La nutrición no experta aumenta en redes sociales: cuando lo que consumimos en el móvil se convierte en doctrina alimentaria

Felipe Baier (Colegio Oficial de Nutricionistas de la CV) denuncia los mensajes en redes sobre alimentación que no provengan de un profesional para evitar desprestigiar esta especialidad

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Una persona fotografiando un plato de comida
Una persona fotografiando un plato de comida

La irrupción en nuestras vidas de las redes sociales e Internet ha permitido crear una nueva ventana en la que cualquier persona puede convertirse en creadora de contenido y transmitir todo tipo de mensajes que, en muchos casos, pueden llegar a viralizarse. Hoy en día, redes como Instagram, Facebook y Tik Tok cuentan con miles de perfiles en los que la alimentación, la nutrición o la cocina son las temáticas predominantes. 

Pero esta es una herramienta que puede verse como un arma de doble filo: por un lado puede tener una utilidad “increíble para aprender por ejemplo recetas de cocina”, destaca Felipe Baier, Vocal de Nutrición Deportiva en el Colegio Oficial de Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa); pero, en el lado contrario, estos perfiles pueden promover hábitos alimenticios insanos en la población general. “El problema es cuando hablamos de salud, de tecnicismos, de farmacología o de pautas dietéticas porque si no hay una persona detrás que sabe de lo que habla o que no tiene amparo científico se pueden provocar problemas de salud a quién está escuchando ese mensaje”, añade Baier. 

En esa misma línea, el nutricionista denuncia que la difusión de mensajes nutricionales no expertos en las redes sociales desprestigia la profesión y resta la importancia que esta debe tener en la la salud y el bienestar de la ciudadanía. Según Baier, tener unas prácticas u otras de alimentación puede parecer, a simple vista, algo “inocuo” para la salud humana porque la mayoría de consecuencias, que pueden llegar a ser graves, se observan “a medio o largo plazo”. “Imaginemos que un entrenador personal recomienda en redes sociales tomarse unas pastillas o fármacos para perder peso. En ese caso, pondríamos el grito en el cielo, pero cuando hablamos de alimentación como las repercusiones son a medio o largo plazo parece que no pasa nada y que todo el mundo esté habilitado para hacerlo”, ejemplifica el nutricionista del CODiNuCoVa.

Una persona consultando información sobre nutrición en redes sociales. Imagen: Nestlé
Una persona consultando información sobre nutrición en redes sociales. Imagen: Nestlé

Aún así, Felipe Baier apunta que la divulgación en redes sociales sobre conceptos de nutrición es positiva “sobre todo a día de hoy" porque resulta "necesario que la profesión coja más peso y tenga más visibilidad”. La problemática reside en quién es el emisor del mensaje a través de las redes sociales porque si este es transmitido por una persona con titulación y colegiada la información “seguramente sea correcta”; de lo contrario, ese mensaje será dañino y podría “acabar generando hábitos nutricionalmente tóxicos y problemas de salud en quienes lo escuchan”, añade. 

La influencia de ChatGPT en el mundo de la nutrición

Por ejemplo, ChatGPT ha sido uno de los instrumentos tecnológicos cuyo aterrizaje ha sacudido los cimientos de la mayoría de profesiones, y también la de los nutricionistas-dietistas. En su caso, ChatGPT amenazaba la supervivencia del trabajo de un especialista de la nutrición porque estaba siendo usado para crear dietas alimenticias en segundos sin supervisión médica. 

Sin embargo, para Baier los peligros de que los usuarios emplearan este sistema tecnológico de manera generalizada van más allá. En concreto, Baier apunta a que uno de los riesgos más “preocupantes” era no introducir a la hora de hacer la búsqueda en el ‘software’ los datos fisiológicos o patologías del paciente, ya que sin estos la dieta creada por este chat de inteligencia artificial podría desencadenar problemas de salud adicionales.

Además, Baier explica que usando este tipo de métodos se pierde “el trato personal” entre nutricionista-dietista y paciente y se incurren en más riesgos por la "falta de criterio de la población general". Además, utilizar este tipo de herramientas hace que se pierda la educación alimentaria que desde la nutrición se trabaja “para evitar hábitos tóxicos de alimentación que puedan acabar generando más problemas de salud”. 

La población joven, en el epicentro de los malos hábitos nutricionales por las redes sociales

Aunque las consecuencias negativas de aprender sobre nutrición a través de las redes sociales pueden afectar a cualquier grupo poblacional, es en la juventud donde más impacto está teniendo porque es la población joven donde se encuentra el grueso de consumidores de redes sociales e Internet. De hecho, el análisis del “X Observatorio Nestlé de Hábitos Nutricionales y Estilo de Vida de las Familias” indica que el 36 % de los jóvenes encuestados de entre 18 y 35 años aprende sobre hábitos de alimentación a través de los perfiles en redes de nutricionistas “y hasta el 27 % confiesa que se guía por las recomendaciones y hábitos nutricionales que sus influencers de referencia muestran”.

Tres adolescentes usando un dispositivo móvil. Imagen: David Zorrakino - Europa Press
Tres adolescentes usando un dispositivo móvil. Imagen: David Zorrakino - Europa Press

En esa línea, son solo 2 de cada 10 los jóvenes que optan por acudir a la consulta de un profesional de la nutrición en busca de una atención personalizada, refleja el estudio de Nestlé. Una excesiva mirada joven hacia aquello que se publica en las redes sociales que coincide con el “auge de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)”, explica el Vocal de Nutrición Deportiva del CODiNuCoVa. “Si no tenemos criterio para saber si lo que vemos en redes es bueno o malo, esto puede potenciar comportamientos que acaben desarrollando TCA”, detalla Baier.

En cuanto a la solución para rebajar la influencia de los mensajes nutricionales en las redes sociales en pro del consejo de un médico especialista, Baier apuesta por endurecer la normativa vigente para evitar la intromisión de personas no expertas con un arroba delante de su nombre que aconsejan sobre qué comer y qué no. “Necesitamos una renovación de la parte legislativa para delimitar cuáles son las funciones de un dietista-nutricionista y cómo se deben desempeñar estas”, subraya. Asimismo, el experto aboga por investigar en el registro del colegio profesional si el emisor del mensaje en redes está colegiado o no “porque si lo está es que sí tendrá una titulación y es mucho menos probable que lo que diga sea incorrecto”, concluye. 
 

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