El Botànic se despide del trinquet

Ocho años después, el gobierno de PSPV, Compromís y Podem cuelga los guantes en la gestión de la pilota valenciana

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El trinquet mira al futuro - Funpival
El trinquet mira al futuro - Funpival

Ocho años después, el Botànic se ve obligado a colgar los guantes. Al menos, hasta las próximas elecciones autonómicas. El gobierno valenciano conformado por PSPV-PSOE, Compromís y Podemos, con una conselleria de Educació, Cultura y Esport comandada por el partido valencianista, se despide así de la pilota valenciana, donde el peso de las ayudas públicas es notable, sensible y decisivo. Lo hace con luces y sombras en su gestión, con quinzes de mérito combinados con errores evidentes.

La partida para el Botànic arrancó con una jugada ganadora. En los primeros meses de legislatura se tomó una medida primordial para la pelota profesional y sus aficionados: la salvación del trinquet Pelayo de València. Era final de 2015 y, con un Consell y unas Cortes acabadas de formar, la apuesta política del momento fue evitar el cierre de la "catedral" mediante un acuerdo con el empresario valenciano José Luis López. Él fue quién se hizo cargo de la adquisición y remodelación del trinquet por más de 600.000 euros. A cambio, las instituciones públicas valencianas (Generalitat, Ajuntament de València y Diputació de València) se comprometían a recomprar el trinquet en un periodo de cinco años. La figura de Enric Morera, reconocido aficionado de la vaqueta, fue trascendental. Aun así, el tiempo ha pasado y la Conselleria, a pesar de que ha presupuestado (e incluso anunciado) la adquisición de la instalación en varias ocasiones, no ha sido capaz de cerrar un acuerdo con López para ejecutar la operación. La prometida fue que en 2020 Pelayo sería del pueblo valenciano, pero esto encara no ha sido posible.

Por otro lado, la reapertura en 2018 de la radiotelevisión pública valenciana, rebautizada cómo À Punt, supuso una inyección de oxígen a las arterias mediáticas de la pilota. Sin un espacio propio ni regular a los medios de comunicación privados, la nueva televisión reabrió una ventana para la pilota que supuso el renacer de la visibilidad perdida. Ahora bien, el compromiso establecido con los gestores de la pilota fue la retransmisión de una partida por semana, un programa semanal y una noticia diaria. Por ahora, los informativos se hacen eco de la actualidad de la pilota de manera regular, pero el número de partidas ha ido reduciéndose cada año y no hay ningún programa específico de pilota desde 2019.

Otra de las luces que ha encendido el Botànic en la pilota valenciana es la creación de la Fundació por la Pilota Valenciana, oficialmente presentada en febrero de 2018. Después de años de gestión privada del mundo profesional de la mano de la empresa Vale Net, la idea fue crear una Fundación, sin ánimo de lucro, para maximizar la transparencia de las ayudas públicas, evitar problemas legales con las subvenciones y poder dar presencia a las instituciones públicas en el patronato. Además, la Fundación nació con el objetivo de ser un ente representativo de la pilota. De esta manera, en su patronato habría lugar para los jugadores, los trinqueters, los clubes, los patrocinadores, la Federació, gente vinculada a la pilota… Desde 2018, esta Fundación ha servido para mejorar y estabilizar las condiciones laborales y económicas de los jugadores profesionales de escala i corda y de raspall, a la vez que ha fortalecido las competiciones oficiales, haciendo más racional el calendario deportivo. Además, la Fundació ha sido indispensable para que el golpe de la pandemia no haya sido mortal para la pilota profesional.

Ahora bien, el Botànic se despide del mapa político valenciano con un agrio conflicto entre la Fundació y la Federació de Pilota Valenciana que parece irresoluble. La Fundación, que ha tenido cinco presidentes en cinco años y ha sufrido una fuerte reconversión en su patronato (a fecha 13 de junio no tenía representando efectivo de los jugadores, ni de los trinqueters, ni de los clubes, y cuenta con un representante de la Federació que se siendo excluido en la toma de decisiones) y la Federació (responsable de los clubes, las escuelas y las competiciones amateurs) han roto relaciones y han hecho públicas sus desavenencias en un intercambio de comunicados y acusaciones que ahora vive la calma de una guerra fría. El Botànic lo ha intentado, pero no ha sido capaz de posar paz. Era difícil.

De hecho, una de las razones de esta situación se debe de a la pilota femenina profesional. La intención de todos los agentes implicados ha sido, desde hace algunos años, profesionalizar las mejores jugadoras de raspall. Un hecho inédito e inimaginable hace solo una década. Aun así, el desacuerdo en el cómo y en quién tenía que encarrilar ese proceso ha supuesto uno de los detonantes que ha arrastrado a los políticos al escenario actual. De hecho, la Dirección General del Deporte, con Josep Miquel Moya al frente, trató de intermediar y proponer una solución "salomónica" para la profesionalización de las jugadoras, repartiendo el calendario deportivo de las pelotaris entre Fundación y Federación. Sin embargo, la Federación y las jugadoras se negaron a aceptarlo. Ahora, la realidad es que las pelotaris de élite, con un sueldo de la Federació, no pueden jugar en trinquets como Pelayo, gestionados por la Fundación. Una guerra tan estéril cómo inexplicable.

Otro de los frentes en el cual el Botànic no ha podido remontar la partida ha estado en algunas herencias envenenadas de los gobiernos anteriores. La Ciutat de la Pilota de Moncada, uno de los grandes disparates del PP, es un ejemplo. Las obras de esta ambiciosa infraestructura, que contemplaba canchas para todas las modalidades y otras instalaciones deportivas y administrativas, se iniciaron en 2004. De todo el que estaba proyectado solo existe ahora un trinquet en el cual no se juegan partidas profesionales y solo vale para entrenar o para las actividades del club de Moncada. De hecho, desde 2010 a 2016 se jugaron allí finales oficiales sin que hubiera licencia de actividad. Un sinsentido absoluto. Según algunos cálculos, faltarían entre 25 y 30 millones de euros para acabar la Ciutat de la Pilota de Moncada. Inasumible hoy en día. Con todo, la Generalitat botánica anunció la rehabilitación y la recuperación del trinquete de Moncada. Lo cierto es que no se ha vuelto a utilizar en partidas profesionales. En la misma línea, hay que recordar que el nuevo trinquet municipal de Gandia, borde diez años después, continúa bloqueado por problemas legales con su ubicación. Una obra interminable por culpa de un conflicto jurídico eterno.

Por otro lado, también es cierto que las políticas del Botànico han profundizado los últimos años en ayudas y subvenciones para la rehabilitación de trinquets e instalaciones de pilota valenciana, sobre todo desde las diputaciones. Gracias a esas políticas han sido muchos los ayuntamientos que han optado por municipalitzar sus trinquetes para poder, de la mano de los clubes, revivir la pelota en sus localidades, por ejemplo, gestionando nuevas escuelas de pilota. 

De hecho, una de las luces más potentes de esta era política de los últimos ocho años se ha enfocado en la base y la escuela. El programa Pilota a l'Escola ha sido fundamental para la difusión y proyección de la pilota en las aulas de los centros educativos valencianos, no solo de primaria sino también de secundaria. Una herramienta que, a pesar de que pide cambios y mejoras, ha sido muy efectiva para dar a conocer la pilota en rincones del territorio donde es menos conocida. En 2023, más de 42.000 estudiantes y borde 820 centros educativos habrán participado en Pilota a l'Escola. Las cifras son extraordinarias.

También hay que apuntar entre los "golpes ganadores" del Botànic, la regularización de las apuestas en los trinquets, un punto complicado de abordar que reclama el consenso entre todos los actores implicados, en especial los trinqueters, y que supone el visto bueno de los técnicos de conselleria como la de Hacienda. Acabar con el dinero negro en la pilota es un paso adelante mayúsculo para un deporte que quiere ser moderno.

Finalmente, también hay que remarcar otras jugadas de mérito como la creación de la Cátedra de Pilota Valenciana con la Universitat de València, una entidad que ha servido para apoyar, canalizar y dinamizar los proyectos, los estudios, las publicaciones y todas las actividades vinculadas a la pelota valenciana, así como el apoyo económico y logístico para la celebración del último Mundial de Pelota a Mano a la ciudad de Alzira, en el cual participaron una veintena de selecciones de todo el mundo.

Por el contrario, PSPV y Compromís no se han puesto de acuerdo la hora de pedir (o exigir) que la pilota sea reconocida por el Estado (por el Consejo Superior de Deportas) como un deporte. Mientras los valencianistas lo pedían en Madrid con la nueva ley del Deporte, los socialistas votaban en contra en una decisión que cuesta explicar, sobre todo porque el exministro del ramo, José Manuel Rodríguez Uribes, socialista, hizo guiños a la pilota en varias ocasiones, aunque sin comprometerse a nada.

El Botànic se despide de la pilota después de una carrera de ocho años, con luces y sombras. Su izquierda cede el relevo a la derecha del nuevo gobierno del PP y Vox. Un nuevo jugador entra en la cancha y el trinquete respira expectante. Acaba un quinze y empieza otro. La partida continúa.

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