Vivir al desnudo, la lucha de Alejandro Colomar, “el nudista de Aldaia”

La cotidianidad de Alejandro Colomar; el naturalista que se convirtió en noticia no solo por intentar entrar desnudo a un juicio donde se le acusaba de exhibicionismo, si no por ganar el mismo

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Alejandro Colomar en la Ciutat de Justícia
Alejandro Colomar en la Ciutat de Justícia

“Me da un poco igual”, responde Colomar cuando le preguntas lo que piensa sobre lo conocido que se ha hecho su caso. Una respuesta que muestra la naturalidad y firmeza con la que se desenvuelve y que lo que hace simplemente es porque, como él mismo afirma, va a su “bola”. Alejandro Colomar es un joven informático de 29 años, natural de Aldaia que se convirtió en noticia el pasado septiembre cuando trató de entrar desnudo a la Ciutat de Justícia de València.

En aquel juicio, se le acusaba de exhibicionismo precisamente por andar al desnudo por la calle y su intento de entrar a la Ciutat de Justicia, sin ropa, fue para él un acto protesta ante los problemas que le había ocasionado la justicia por “ir al natural”. La noticia se propagó por internet, llegando a hacerse eco en otros países y hace unas pocas semanas el juzgado le dio la razón y confirmó lo que “el nudista de Aldaia” afirmaba: sin una ordenanza municipal que lo prohibiera, era legal que fuera así por la calle.

Desnudo en cuerpo, pero también en mente

La forma de vida de una persona que práctica el nudismo puede resultar para los demás curiosa e, incluso, algo confusa. Algunas preguntas que te pueden surgir son: ¿Cómo hace cosas tan cotidianas como ir a comprar a un supermercado o sentarse en un bar? ¿Los días que hace frío también sale así? La respuesta, como siempre, suele ser más sencilla de lo que parece, sobre todo en el caso de Colomar, quien realmente no se considera nudista, sino naturalista. “Ahora no voy desnudo porque hace mal tiempo” afirma algo molesto de que siempre le saquen ese tema. “Yo voy desnudo cuando me apetece, cuando hace calor y voy a mi bola” continúa rotundo, en la línea de que lo que hace no es por nadie más que por él y por su comodidad.

Colomar recuerda su inicio practicando el nudismo. Siempre le había gustado andar desnudo por casa en los días de calor por comodidad, pero nunca había pensado en hacerlo por la calle hasta que vivió dos puntos de inflexión que le cambiaron la mentalidad. El primero fue en pandemia; el joven natural de Aldaia se encontraba navegando por internet para, como hacíamos tantos en aquella época, ocupar su tiempo de cuarentena, cuando se encontró con un artículo que decía que era legal ir por la calle sin ropa.

Ahí, Colomar descubrió que podía hacerlo, pero no se le ocurrió llevarlo a cabo hasta que discutió con una vecina por quitarse la camiseta en público. Al parecer, la vecina le acusaba de que si ella hacía eso, “la gente le diría de todo”, algo que Colomar entendió como un problema de la sociedad, no suyo, y que, para igualarse en condiciones a ese sexismo social, se quitaría todo: “Así igualaría las cosas” afirmaba a este periódico.

Desde miradas a amenazas de muerte

Comenzar a andar desnudo por la calle ha supuesto para nuestro protagonista enfrentarse con casi todo el mundo. Pocas o ningunas son las personas que ignoran su comportamiento. Miradas y algunos piropos son las actitudes más ligeras con las que se suele encontrar, pero también vive con las discusiones con policías y padres e incluso con las amenazas de muerte. Colomar recuerda una noche, cuando paseaba por su localidad, que comenzó a recibir amenazas de muerte de un joven que llevaba una navaja. Al parecer, Alejandro quiso llamar a la policía y el joven se percató, comenzando a perseguirle. Cuando la policía llegó al lugar, multó a Colomar por ir desnudo.

Alejandro Colomar todavía tiene tres juicios pendientes, a pesar del fallo de la última sentencia de hace unas semanas en el que le considera inocente. No hay ordenanza municipal que prohíba ir desnudo por la calle en Aldaia, pero se le acusa de exhibicionismo y alterar el orden público. Con la última sentencia y su salida en los medios, la policía ya no lo para tanto y parece que su caso ha comenzado a normalizarse. Colomar confesaba a este medio que no sabía si en un futuro podría ser más habitual ir desnudo por la calle, pero que no le extrañaría porque “la sociedad avanza muy rápido”. Veremos si la sociedad avanza por este camino, pero de momento sabemos, por lo que ha vivido el protagonista de esta historia, que es imposible pasar desapercibido.

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