Flexiliving en Valencia: el nuevo modelo de vivienda que dispara precios y vacía barrios

El auge del alquiler flexible en la capital transforma el mercado inmobiliario y abre un debate sobre el futuro de la vivienda en la ciudad

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Un bloque de viviendas - Foto: GettyImages
Un bloque de viviendas - Foto: GettyImages

La proliferación del modelo conocido como flexiliving en la ciudad de Valencia está generando una creciente preocupación, sobre todo en el contexto inmobiliario actual, marcado especialmente por la subida constante de los precios del alquiler. Este sistema, basado en el alquiler temporal de viviendas amuebladas por periodos de entre uno y once meses, se ha multiplicado en los últimos años, atrayendo a grandes inversores y fondos inmobiliarios que ven en él una oportunidad de negocio altamente rentable.

Según datos recopilados por Compromís, actualmente existen en Valencia 21 edificios ya operativos bajo el modelo de flexiliving, con más de 1.100 plazas activas, y otros 12 proyectos en fase de desarrollo que sumarán 882 nuevas unidades. En total, se estima una inversión cercana a los 130 millones de euros, concentrada especialmente en zonas de expansión urbana como La Saïdia, Campanar, Poblats Marítims y Quatre Carreres.

Qué es el flexiliving y por qué preocupa

El flexiliving consiste en ofrecer pisos completamente amueblados para estancias medias orientados a perfiles como nómadas digitales, trabajadores temporales, estudiantes internacionales y turistas de larga estancia. A diferencia del coliving, que se enfoca en crear comunidad y suele ubicarse en el centro de las ciudades, el flexiliving se desarrolla principalmente en grandes complejos de más de 150 camas en barrios periféricos y sobre suelo terciario, funcionando en la práctica como apartahoteles encubiertos.

Aunque en apariencia se presenta como una alternativa flexible a los alquileres tradicionales o los hoteles, su auge está generando un efecto colateral que ya se nota en el mercado residencial. Y así lo afirmó el viernes pasado la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Papi Robles, quien asegura que,se trata de una modalidad de alojamiento que está acelerando la turistificación de los barrios, expulsando a los vecinos y disparando los precios del alquiler.

Uno de los principales efectos del flexiliving, según ha denunciado Compromís, es el incremento desmesurado de los precios del alquiler. En barrios como La Saïdia, el precio medio del flexiliving alcanza los 110,2 €/m², siete veces más que el valor medio del alquiler residencial (14,3 €/m²). En Poblats Marítims, esta diferencia se multiplica por cinco.

Además, la coalición denuncia la proliferación de “infraviviendas” de apenas 19 m², que serían ilegales en otras ciudades como Madrid, y que el gobierno local no solo permite, sino que promociona como una opción válida para vivir en Valencia.

Un modelo sin regulación concreta

Según documentos del propio consistorio, el Ayuntamiento está trabajando en una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para incorporar legalmente el flexiliving, identificándolo como “alquiler no vinculado a usos turísticos” en edificios de vivienda o alojamiento. Sin embargo, la inclusión de servicios comunes como limpieza o restauración lo haría encajar como uso terciario, es decir, similar al hotelero.

Compromís critica que esta medida, lejos de frenar el fenómeno, lo legitima. “Quieren vestir de legalidad un modelo que en realidad está expulsando a los vecinos. Esto es un fraude habitacional”, ha denunciado Papi Robles.

Lo que el PP está impulsando en Valencia no es ni coliving ni flexiliving, es directamente no living

Las propuestas de Compromís contra la turistificación

Ante esta situación, Compromís ha planteado un paquete de medidas legislativas para proteger el derecho a la vivienda en Valencia:

  1. Equiparar legalmente el flexiliving y el coliving al uso hotelero, aplicando las mismas restricciones urbanísticas.

  2. Prohibir la construcción de viviendas de nueva planta con menos de 50 m², para evitar infraviviendas.

  3. Regular los alojamientos de media estancia (a partir de 11 días) dentro de una categoría propia, evitando así fraudes normativos.

  4. Establecer tasas urbanísticas y fiscales específicas para este tipo de alojamientos, en proporción a su impacto social y urbano.

Estas medidas, según Robles, buscan “recuperar el control sobre el mercado residencial” y garantizar que València siga siendo “una ciudad para vivir, no un escaparate para inversores”.

“Valencia no es un parque temático inmobiliario”

La portavoz de Compromís ha sido tajante en su conclusión: “Si parece un hotel, funciona como un hotel y cobra como un hotel, debe ser tratado como tal”. La coalición exige que los edificios de flexiliving computen como plazas hoteleras y tributen en consecuencia.

El concejal Ferran Puchades ha calificado esta tendencia como “una nueva burbuja especulativa” con efectos devastadores para la economía local. “Se está desvirtuando el mercado de la vivienda. Lo que antes era accesible para una familia ahora se convierte en un zulo para turistas de alto poder adquisitivo”, ha declarado.

“Lo que quieren es que nos vayamos de nuestros barrios, que dejemos nuestras casas para que vengan otros a vivir experiencias, que seamos un parque temático para turistas. No podemos permitir que nos arrinconen en zulos. Valencia es una ciudad para vivir, no para especular”, ha afirmado Robles.

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