Los dos principales aeropuertos valencianos atraviesan una situación límite. El aeropuerto de Valencia, por ejemplo, ha registrado cifras históricas durante el primer cuatrimestre de 2025. Solo entre enero y abril pasaron por sus instalaciones casi 3,5 millones de pasajeros, lo que representa un incremento del 13% respecto al mismo periodo de 2024.
Marzo fue especialmente significativo, con un aumento del 20% en el tráfico de pasajeros, impulsado por nuevas conexiones directas con capitales europeas y por la apertura de rutas como la que une Manises con Montreal, la primera transatlántica desde Valencia, operada por Air Transat. Este ritmo de crecimiento ha acelerado la saturación de las instalaciones, que ya han cubierto en solo cuatro meses una cuarta parte de su capacidad operativa total, establecida en 10,5 millones de pasajeros anuales.
Con el verano a la vuelta de la esquina, se prevé que el aeropuerto vuelva a superar sus límites, sin que haya aún una intervención estructural sobre la mesa. Aunque Aena continúa trabajando en el diseño de un proyecto de ampliación, lo cierto es que, a día de hoy, sigue sin existir un calendario ni una dotación presupuestaria que garantice su ejecución a corto o medio plazo. El proyecto está, en esencia, “en stand-by”.
Situación similar se vive en el aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández. Esta infraestructura, que cerró 2024 con un récord histórico de 18,3 millones de pasajeros —un 16,8% más que el año anterior—, ha comenzado 2025 con cifras igualmente impresionantes. Entre enero y abril, más de 5,4 millones de personas utilizaron el aeródromo alicantino, lo que supone un incremento interanual del 12,7%.

Sin embargo, la ampliación anunciada recientemente para este aeropuerto no contempla una de las principales reivindicaciones del territorio: la construcción de una segunda pista. Desde la Diputación de Alicante, al igual que desde la Cámara de Comercio provincial, se insiste en que esta infraestructura es indispensable para sostener el crecimiento del tráfico aéreo y para evitar cuellos de botella que limiten el potencial turístico y económico de la provincia.
Las previsiones del Gobierno central, que aseguran que la actual ampliación permitirá alcanzar los 26 millones de pasajeros, no convencen a las autoridades locales, que consideran que esa cifra será superada antes de que finalicen las obras si no se actúa de inmediato.
Pérdidas económicas
La ausencia de decisiones firmes y el estancamiento de los proyectos tendrán graves consecuencias económicas. Varios estudios presentados en 2024 por el Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana y por la Cámara de Comercio de Alicante alertan de las pérdidas millonarias que podría acarrear la inacción. En el caso del aeropuerto de Valencia, se estima que no acometer la ampliación generará un impacto negativo superior a los 933 millones de euros anuales hasta 2030, además de poner en riesgo cerca de 17.500 empleos y provocar la pérdida de hasta cuatro millones de pasajeros por año.
Para el aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández, las proyecciones no son más optimistas. El estudio alicantino calcula que, si no se construye la segunda pista, hasta dos millones de turistas anuales podrían dejar de llegar a la provincia, lo que supondría una pérdida de 920 millones de euros anuales en ingresos turísticos. Además, el rechazo a la ejecución de esta infraestructura representa una oportunidad perdida para incrementar el PIB regional en más de 785 millones de euros. A ello se suma la carencia de conexión ferroviaria directa con el aeropuerto de Alicante-Elche, otra histórica reivindicación que tampoco avanza.
Las peticiones de la Generalitat
Frente a este panorama, el Consell exige al Ejecutivo que reconsidere sus prioridades y acelere los proyectos pendientes en la Comunitat Valenciana. La consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat Valenciana, Marián Cano, ha alzado la voz contra lo que considera un nuevo agravio territorial por parte del Gobierno central. La reciente confirmación de una inversión de 3.200 millones de euros para ampliar el aeropuerto de Barcelona ha reavivado el malestar del Consell, que denuncia que mientras esta infraestructura catalana avanza, los aeropuertos de Valencia y Alicante-Elche siguen estancados, sin avances reales y con actuaciones clave en “estado embrionario” o directamente paralizadas.
Celebramos cualquier proyecto que fortalezca el sistema aeroportuario español y que mejore su conectividad, pero no podemos aceptar que se asignen miles de millones a otras comunidades mientras aquí seguimos esperando que se concrete lo que ya es urgente
El Gobierno autonómico insiste en que no hay más margen para la espera. Las cifras de pasajeros son contundentes y los estudios de impacto económico demuestran que la falta de acción no solo limita el crecimiento, sino que también lo amenaza. “La Comunitat Valenciana no puede quedarse atrás por falta de voluntad política. Necesitamos decisiones valientes y urgentes. Ya no es una cuestión de previsión, es una necesidad inmediata”, concluye Cano.