La edad aumenta el riesgo de desarrollar anticuerpos erróneos y sufrir COVID-19 grave

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EnfermoCovid
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Un estudio internacional con participación del CSIC revela que la probabilidad de desarrollar anticuerpos erróneos o 'autoanticuerpos' que atacan al propio sistema inmunitario aumenta con la edad y constituye un factor de riesgo para desarrollar COVID-19 grave.El trabajo, publicado en 'Science Immunology', determina que el 20% de pacientes de más de 80 años con COVID-19 grave desarrollan anticuerpos contra el interferón de tipo I, un grupo de 17 proteínas cruciales para la protección de las células contra el SARS-CoV-2, lo que provoca que el sistema inmunitario de estos enfermos más vulnerables tenga menos capacidad de defensa frente a la infección.Los resultados podrían permitir que se identifique a las personas con riesgo de sufrir una infección grave y el desarrollo de tratamientos personalizados, explica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.En trabajos anteriores, publicados en la revista 'Science' en 2020 por el mismo grupo del consorcio internacional COVID Human Genetic Effort, observaron que existe un 10% de pacientes afectados de COVID-19 grave que tienen 'autoanticuerpos' neutralizantes capaces de anular la función del interferón y dificultar la defensa del organismo en caso de infección.El nuevo estudio refuerza este hallazgo y lo amplía, ya que muestra una mayor frecuencia de 'autoanticuerpos' en personas de edad avanzada y aporta evidencias de que ya existían antes de la infección. "En personas que no han padecido COVID-19 se observa el mismo patrón; es decir, mayor frecuencia de personas con 'autoanticuerpos' en los grupos de mayor edad", explica Jordi Pérez-Tur, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC) y uno de los autores junto a Anna Planas, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC).Con la edad se incrementa el número de anticuerpos 'erróneos' que bloquean la respuesta inmune mediada por la vía del interferón de tipo I, por lo que estos pacientes no pueden hacer frente a la infección por SARS-CoV-2. De hecho, apunta el especialista, tener estos 'autoanticuerpos' podría ser un indicador de mal pronóstico frente a la COVID.

MAYOR SUSCEPTIBILIDAD DE LOS HOMBRES A LA COVID-19 GRAVE

Este trabajo se suma a otro también publicado en 'Science Immunology' en el que el mismo equipo halló variaciones genéticas en otro gen relacionado con el interferón, el TLR7, que podría contribuir a explicar la mayor susceptibilidad de los hombres a la COVID-19 grave.TLR7 es una molécula que también está implicada en la vía de la inmunidad innata por la que se induce la expresión de interferón en presencia de moléculas de ARN vírico. Se da la circunstancia de que TLR7 se localiza en el cromosoma X, del que los hombres disponen de una sola copia.Por tanto, "dado que las mujeres disponen de dos copias del gen, y que las variantes encontradas son muy poco frecuentes --aclara Pérez-Rut--, si una mujer tiene una copia correcta y otra incorrecta podrá producir proteína que funcione adecuadamente y tendrá una mejor respuesta frente a la infección".En una población de 1.202 hombres, el trabajo identifica la presencia de variantes genéticas raras que conducen a una deficiencia funcional de TLR7. Estas variantes se encontraron en el 1,8% de pacientes menores de 60 años con COVID-19 grave, pero no en ninguna de las 331 personas estudiadas infectadas por SARS-CoV-2 que eran asintomáticas o presentaban síntomas muy leves.Estos resultados se suman a otros que muestran la importancia "crítica" de la integridad de la respuesta del interferón de tipo-I para hacer frente a la infección por SARS-CoV-2 y abre la vía al desarrollo de terapias dirigidas a la eliminación de estos autoanticuerpos o de tratamientos con interferón tipo-I específicos contra la enfermedad.Además del IIBB-CSIC y el IBV-CSIC, participan en este proyecto el Hospital Clínic/IDIBAPS y el Sant Pau de Barcelona. El trabajo se enmarca en el proyecto INMUNGEN-CoV2 del CSIC, financiado por donaciones, con el objetivo de identificar el riesgo individual a desarrollar formas graves de COVID-19, descubriendo las moléculas implicadas en ella y, a partir de esos hallazgos, potenciales tratamientos.

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