Valencia celebra el Día Mundial de la Tapa con un homenaje a la cocina local en el Trinquet de Pelayo

La tapa, protagonista de un acto que reivindica la gastronomía valenciana como motor cultural y económico

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Valencia celebró ayer el Día Mundial de la Tapa convirtiendo el histórico Trinquet de Pelayo en un escaparate de su riqueza gastronómica. El emblemático recinto, símbolo de la tradición local, acogió un acto que puso el acento en la tapa como expresión de identidad cultural y motor de atracción turística.

El Bunyol de l’Albufera, creado por el chef Pablo Margós del Grupo Gastro Trinquet, fue el gran protagonista de la jornada. Este bocado, elegido como la mejor tapa del certamen Tapas d’Ací 2025, rinde tributo al paisaje y a la memoria culinaria de l’Albufera. Inspirado en el tradicional all i pebre de anguila, el buñuelo condensa en un solo mordisco la esencia de uno de los entornos más emblemáticos de la ciudad.

Tal y como señaló el propio Margós, se trata de un sabor “que forma parte de la memoria de Valencia, al mismo nivel que la paella, el arroz al horno o el puchero, aunque quizás menos conocido”. La propuesta incluyó un maridaje con vinos de proximidad, reforzando el compromiso del grupo con el producto local.

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Bunyol de l'Albufera

La jornada contó con la participación de un centenar de personas y ha incluido un coloquio en el que representantes de la hostelería y del turismo han reflexionado sobre el papel de la gastronomía como motor económico y seña de identidad.

Paula Llobet, concejala de Turismo del Ayuntamiento de Valencia, subrayó la fuerza de la cocina local como elemento diferenciador en la estrategia turística de la ciudad: “La gastronomía es un motivo creciente por el que muchos visitantes eligen Valencia”, afirmó, destacando también su contribución a la sostenibilidad y al arraigo en el territorio.

Por su parte, el director general de Turismo de la Generalitat, Israel Martínez, defendió el valor de la tapa como símbolo local capaz de conectar con el entorno más próximo: “La tapa nos dice en qué lugar estamos, en qué pueblo o barrio, y nos ayuda a diversificar y desestacionalizar el turismo”, explicó.

Desde el sector hostelero, Manuel Espinar, presidente de la Federación de Hostelería de Valencia, ha recordado cómo la tapa ha pasado de ser una propuesta informal a convertirse en un icono de la gastronomía española. En la misma línea, José Almeida, presidente de Hostelería de España y vicepresidente de Saborea España, puso en valor la singularidad de este producto y la necesidad de seguir apostando por los pequeños bares como parte del patrimonio cultural y gastronómico.

La secretaria de Estado de Turismo, Rosario Sánchez, culminó el acto poniendo en relieve la carga simbólica de la tapa: “Es una palabra sin traducción y con un significado inmenso, capaz de representar un país entero y de atraer a millones de visitantes”, expresó.

El Trinquet de Pelayo se convirtió en el punto de unión de la gastronomía, la tradición y el territorio. El objetivo era claro: reivindicar los sabores valencianos, sus raíces y su capacidad de innovar sin perder la esencia.

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