A medida que la vivienda se convierte en uno de los ejes más sensibles del debate público, el último barómetro municipal del Ayuntamiento de València acerca de esta temática pone cifras concretas a lo que ya intuía gran parte de la ciudadanía: el acceso a una vivienda digna y asequible se ha convertido en un problema estructural. Las conclusiones del estudio, basado en una muestra de 2.300 entrevistas, reflejan de forma clara cuáles son los mayores retos residenciales para los vecinos y vecinas de la ciudad.
Los precios, las barreras de emancipación, la percepción sobre las políticas públicas y el estado del parque habitacional forman parte de un ecosistema complejo que condiciona la calidad de vida de miles de personas en València. ¿Qué preocupa exactamente a los valencianos y valencianas? ¿Y qué esperan que se haga al respecto? Las respuestas, extraídas directamente del informe, no dejan lugar a dudas. Te lo contamos todos:
El precio de la vivienda, una losa para la ciudadanía
Para un 47,4 % de la población encuestada, los precios altos de compra y alquiler son el mayor problema vinculado a la vivienda. Esta preocupación supera ampliamente al resto de factores, y se convierte en el tema que más inquieta a título personal a los ciudadanos. Muy por detrás, aunque también a tener en cuenta, se encuentran cuestiones como la dificultad de emancipación (5,6 %), la subida de intereses hipotecarios (4,3 %) o la escasez de vivienda pública (3,3 %).
Esta percepción también se traslada al análisis del entorno residencial. Según el barómetro, un 75,1 % de la población considera que el precio de los alquileres en su barrio es un problema muy importante, y un 71,2 % opina lo mismo sobre los precios de venta. En ambos casos, menos del 3 % cree que estos precios no son relevantes.
A nivel personal, los pagos mensuales reflejan también esta carga económica: el 28,2 % de quienes pagan alquiler o hipoteca destina entre 601 y 800 euros al mes, y un 11,9 % supera los 800 euros. Solo el 16,7 % declara pagar entre 201 y 400 euros, una franja cada vez más minoritaria. Además, un 28,4 % afirma que el precio ha subido respecto al año anterior.
En este contexto, no sorprende que un 85,1 % de los encuestados considere que la compra es una opción mejor que el alquiler, aunque los obstáculos económicos dificultan cada vez más que esta preferencia se materialice.
Vivir en València: emancipación difícil y cambios por necesidad
Otro de los datos más significativos del barómetro es que un 19 % de los ciudadanos de València sigue viviendo en casa de sus padres o tutores. De entre quienes se han emancipado, el 43,1 % lo hizo entre los 23 y los 27 años, mientras que un 13,2 % lo hizo ya pasados los 28. Solo un 5 % logró independizarse antes de los 18 años.
Este retraso en la emancipación encuentra su reflejo en los motivos que llevan a cambiar de vivienda. Entre quienes se han mudado en los últimos 10 años (un 27,4 % del total), la razón más mencionada fue encontrar un alquiler más barato (27,1 %). También se destacaron motivos como el deseo de independencia (18,6 %), la mejora de calidad de vida (13 %) o causas laborales y de estudio (9,5 %).
Además, el 72,5 % de los encuestados afirma vivir en su propia casa (en propiedad o alquiler), pero no siempre en condiciones adecuadas: un 20,4 % declara que su hogar presenta goteras, humedades o grietas, y un 12,6 % sufre problemas con cerramientos, como puertas y ventanas en mal estado.
Como se puedo ver, estas cifras revelan que el parque residencial no solo presenta retos económicos, sino también estructurales que afectan directamente al bienestar de quienes lo habitan.
Fomentar el alquiler, la solución según los ciudadanos
La ciudadanía de València no solo identifica los problemas, sino que también muestra un amplio consenso en torno a las soluciones. El apoyo a las medidas públicas de fomento del alquiler es prácticamente unánime: el 94,2 % está a favor o muy a favor de que las administraciones aumenten el parque de vivienda pública de alquiler.
Medidas como la construcción o rehabilitación de viviendas con fines de alquiler (93,4 % de apoyo), el aumento de la seguridad jurídica para los arrendadores (93,7 %) o las ayudas directas al pago del alquiler (90,6 %) reciben también un fuerte respaldo. Lo mismo ocurre con las desgravaciones fiscales, tanto para propietarios como para inquilinos.
Estos datos ofrecen un mapa claro: la ciudadanía desea que el sector público actúe, y lo hace desde una posición mayoritaria que trasciende posiciones ideológicas.

La economía de los valencianos: costes de vida y esfuerzo económico
Más allá de los pagos de alquiler o hipoteca, los hogares valencianos enfrentan un esfuerzo económico considerable. Un 29,5 % considera que se necesitan al menos entre 1.500 y 2.000 euros mensuales para llegar a fin de mes, y otro 19,9 % sitúa ese umbral entre los 2.001 y 2.500 euros. Solo un 5,4 % cree que se puede vivir con menos de 1.000 euros.
En cuanto a los principales gastos del hogar, excluyendo la vivienda, el 68,1 % sitúa en primer lugar la alimentación. Le siguen los gastos de suministros (agua, electricidad, gas...) con un 24,1 %. Estos se convierten, además, en el segundo gasto más importante para el 52,2 % de las personas encuestadas.
Pese a este contexto, la mayoría afirma poder mantener ciertos niveles de consumo básico. Eso sí, sin alardes: un 63,8 % dice que podría afrontar un gasto imprevisto de 650 euros, y un 67,9 % se permite al menos una semana de vacaciones al año.
En este sentido, el esfuerzo económico es alto, pero la mayoría de hogares logra mantener cierto margen de bienestar. Aun así, y cómo se ha reflejado a lo largo del artíuclo los datos del barómetro evidencian una situación tensa, donde el precio de la vivienda actúa como principal factor de desequilibrio.