso, contemplaría la reserva de viviendas para alquileres sociales. Una medida que todavía está en el aire, pero que Gómez está convencida que contribuiría a la mejora ya no solo paisajista del barrio, sino a la convivencia vecinal.

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