Agosto ha traído un pequeño respiro, pero nada que calme de verdad el bolsillo de los inquilinos. Según el Índice Inmobiliario de Fotocasa, el precio del alquiler en la Comunitat Valenciana bajó un 1,9% respecto a julio. Eso sí, si echamos la vista a un año atrás, la foto es muy distinta: un 10,5% más caro, hasta alcanzar los 13,68 euros por metro cuadrado. Traducido a un piso medio de 80 metros, significa pagar 1.094 euros al mes, 104 euros más que hace solo doce meses.
María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, lo resume en una frase: se han producido “incrementos muy significativos” desde 2022. Y, aunque agosto se haya notado más suave, todo apunta a una cuestión coyuntural: un mes vacacional, con la demanda relajada, que se reactiva con fuerza nada más llegar septiembre.
El verdadero problema, apunta Matos, no está en la estacionalidad, sino en el fondo del mercado. Un “desajuste estructural” donde cada vez hay menos pisos en alquiler y, en paralelo, más gente que busca uno. Una ecuación que solo puede acabar en lo que ya vemos: precios disparados.
En este artículo repasamos con detalle cuánto han subido los precios, qué municipios lideran los incrementos, cuáles son las ciudades más caras y por qué el alquiler compartido se está convirtiendo en la opción de muchos valencianos.
La Comunitat Valenciana entre las regiones que más encarecen el alquiler
La Comunitat Valenciana no está sola en esta escalada, aunque sí aparece en la parte alta de la tabla. En el último año, todas las comunidades autónomas han visto cómo subía su precio interanual en agosto. Y, seis de ellas, lo han hecho por encima del 10%.
Las comunidades con mayores subidas interanuales son:
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Cataluña: +22,1%
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Aragón: +15,8%
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Castilla-La Mancha: +15,0%
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La Rioja: +11,5%
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Andalucía: +10,7%
- Comunitat Valenciana: +10,5%
En términos absolutos, los precios más altos siguen estando en Madrid (21,64 €/m²), Cataluña (20,59 €/m²) y Baleares (19,10 €/m²). Por detrás, el País Vasco (17,24 €/m²) y Canarias (15,02 €/m²) completan el top cinco. La Comunitat, con 13,68 €/m², se queda en la sexta posición, a medio camino entre la tensión del norte y los precios más relajados de territorios como Extremadura (7,25 €/m²) o Castilla-La Mancha (8,13 €/m²).
La brecha es evidente: mientras en Madrid un alquiler medio puede superar fácilmente los 1.700 euros, en buena parte de Castilla-La Mancha apenas llega a los 650.
Valencia, Alicante y Castellón: provincias en tensión
El mapa provincial tampoco deja dudas: en València, Alicante y Castellón los precios no han parado de crecer. La provincia de València lidera la subida con un 10,8% y un precio medio de 15,35 €/m². Alicante no se queda atrás, con un +10,5% y 12,43 €/m². Y Castellón, aunque algo más contenida, también escala un 9,6% hasta los 9,55 €/m².
En los municipios la presión se multiplica. Moncada es un ejemplo extremo: sus alquileres son hoy un 56,9% más caros que hace un año. Sagunt (+30,2%), Xàbia (+29,6%), Moncofa (+29,3%) o Elx (+28%) muestran que el fenómeno no es puntual, sino generalizado.
Y cuando hablamos de precios absolutos, el retrato es igual de gráfico. Las localidades más caras son:
- Alboraia: 17,74 €/m²
- València capital: 16,41 €/m²
- Benidorm: 16,38 €/m²
- Xàbia: 16,35 €/m²
En el otro extremo, los municipios más asequibles resisten con precios que recuerdan a otra época:
- Alcoi: 7,06 €/m²
- Elda: 7,24 €/m²
- Ontinyent: 7,25 €/m²
- Benicarló: 7,74 €/m²
- Vinaròs: 7,97 €/m²
Crece el mercado de habitaciones: una alternativa forzada
Lo que hasta hace poco era un recurso estudiantil se ha convertido en una solución de supervivencia. La Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval) confirma que la demanda de habitaciones en alquiler ha explotado. Hoy, en València, una habitación en un piso compartido cuesta entre 350 y 500 euros.

La presidenta de Asicval, Nora García, explica que el perfil ha cambiado. Ya no son solo estudiantes. Son trabajadores desplazados, personas que superan los 35 años, incluso parejas, quienes se ven obligados a compartir techo porque no pueden asumir un piso entero.
A esta nueva dinámica se suman las restricciones a los pisos turísticos, que han empujado a muchos pequeños inversores a reconvertir viviendas en habitaciones de alquiler. Una rentabilidad alta y un marco legal más difuso hacen el resto. El resultado: la oferta crece, pero no como vivienda habitual, sino como este formato compartido que, pese a todo, sigue resultando más asequible que alquilar un piso completo.
Un reto pendiente: aumentar la oferta de vivienda en alquiler
El diagnóstico es claro: falta vivienda en alquiler. Y mientras tanto, los precios no dejan de subir. Desde Asicval reclaman medidas fiscales, seguridad jurídica y un marco estable que anime a los propietarios a poner sus pisos en el mercado. En definitiva, un pacto de Estado por la vivienda que garantice continuidad y dé oxígeno a un mercado que asfixia.
Lo que ocurre en la Comunitat Valenciana no es una excepción, sino un reflejo del pulso nacional. Cada mes hay más gente buscando piso y cada mes hay menos opciones reales a su alcance. Y aunque agosto haya dado un respiro, septiembre ya asoma con la incógnita de si volverá a encender la mecha del encarecimiento. Una incógnita que muchos analistas consideran ya un hecho casi inevitable.