Valenciano o castellano: ¿qué lengua dominará en las aulas?

Más de 570.000 familias decidirán hasta el 4 de marzo la lengua base que quieren que predomine en la enseñanza de sus hijos

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Alumnos y profesor en un clase de valenciano. Imagen de Taylor Wilcox
Alumnos y profesor en un clase de valenciano. Imagen de Taylor Wilcox

Ayer 25 de febrero dio comienzo el proceso de consulta que determinará cuál será la lengua base en la educación de los estudiantes valencianos de Infantil, Primaria y Secundaria a partir del próximo curso escolar. Las familias tendrán la oportunidad de decidir si prefieren que sus hijos reciban una mayor proporción de enseñanza en valenciano o en castellano. La votación, que se llevará a cabo de forma telemática a través de la Sede Electrónica de la Generalitat Valenciana, concluirá el próximo martes 4 de marzo a las 14:00 horas.

Este proceso, sin embargo, no ha estado exento de polémica. En las últimas semanas, han surgido fuertes protestas y discrepancias, tanto dentro de la comunidad educativa como fuera de ella. Cuatro recursos han sido presentados ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) solicitando la suspensión cautelar del proceso.

Además, una concentración masiva se llevó a cabo el pasado sábado en las tres capitales de provincia de la autonomía, en la que participaron sindicatos, asociaciones educativas y partidos políticos que se oponen al modelo propuesto por la Generalitat. Los convocantes consideran que esta consulta vulnera los derechos lingüísticos del alumnado y que fomenta una polarización innecesaria entre las dos lenguas cooficiales de la región.

El proceso de consulta: objetivos y detalles

La consulta se mantendrá vigente entre el 25 de febrero y el 4 de marzo, y está dirigida a unas 570.000 familias de la autonomía. El objetivo principal es definir el idioma que tendrá mayor peso en la enseñanza de los estudiantes de diversas etapas educativas, desde el Primer Ciclo de Educación Infantil hasta la Educación Secundaria.

A través de este proceso, las familias podrán elegir entre el valenciano y el castellano como lengua base, aunque habrá un mínimo de docencia en la otra lengua, dependiendo del nivel educativo en cuestión. La idea es proporcionar a los padres y madres la oportunidad de decidir en qué lengua desean que se impartan las clases de sus hijos, garantizando, a la vez, una formación equilibrada en ambas lenguas oficiales.

Este sistema es completamente digital, y las familias deberán votar a través de la plataforma habilitada en la Sede Electrónica de la Generalitat. Aquellos padres y madres que no dispongan de medios electrónicos podrán acceder a un ordenador en los centros educativos para realizar su votación, garantizando así la participación de todas las familias independientemente de sus recursos tecnológicos.

Distribución de las lenguas base

El resultado de la consulta determinará cómo se distribuirán las aulas en función de la lengua base elegida por las familias. En las zonas valencianohablantes, se utilizará una tabla que establecerá la proporción de aulas que se asignarán a cada lengua en función del resultado de la consulta. En las zonas castellanohablantes, por su parte, se podrá establecer una unidad de valenciano únicamente si existe una "demanda suficiente de alumnado", aunque no se ha especificado con detalle cuánto es “suficiente”.

En la etapa de Educación Infantil, los estudiantes de dos años que estén escolarizados en centros públicos y vayan a continuar en el mismo centro el próximo curso no tendrán que participar en un nuevo proceso de admisión. A partir de ahí, los estudiantes podrán elegir el idioma en el que recibirán la mayor parte de su educación.

Para el ciclo de Educación Secundaria, los estudiantes de 4º de ESO no participarán en la consulta, ya que la lengua base se determinará a partir del próximo curso escolar. Además, la Generalitat ha establecido que se podrá ofrecer a los estudiantes desplazados por la Dana la posibilidad de votar a través de los puntos habilitados para ello en los centros educativos afectados.

Críticas y protestas

El proceso ha estado rodeado de críticas desde su anuncio hace más de un año y medio. Los sindicatos educativos, las asociaciones de padres y madres, así como algunos partidos políticos han denunciado que la consulta representa un ataque al modelo de inmersión lingüística en valenciano. Según estos colectivos, esta consulta es una "maniobra ideológica" que pone en peligro el futuro del valenciano en las aulas y puede generar una mayor división entre las lenguas cooficiales de la Comunidad Valenciana.

Uno de los puntos más polémicos de la consulta es que, en las zonas castellanohablantes, se podrá estudiar hasta un 80 % de la enseñanza en castellano, mientras que en las zonas valencianohablantes el porcentaje máximo de valenciano será de un 65 %. Esta distribución de porcentajes ha generado aún más tensiones, ya que muchos argumentan que no garantiza una equidad real entre ambas lenguas, y temen que favorezca al castellano en detrimento del valenciano.

La postura del Gobierno autonómico

Desde el Gobierno autonómico, se defiende que este proceso de consulta es una medida que busca garantizar la convivencia y el equilibrio entre ambas lenguas cooficiales, sin imponer ninguna de ellas. La Conselleria de Educación ha insistido en que la consulta responde a la necesidad de ofrecer a las familias una mayor capacidad de decisión.

El conseller de Educación, José Antonio Rovira, ha señalado que no existe ninguna persecución contra el valenciano y que los centros educativos deben mantenerse neutrales en este proceso. Según Rovira, la idea es dar "libertad" a las familias para que elijan si prefieren más valenciano o más castellano, sin que se lleve a cabo ninguna campaña a favor de una lengua u otra.

A pesar de estos argumentos, las críticas continúan. La comunidad educativa ha expresado su preocupación por los posibles desequilibrios que esta consulta pueda generar en las aulas. Muchos docentes y directores han señalado que la consulta no resuelve ningún problema real, sino que podría generar confrontaciones entre familias y dentro de los propios centros. En algunos casos, explican, si los resultados de la consulta son desiguales dentro de una misma aula, los estudiantes que hayan elegido un idioma diferente podrían verse obligados a estudiar en el idioma elegido por la mayoría, lo que afectaría la equidad educativa.

¿Qué depara el futuro?

El futuro de la consulta dependerá de la respuesta de las familias y de los tribunales. Si el proceso avanza, será interesante ver cómo las decisiones de las familias afectan la organización de las aulas y la distribución de la enseñanza en las distintas lenguas. Sin embargo, lo que es evidente es que este proceso ha puesto en evidencia las divisiones que existen en la Comunitat Valenciana sobre la enseñanza de las lenguas cooficiales.

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