La Plaza del Ayuntamiento de Valencia se prepara para iniciar una de las transformaciones urbanas más profundas de las últimas décadas, un rediseño que aspira no solo a renovar el espacio más simbólico de la ciudad, sino también a devolverle una identidad que, según el gobierno municipal, se había diluido entre intervenciones parciales y estéticas poco coherentes. La presentación del anteproyecto de reurbanización integral - firmado por el arquitecto Miguel del Rey y su equipo - marca el inicio de una nueva etapa en el centro neurálgico de la capital valenciana.
La alcaldesa, María José Catalá, se reunió ayer con el equipo redactor para conocer en detalle el documento, que ahora pasará a la fase de informes por parte de los distintos servicios municipales. Durante la presentación, la primera edil resumió con contundencia la filosofía del proyecto:
La ciudad debía reconocerse a sí misma. No queríamos una plaza franquicia, sino una plaza que solo pudiera existir en Valencia
El anteproyecto prevé una intervención que supera los 38.000 metros cuadrados – es decir, un espacio equivalente a más de cinco campos de fútbol urbanos – donde su aumentarán de manera significativa la presencia vegetal y las zonas permeables. La propuesta duplica el número de árboles, incrementa las áreas de sombra y dobla también la superficie drenante. Además, amplía los bancos y las zonas de estancia para que la plaza funcione como un gran espacio público pensado para el disfrute diario de los ciudadanos.

Una elipse que evoca el antiguo mercado de flores
Para compatibilizar las obras con el calendario festivo, el proyecto se divide en cuatro fases, siendo la primera de ellas la zona central. La principal novedad es la sustitución del actual espacio poligonal - donde se realizan las mascletàs y castillos de fuegos - por una gran elipse, una forma que remite directamente a la geometría planteada por el arquitecto Javier Goerlich en el histórico mercado de las flores.
Esta forma mantendrá prácticamente intacta la superficie destinada a los espectáculos pirotécnicos (2.209 m² frente a los 2.211 m² actuales), garantizando así la continuidad del calendario fallero en el corazón de la ciudad. Su acabado será singular, combinando variaciones en el tono del granito y formas volátiles en el adoquín que evocan el movimiento de los “volaorets”. Esta solución no solo aporta identidad visual, sino que evita superficies uniformes donde las huellas del fuego puedan deteriorar estéticamente el pavimento con el paso del tiempo.
La plaza funcionará como un gran espacio peatonal de plataforma única, sin desniveles, pavimentado con piezas de alta calidad y con un diseño pensado para reforzar el valor arquitectónico del entorno. El arbolado será caducifolio y de altura controlada, permitiendo la sombra en las zonas de estancia sin ocultar la presencia de los edificios emblemáticos de la plaza.
Una subplaza mediterránea y un jardín con mirada al pasado
Otro de los espacios más llamativos del proyecto es la subplaza proyectada junto al edificio de Correos, futuro hogar de la sede europea de la Hispanic Society y del museo de Sorolla. Este espacio tendrá un solado y un arbolado propios, con un diseño que evocará los paisajes mediterráneos tan presentes en la pintura del artista valenciano.
La zona de la fuente ornamental y el entorno de María Cristina también experimentará una metamorfosis. El anteproyecto recupera la memoria del histórico Jardín de San Francisco, creando un gran jardín naturalizado en forma de isla vegetal, regado por el Braç d’En Roca, uno de los cauces históricos que articulan el sistema hidráulico tradicional de la ciudad.

La fuente monumental actual se integrará en este espacio, y el jardín contará con un nuevo manantial que reforzará el protagonismo del agua en el conjunto. El jardín estará delimitado por bancos de piedra que permitirán sentarse, y mantendrá la escultura de Francesc de Vinatea, una pieza clave del patrimonio cívico valenciano.
Vías peatonales
El proyecto contempla también la reforma de dos de las vías más importantes que convergen en la plaza. Por un lado, la calle San Vicente Mártir norte, entre la plaza y la calle Reina, se convertirá en una plataforma continua que amplía el paso para peatones. El espacio entre fachadas y arbolado se reservará exclusivamente al tránsito de personas, manteniendo un andén adicional entre la línea de árboles y el vial.
Por su parte, Marqués de Sotelo se configura como un bulevar contemporáneo, con amplias zonas de estancia, aceras más generosas y plataforma única que permitirá el paso de vehículos. Su pavimento replicará el acabado de la plaza mediante grandes losas de granito, unificando estéticamente el recorrido entre San Vicente–María Cristina y la calle Xàtiva, desde la Plaza de la Reina hasta la Estación del Norte.

En palabras de Catalá, el gobierno municipal busca realzar la identidad propia de la Plaza del Ayuntamiento, respetando los usos festivos como las Fallas y el valor arquitectónico del espacio. “La ciudad debe reconocerse a sí misma, los valencianos debemos reconocer nuestra ciudad y acabar con la amalgama de diseños de los últimos años que no correspondían a una identidad propia y única, y la plaza principal de esta ciudad debe ser su emblema, la joya de la corona del Plan Valentia”, decreta la alcaldesa.