¿Dónde se esconde el aceite de palma?

Amb més de 100 noms diferents, està present al nostre dia a dia més del què imaginem

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Cada ciudadano europeo consume 59,3 kg de aceite de palma al año, según cálculos de la OCDE. Sin duda, este aceite ha sido y, aún a día de hoy, es el ingrediente de moda de los últimos tiempos. Sus usos van desde la alimentación o la cosmética hasta la fabricación de velas o el biodiésel. Cuesta unos 650 euros por tonelada, casi la mitad que el aceite de girasol y hasta cinco veces menos que el de oliva, lo que le convierte en el aceite más barato del mercado. Además, sus plantaciones son más productivas – más de tres toneladas por hectárea – y no requieren grandes inversiones en mantenimiento.

Este polémico aceite se obtiene del fruto de la palma africana Elaeis Guineensis. A pesar de su origen vegetal, presenta en su composición hasta un 50% de ácidos grasos saturados, enemigos de un buen funcionamiento cardiovascular y de niveles equilibrados de colesterol.

Lo curioso es que, en su estado crudo, este aceite es rico en vitamina E y betacaroteno. El problema más grave para la salud – independientemente de que es un aceite graso – es consecuencia del proceso de refinado, que se realiza para que sea inoloro e insípido. Las temperaturas de 200º a las que se somete el aceite en este proceso liberan sustancias cancerígenas. Estas sustancias son capaces de iniciar la metástasis en células tumorales e incluso pueden llegar a ser tan potentes como para cambiar el ADN.

Pero no solo es perjudicial para nuestra salud, también lo es para el medio ambiente. Debido al gran rendimiento de sus cultivos, y por supuesto a la demanda, se van ampliando sus extensiones de explotación intensiva, lo que se traduce en deforestación, destrucción de ecosistemas, violación de los derechos humanos, contaminación y otros problemas graves. Indonesia y Malasia son las regiones más afectadas, ya que concentran más del 80% de la producción mundial.

El orangután es otra víctima alarmante de toda esta situación y es que, con la pérdida de la mayoría de sus hábitats, se ha reducido en 20 veces la población mundial de hace un siglo, quedando actualmente una cifra redondeada de 15.000 orangutanes, en peligro de extinción. Y están corriendo la misma suerte los demás habitantes de las selvas tropicales, como son los tigres, las aves o los elefantes.

¿Qué puedo hacer para no contribuir a esto?

No tomar aceite de palma. Sí, así de fácil y de difícil a la vez.

La buena noticia es que antes era mucho más complicado identificarlo, pero hoy en día, desde que las empresas están obligadas a hacer constar en la etiqueta de sus productos todos los ingredientes que contienen, se trata de armarse de paciencia y no meter en el carro de la compra ningún producto que no haya pasado nuestro filtro de lectura de ingredientes.

Aún así, aunque debe figurar por obligación en los productos que lo contienen, las empresas pueden permitirse ciertas ambigüedades en su denominación. Para hacernos una idea, hay identificados 200 nombres distintos para este mismo aceite, y muchos de ellos no hacen suponer que se trate de este. Nos encontramos designaciones como Butil estearato, Disodio lauril sulfosuccinato, Glicerina vegetal o, esta última frecuente en bebidas, Mono y diglicéridos de ácidos grasos.

Obviamente no podemos aprendernos todos los nombres que puede presentar de memoria, pero sí podemos y debemos, como consumidores, informarnos de cualquier ingrediente que nos suene raro. Ninguno de los nombres que recibe el aceite de palma induce a pensar en un producto natural.

Alimentos que contienen aceite de palma

El aceite de palma se encuentra generalmente en bollería, productos precocinados y fritos, aunque no es solo exclusivo de estos. De hecho, a algunos productos que tenemos interiorizados como "saludables" también les pierde la etiqueta. Te presentamos productos que están muy integrados en nuestra vida diaria y de los cuales muchas personas desconocen ese ingrediente especial que los hace más sabrosos, jugosos y consigue que se conserven mejor.

-Las cremas de chocolate para untar (por esto se entiende Nocilla, Nutella y otras marcas)-Comida para bebés (conocido el caso de Hero, pero también otras como Nestlé)-Productos muy típicos de la infancia (y que consumimos a cualquier edad): Kinder Sorpresa, Kinder Bueno, Kit Kat, Donuts, Bollicao...-La mayoría de galletas que podemos encontrar en los supermercados, incluso las más "reputadas" como Galletas Príncipe o incluso las María de toda la vida.-En cuanto a desayuno, es casi imposible encontrar productos que no tengan: sobaos, bollos, magdalenas, multitud de cereales (Chocapic, Golden Grahams, Kellogs, entre otros), croissants...-Los bombones que nos acompañan todas las navidades, como Ferrero Rocher o Lindt.

Es sorprendente cuán larga puede ser la lista cuando empiezas a tirar del hilo. Por cierto, las cadenas de comida rápida más famosas también emplean el aceite de palma para la elaboración de sus productos. Ahora que tenemos toda la información sobre este aceite a nuestro alcance, no podemos lamentarnos de que no sabemos lo que comemos.

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