La cultura festiva de primer nivel se instaura en València

L'obertura dels espais públics o el foment del nostre patrimoni són algunes de les línies en les quals s'ha treballat des de l'àrea de Cultura Festiva

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La cultura festiva de la ciudad, sin duda, ha sido una de las grandes apuestas del Govern de la Nau. Y es que, en estos cuatro años, València no solo ha potenciado sus fiestas, local e internacionalmente, sino que ha trabajado para que adquieran el protagonismo que se merecen dentro de la ciudad, evolucionando también hacia la sostenibilidad, una de las señas de identidad de este gobierno del cambio.

Las Fallas son el claro ejemplo. Y es que a pesar del logro que supuso su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, desde la concejalía de Cultura Festiva del Ayuntamiento de València han impulsado otras muchas iniciativas que han contribuido a crear unas fiestas más abiertas y participativas.

Abrir el balcón a la ciudadanía para disfrutar de las mascletás, despolitizar la elección de la Falla Municipal, gracias a la elección de un jurado plural y diverso, o la apuesta por la sostenibilidad han sido algunas de las claves. De hecho, el alcalde de València y candidato por Compromís a revalidar, Joan Ribó, ya ha anunciado algunas medidas de futuro como ayudas económicas a las comisiones falleras para que los monumentos estén hechos con materiales más sostenibles; un mayor fomento de la cultura en los barrios; o un Festival Internacional de la Pirotecnia para potenciar, todavía más, un elemento característico de las celebraciones valencianas, como es la pólvora.

Sin embargo, no ha sido en el único ámbito en el que se ha trabajado. Y es que los museos también han formado una parte indispensable de esta legislatura. Así, gracias al esfuerzo invertido, el Museo de la Semana Santa Marinera, el Museo Fallero y el Museo del Corpus ya pueden alardear de haber sido reconocidos oficialmente por la Consellería de Cultura como museos de la Comunidad Valenciana.

Una buena noticia si se tiene en cuenta que esta titularidad permite a los museos festivos de la ciudad, que cada vez ganan más visitantes, acceder a subvenciones y ayudas públicas y de entidades. “Es una satisfacción que supone un impulso para promocionar las fiestas de València a través de los museos festivos de la ciudad”, explicaba entonces el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset.

Y esa promoción de la fiesta, la cultura y la tradición valenciana, pese a lo que los partidos de la oposición han querido difundir, no ha dejado de lado a las festividades religiosas, a las que todavía se les ha dado más protagonismo con actividades complementarias para, por ejemplo, proteger y difundir el valor patrimonial del Corpus valenciano o con el reparto de información acerca de San Vicente Ferrer.

Pero, si por algo se ha caracterizado el Govern de la Nau ha sido por la apertura de los espacios públicos a la ciudadanía. La celebración de la noche de fin de año en la Plaza del Ayuntamiento o acercar la Gran Fira son algunos de los ejemplos más destacados. De hecho, en tan solo una legislatura, la Gran Fira se ha consolidado como un importante motor económico, turístico, cultural y social para la ciudad, alcanzando una participación que, el año pasado, superó las 250.000 personas.

La cultura festiva de primer nivel se ha instaurado en la ciudad de València, otorgándole el papel que se merece, pues, además de la celebración, nuestras fiestas son sinónimo de identidad y tradición valenciana y, por supuesto, una de las piezas clave para dinamizar la economía local.

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