El Ayuntamiento aprueba la ordenanza para el control de mosquitos con relevancia para la salud pública

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El Ayuntamiento de València ha aprobado la ordenanza que fija las bases para la contención del mosquito tigre en el municipio. Esta ordenanza pretende aportar consejos y soluciones a los ciudadanos y a las ciudadanas para frenar la reproducción de esta especie, ya que el principal foco de cría del insecto se produce en el ámbito privado.

En estos momentos en los que es de máxima actualidad la pandemia provocada por la COVID19, el Ayuntamiento de València mantiene también abiertas otras líneas de gestión sobre posibles virosis emergentes y publica una ordenanza municipal sobre el control de mosquitos con relevancia por la salud pública. La ordenanza, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Valencia del 1 de abril de 2020, pone especial énfasis en el mosquito tigre, que es potencial transmisor de ciertas arbovirosis como el Dengue, Zika o Chikungunya, entre otros. Esta nueva herramienta para combatir dichos mosquitos y por ende, las posibles enfermedades asociadas, resulta vital para que las autoridades sanitarias municipales puedan trabajar en prevención y reducción de riesgos para la Salud Pública.

Para Emiliano García, concejal de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de València, esta Ordenanza "dibuja una hoja de ruta para el control de la población de mosquitos en las propiedades privadas con una serie de sencillas recomendaciones". García también ha hecho hincapié "en la importancia de concienciar a nuestros vecinos y vecinas para mantener controlada la población del mosquito tigre en nuestra ciudad, ya que pueden ser transmisores de enfermedades peligrosas y suponer un verdadero riesgo para la Salud pública".

El Servicio de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de València lleva trabajando en la contención del mosquito desde el 2014, cuando empezó a monitorizar la expansión de este insecto asiático en nuestra ciudad. Se puso en marcha entonces una red de vigilancia entomológica basada en la instalación y revisión periódica de trampas específicas para medir la evolución de la especie. Posteriormente, en 2015, cuando se detectó el primer positivo en una de las trampas, se confeccionó un Plan de Vigilancia y Control cuyo primer foco de acción fueron los imbornales de la vía pública. Se efectuaron tratamientos larvicidas mensuales en aquellos imbornales considerados "áreas de riesgo" entre los meses de mayo y octubre, periodo de reproducción del mosquito.

Adicionalmente, el Ayuntamiento puso en marcha un protocolo de coordinación con el Centro de Salud Pública de València mediante el cual la Conselleria informa de cualquier caso de diagnóstico de pacientes infectados con los virus anteriores para que la Sección de Control de Plagas del municipal pueda desempeñar las acciones de vigilancia y control pertinentes. Por último, se puso en marcha en el segundo semestre del año pasado el Proyecto "Puerta a Puerta" con el objetivo de concienciar a los vecinos y vecinas de València, a través de charlas y jornadas de formación, de la importancia de controlar los focos de cría en el ámbito privado. En esta línea, se formalizó un Convenio colaborativo con el Colegio de Administradores de Fincas de València con el fin de agilizar la eficiencia en las actuaciones municipales a este respecto.

Dado que en cerca del 80% de las ocasiones confirmadas de presencia, los focos de cría se encuentran establecidos en propiedades privadas donde los técnicos municipales de control de plagas no tienen acceso, desde la Delegación de Sanidad se valora la necesidad de elaborar una herramienta que nos permita gestionar mejor el control poblacional de este insecto mediante la confección de una Ordenanza Municipal. Esta herramienta se complementa con 13 artículos y 3 disposiciones que permiten desgranar las medidas necesarias para el control de las poblaciones de mosquitos con relevancia para la salud pública, siendo de especial interés las especies Aedes albopictus (mosquito tigre, especie ya instalada en la ciudad) y Aedes aegypti (principal vector de enfermedades como la Fiebre Amarilla y que actualmente se considera erradicado del territorio nacional español).

El ámbito de aplicación principal de esta ordenanza se fundamenta en las propiedades privadas y en cualquier otro tipo de bienes inmuebles y muebles que sean susceptibles de facilitar o favorecer las condiciones de proliferación de los mosquitos con potencial transmisor de enfermedades. La nueva Ordenanza está repleta de sencillos consejos de obligado cumplimiento, como que los propietarios de solares y huertos urbanos están obligados a mantenerlos a su cargo en condiciones de higiene, salubridad, seguridad y ornato público, lo que significa evitar el abandono de cualquier objeto susceptible de acumular agua que sea un potencial foco de cría de estas especies de mosquitos. Para ello se exigirá a los propietarios que neutralicen en sus espacios privados todos aquellos objetos que puedan acumular agua (vaciándolos y volteándolos); instalar cualquier elemento que permita el vaciado en recipientes fijos; retirar residuos como neumáticos; controlar los canalones de evacuación de aguas para que no se obturen; o renovar el agua de las mascotas preferiblemente todos los días (o como mínimo 2 veces por semana), entre otros.

Asimismo, desde esta Ordenanza se habilita a los técnicos municipales, mediante requerimiento de los titulares, para realizar las inspecciones necesarias en propiedades privadas, teniendo presente que en el caso de que no permitan la actuación de los inspectores, se hará constar en la correspondiente acta o informe, de manera que sirva de base para la incoación del correspondiente expediente sancionador. Básicamente, la Ordenanza es una ordenanza formativa para los ciudadanos y las ciudadanas, en la que se informa y se les requiere para colaborar en el control de la población de los mosquitos transmisores de enfermedades en propiedades y en sus viviendas, dejando abierta la puerta a unas medidas administrativas cautelares o sancionadoras si se comprueba la existencia de un riesgo para la salud de la población al facilitar la existencia de focos de cría de estos mosquitos en el ámbito privado.

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