Hoy martes 29 de abril se cumplen seis meses desde que una DANA dejó una huella devastadora en la Comunitat Valenciana y la zona cero continúa luchando por recuperar su pulso económico y social. Cámara Valencia ha elaborado un informe de recuperación económica, que desvela una realidad desigual y compleja: si bien se han dado pasos hacia la normalidad, la recuperación avanza a distintas velocidades según el sector y el territorio.
Industria: dificultades en los principales polos económicos
Uno de los sectores más golpeados ha sido el industrial, debido a la alta densidad de empresas manufactureras en los municipios afectados. El informe señala que la recuperación industrial es heterogénea: mientras algunas zonas han conseguido niveles de producción similares a los de antes del desastre, otras aún lidian con instalaciones inutilizadas y maquinaria pendiente de sustitución.
Los polígonos industriales de Albal, Alfafar, Algemesí y Sedaví presentan una recuperación muy lenta, con empresas que todavía no han podido reanudar la producción a pleno rendimiento. Muchas de ellas, pymes con recursos limitados, están haciendo frente a costosos procesos de reparación que ralentizan su actividad.
En cambio, polígonos clave como Riba-roja, Chiva, Cheste, Quart de Poblet y Catarroja muestran una recuperación sólida, evidenciada en niveles de consumo energético similares a los de un año antes, uno de los indicadores más fiables del retorno a la actividad industrial.

Un aspecto destacado en el informe es la resiliencia del empleo. A pesar de las pérdidas materiales, muchas empresas optaron por mantener sus plantillas, apoyándose en la activación temprana de ERTES por fuerza mayor. Esta decisión estratégica evitó un colapso en el mercado laboral y permitió preservar la renta de cientos de trabajadores.
A nivel local, los datos de afiliación a la Seguridad Social confirman esta disparidad. Municipios con fuerte peso industrial como Ribarroja del Turia, Quart de Poblet o Catarroja han registrado importantes aumentos de empleo, mientras que localidades más pequeñas como Albal (-2,8%), Alfafar (-1,3%), Massanassa (-2%) y Sedaví (-24%) han visto mermado su tejido laboral industrial, lo que podría tener implicaciones a largo plazo si no se aplican políticas específicas de apoyo.
Comercio minorista y servicios: el corazón económico que aún no late al 100%
La recuperación del comercio minorista y los servicios locales avanza con más dificultades. Según los datos recogidos en el informe, el 30% de los locales comerciales que estaban abiertos antes de la DANA siguen cerrados seis meses después. Aunque los primeros meses tras la catástrofe se caracterizaron por una rápida reapertura de negocios, el ritmo ha disminuido notablemente desde febrero.
Los datos de Caixabank Research, basados en la actividad de los TPV, revelan que el gasto con tarjetas en la zona cero continúa siendo un 10% inferior al del mismo periodo del año anterior. Esto refleja una menor actividad comercial, tanto por parte de los negocios como del consumo ciudadano.
El informe de la Oficina PATECO del Consejo de Cámaras aporta más detalles: el 27% de los negocios a pie de calle todavía están cerrados, y un 7,5% están en obras. Solo el 65,5% ha logrado reanudar la actividad. Los comercios más afectados son los de pequeño tamaño, especialmente aquellos gestionados por autónomos, que enfrentan serias dificultades para cubrir los gastos de reparación, reposición de inventarios y reactivación de sus operaciones.
Por sectores, el comercio minorista sigue siendo el más castigado, con cerca del 40% de locales aún inactivos. Le sigue la hostelería y el ocio, donde uno de cada tres establecimientos permanece cerrado, y las actividades de primera necesidad, como peluquerías, clínicas, centros educativos y pequeños servicios sanitarios, con un preocupante 22% sin actividad.

Turismo: a la espera de la reactivación
En el ámbito turístico, la DANA provocó un parón significativo, especialmente en los municipios del interior, donde el turismo representa una fuente clave de ingresos. A día de hoy, aunque se ha recuperado una parte de la actividad, el informe señala que muchas rutas turísticas siguen cerradas y que aún existen entornos naturales dañados que no han sido rehabilitados.
La falta de accesibilidad, la pérdida de infraestructura turística y el impacto sobre el paisaje natural están dificultando la vuelta del turismo Las administraciones locales trabajan en planes de recuperación, pero se necesitan inversiones adicionales para restaurar caminos, señalización y espacios recreativos que fueron arrasados por el agua.
Educación y juventud: el desafío invisible
Más allá de la economía, el informe y las ONG implicadas en la recuperación alertan sobre el grave impacto de la DANA en el sistema educativo. Según datos de Ayuda en Acción y Save the Children, unos 40.000 niños y adolescentes vieron interrumpida su escolarización tras el desastre. A día de hoy, muchos continúan en barracones o en centros provisionales, con clases a medio gas y sin los recursos suficientes.
La organización Ayuda en Acción está trabajando en proyectos de continuidad educativa y de apoyo socioemocional, dirigidos especialmente al alumnado en situación vulnerable. El objetivo es evitar que las consecuencias del desastre deriven en un incremento del abandono escolar, fenómeno que suele agudizarse en contextos de crisis prolongada.
Save the Children, por su parte, recuerda que más de 70.000 menores viven en la zona cero, muchos de ellos en viviendas insalubres o hacinadas. Esta situación no solo afecta al rendimiento escolar, sino también a la salud mental de la infancia. Entre los síntomas detectados, destacan el miedo a la lluvia, ansiedad, insomnio, e incluso episodios depresivos entre adolescentes.
Ante esta situación, Save the Children ha puesto en marcha siete espacios seguros para la infancia en los municipios más afectados, donde los menores reciben apoyo psicológico, social y educativo, además de participar en actividades creativas, deportivas y recreativas en un entorno protegido.
El informe también advierte sobre el grave déficit de vivienda digna en la zona cero. Más de 75.000 viviendas resultaron dañadas, y muchas familias todavía viven en condiciones precarias. Estas condiciones también repercuten en la salud mental de la población. La exposición prolongada al estrés, la inestabilidad residencial y la incertidumbre sobre el futuro están afectando especialmente a niños, niñas y adolescentes. Por ello, las ONG reclaman un refuerzo urgente de los servicios de salud mental infanto-juvenil.

Conclusión: reconstruir más allá del cemento
El informe de Cámara Valencia deja claro que, aunque se han dado pasos importantes, la recuperación no puede darse por concluida. La zona cero de la DANA sigue necesitando recursos, coordinación y políticas específicas para evitar que los efectos de la catástrofe se cronifiquen en forma de desigualdad, pobreza y abandono.
La reconstrucción no solo implica restaurar calles, fábricas o comercios. También requiere cuidar a las personas, proteger a la infancia, y garantizar una educación de calidad. Solo así la Comunitat Valenciana podrá superar definitivamente uno de los capítulos más duros de su historia.