Enclavado entre el puerto y el antiguo cauce del Turia, el barrio de Nazaret convive con una realidad que sus vecinos denuncian desde hace años: un evidente aislamiento urbano, servicios públicos deficientes y, especialmente, un incipiente aumento de viviendas turísticas ilegales. De este modo, mientras otros barrios avanzan, Nazaret parece condenado a permanecer en la periferia de las prioridades institucionales.
La falta de vivienda asequible, la proliferación de los denominados apartamentos turísticos ilegales, las escasas conexiones de transporte o el riesgo real de inundaciones son solo algunos de los problemas que arrastra este barrio del distrito de Poblados Marítimos de València. A todo ello se suma la paralización de proyectos clave en materia educativa, como el instituto o el centro de formación profesional, que siguen sin desarrollarse pese a estar previstos en planes oficiales.
Para conocer de primera mano las principales reivindicaciones del vecindario, desde València Extra hemos hablado con Julio Moltó, presidente de la Associació Veïnal de Natzaret, quien denuncia “una falta de voluntad política” para atender las necesidades reales de un barrio históricamente olvidado. Te contamos todas las reivindicaciones:
Menos pisos turísticos ilegales y más vivienda pública
Uno de los problemas más urgentes que señala Moltó es el acceso a la vivienda. En Nazaret, los precios del alquiler han subido de forma desorbitada mientras la oferta de vivienda pública sigue siendo prácticamente inexistente. “Hay una falta de vivienda pública accesible y los alquileres están absolutamente disparatados”, resume. A esta situación se suma un fenómeno creciente de gentrificación: personas con alto poder adquisitivo compran inmuebles antiguos en el barrio, los rehabilitan o los convierten directamente en alojamientos turísticos. “El problema es que están proliferando muchos apartamentos turísticos ilegales, que hacen competencia a quienes pagan sus impuestos y lo tienen todo en regla”, advierte el portavoz vecinal.
Además, desde la asociación ponen el foco en las parcelas de titularidad municipal. Esta denuncia que, aún con la posibilidad de construir vivienda social que alivie la situación de los vecinos y vecinas, el Ayuntamiento no está actuando para activarlas. “Tenemos suelo público disponible, pero el Ayuntamiento no está por la labor de hacer ese tipo de intervención”, lamenta Moltó, que también critica la falta de ayudas del Consell para rehabilitar el parque de vivienda más antiguo del barrio.
Problemas de movilidad: pocas líneas y largas esperas
En materia de transporte, la situación tampoco es alentadora. Nazaret sigue sufriendo un aislamiento estructural que complica el acceso a servicios tan esenciales como el hospital o la playa. “La EMT solo tiene dos autobuses hacia nuestro hospital público de referencia y tardan entre 35 y 45 minutos”, explica Moltó, en referencia al Hospital Clínico y a la línea 30.
Aunque se logró recientemente la ampliación del tranvía, los vecinos advierten de que los problemas persisten, sobre todo en las líneas de autobús. Las actuales rutas, como la 30 o la 95, son insuficientes. Y aunque se amplíen las líneas, nunca supone un beneficio total. “El recorrido de la 95 se recortará y pasaremos a tener la 45. Eso mejorará el acceso al Clínico, pero perdemos la conexión directa con la playa”, critica, sabedor de que los ciudadanos de Nazaret no podrán llegar a la playa sin hacer transbordo.

Desde la Asociación aseguran que los planes de mejora previstos por el Ayuntamiento están condicionados por una inversión de 170 millones de euros que, aunque desde el consistorio afirman que van a realizar, aún está pendiente. Según Moltó, “hace falta un presupuesto para nuevos autobuses, más conductores y nuevas cocheras”. Y añade: “De momento, todo eso todavía no está ni contratado”. También, desde la Asociación están luchando por mejorar la infraestructura de tranvías y conseguir nueva vías que conecten el barrio con la ciudad, asegurando flujos de conexión con el centro que, por las características de la operación, serían mucho más duraderos. "Una línea de autobús te la pueden cambiar en cualquier momento", argumentaba Moltó.
“Aquí, si llueve fuerte, nos ahogamos”
Otro de los grandes temores del vecindario es el riesgo de inundación, especialmente ante episodios meteorológicos extremos como los vividos en los últimos años. La ubicación del barrio entre dos cauces -el del Turia y el nuevo canal del puerto- lo convierte en una zona especialmente vulnerable. “El 29 de octubre, con el temporal, el río estuvo a punto de desbordarse y bajar por el cauce del Túria”, recuerda Moltó.
La pérdida de zonas naturales de drenaje, como la huerta del sur o la playa original del barrio, agrava el problema. “Aquí, si cae una tormenta aguas arriba, nos ahogamos. La huerta ya no existe, la playa tampoco. Si viene agua, el Plan Sur canaliza antes de que llegue a la ciudad, pero aquí no”, denuncia con preocupación.
A tres meses del aniversario de la DANA, la asociación vecinal exige medidas claras y planificación real. “No queremos ser los olvidados cuando llegue la próxima riada”, lamenta Moltó, que pide transparencia y diálogo institucional.
Educación en Nazaret: un proyecto intergeneracional bloqueado
La falta de equipamientos educativos en Nazaret es una de las carencias históricas que más preocupa a los vecinos. El barrio cuenta con una parcela entre Nazaret y Moreres destinada a usos educativos, incluida en el Pla Edificant, pero el proyecto está completamente paralizado desde el cambio de gobierno. “De momento se ha quedado ahí y no tenemos más información”, explica el presidente vecinal.
La propuesta del vecindario contempla un ecosistema educativo intergeneracional que incluiría un instituto de secundaria, un centro de formación profesional, una escoleta infantil y un centro de día para personas mayores. “No solo es necesario para los niños, también para adultos. Es un proyecto muy interesante, pero parece que ha quedado muy parado”, lamenta.
Moltó destaca que la formación es una necesidad urgente en el barrio, donde muchas personas buscan reciclarse laboralmente. “Nazaret tiene una gran necesidad de formación para acceder al trabajo, y es una reivindicación histórica que aún no se ha conseguido”, concluye.
Nazaret y Pobreza Zero: organización vecinal y redes de solidaridad
Más allá de las reivindicaciones puntuales, el movimiento vecinal de Nazaret mantiene una estructura organizada y participativa. Tal y como explica Julio Moltó, la asociación trabaja a través de comisiones de trabajo, cada una centrada en un ámbito específico: vivienda, movilidad, salud, educación, medio ambiente o participación ciudadana. “Es nuestra forma de funcionar, para abordar los problemas desde dentro y con propuestas concretas”, apunta.
Este modelo organizativo también les permite tejer alianzas con otras entidades sociales. La asociación está integrada en Pobresa Zero, una plataforma ciudadana que desde 2005 lucha contra la exclusión y la desigualdad, y que promueve políticas públicas basadas en la justicia social, la cooperación y la solidaridad.
“Nazaret forma parte de una red más amplia de barrios y colectivos que defendemos derechos básicos. No se trata solo de mejorar nuestro barrio, sino de construir una ciudad más justa para todos”, concluye Moltó.