“Los alumnos de educación especial necesitan la vuelta a la rutina, pero echan de menos el contacto en el resto de compañeros”

La tornada a escola ha sigut difícil a causa de les mesures de restricció de l’expansió del Coronavirus però ho ha sigut “més per a l’educació especial”

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Ya han pasado siete días desde que empezaron las clases del curso 2020-2021. Contra viento y marea, y con muchas dudas e incertidumbres, el nuevo curso solar ya ha empezado en un entorno incomparable a otra época. Ha sido difícil para todos alumnos, como también para profesores y padres. No obstante, las nuevas rutinas afectan de una forma diferente a un colectivo: la educación especial. El distanciamiento social, el uso de la mascarilla, el lavado constante de manos… ¿Cómo se ha adaptado la educación especial a la pandemia del Covid-19? Solo en la ciudad de València hay 2.300 matriculados en educación especial. València Extra ha hablado con el CEIP Raquel Payá de València para que expliquen cómo ha sido el cambio.

Concretamente, este centro tiene a ocho alumnos en la Unidad Específica de Comunicación y Lenguaje conocida como Aula CYL. Estas son unidades de educación especial ubicadas en centros ordinarios que, con carácter experimental, están destinadas a dar una respuesta educativa adecuada a las necesidades específicas de los niños y niñas con Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo (T.L.M.) o con Trastornos Generalizados del Desarrollo (T.G.D.). En el caso del Colegio Raquel Payá, los alumnos de educación especial padecen el trastorno del espectro autista.

Estos alumnos y alumnas no pueden compartir la educación general que se imparte en el resto de alumnado, aún con las adaptaciones curriculares pertinentes. En algunos casos, se puede compartir una parte concreta del mismo… Pero con el Covid-19, cualquier modelo de integración se ha visto interrumpido.

"Emocionalmente necesitan venir al colegio porque para ellos es muy beneficioso tener una rutina", Trinidad García, directora del CEIP Raquel Payá.

En este caso, los ocho alumnos se han dividido en dos grupos burbuja para que, en caso de que alguien de positivo, el contagio no se extienda en todos los integrantes. Los profesores que interactúan con ellos son siempre son los mismos y van equipados con una protección especial. "Además de una mascarilla FP2, los profesores que están en educación especial llevan una pantalla de protección. Por el momento utilizábamos batas desechables, pero a partir de ahora tendrán dos batas lavables cada uno de ellos", cuenta Trinidad García, directora del centro. Y es que el colegio está inmerso en un plan desde hace años que lucha por reducir la huella de consumo en el planeta: "en este centro llevamos tiempo intentando reducir residuos y consolidarnos como centro sostenible. Poco a poco lo hemos ido adaptando, pero, con la implantación de medidas que frenen la expansión del Coronavirus, está siendo más complicado", explica la directora.

Para asegurar la desinfección del centro, el Ayuntamiento de València ha puesto a la disposición del colegio una limpiadora extra que va dos horas al día, además de las dos limpiadoras que tiene contratadas el centro a través de una empresa externa. "La limpiadora proporcionada por el Ayuntamiento repasa los baños de los alumnos, que en nuestro caso hay un baño por cada dos cursos, y además, desinfecta las aulas de educación especial mientras que están en el recreo", aclara García.

En la hora del patio, los alumnos del CYL tienen una zona establecida solo para ellos y el monitor, es el mismo que el del aula. En cuanto al servicio de comedor, "los alumnos de educación especial comen en sus propias aulas siempre con el mismo monitor y monitora, para minimizar riesgos, ya que son un grupo burbuja y no pueden interactuar con el exterior".

¿Qué supone para un estudiante con trastorno del espectro autista volver a clase?

"Emocionalmente necesitan venir al colegio porque para ellos es muy beneficioso tener una rutina. El problema de estar inmersos en una pandemia es que no podemos hacer las inclusiones que se recomiendan en otros grupos, por ejemplo, según la edad, y lo echan de menos". Por ejemplo, alguno de los alumnos son muy buenos en matemáticas y como tal, se juntan con el resto de alumnos de su edad, se relacionaban en el recreo. "Ahora tienen que estar en una especie de jaula constante".

Desde el centro reclaman que la vuelta al cole ha sido dura debido a las circunstancias especiales que este curso ha tenido y que sería de gran ayuda contar con una educadora más porque la educación especial requiere de una dedicación particular.

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