Con el lema “Ara més que mai, Orgull”, el Orgullo LGTBI+ de 2025 en Valencia busca celebrar la diversidad y reivindicar los derechos del colectivo. Fran Fernández, coordinador general de Lambda, reflexiona sobre el papel del Orgullo en el contexto social actual y nos cuenta las principales novedades de la edición de este año.
¿Qué quiere decir el lema “Ara més que mai, Orgull”?
Este lema lo elegimos en enero y en aquel momento teníamos la situación internacional, con Estados Unidos negando las identidades trans y su documentación, Hungría prohibiendo el Orgullo, y Rusia con su histórico tratamiento hacia el colectivo. Jamás habríamos podido imaginar que tres meses después nos encontraríamos con un retroceso tan brutal como ha supuesto el recorte de la Ley Trans autonómica y que el lema cobraría triple de intensidad y significado. Con todos los retrocesos que está habiendo a nivel internacional, ahora más que nunca hace falta reivindicar el Orgullo. Ahora que estáis recortando nuestras leyes, que estáis desamparando a nuestros menores, la herramienta principal de reivindicación que tenemos es el Orgullo.
¿Hay alguna novedad de cara al Orgullo 2025 en Valencia?
La pancarta de cabecera estará compuesta por las personas afectadas por todos los recortes y por todas las violencias sufridas a lo largo de este año. Habrá personas trans, víctimas de la DANA, víctimas de terapias de conversión y familias de menores trans.
¿Hay alguna reivindicación especial que se quiera llevar a cabo este 2025?
Cada año, junto con el lema, solicitamos que aquellas entidades que quieran ser consideradas invitadas por nosotras, tienen que firmar lo que llamamos un “documento de adhesiones”, y este cada año tiene reivindicaciones distintas. En 2025 evidentemente el hilo vertebrador son los recortes en la Ley Trans, pero también hemos añadido el reconocimiento a las víctimas de la DANA y su abandono institucional. Somos un colectivo vulnerable que ha sido violentado por las instituciones y somos sensibles a otros colectivos vulnerables que también lo han sido. En este caso, las víctimas de la DANA tienen todo nuestro apoyo, toda nuestra solidaridad y toda nuestra energía para hacer visible su lucha, y también las personas migrantes. No podemos dar la espalda a ese tipo de realidades.
En Lambda intentamos estar actualizadas de lo que está pasando en nuestro entorno y reivindicarlo explícitamente
¿Cómo se consigue dar cabida a un espectro tan amplio de identidades y orientaciones dentro de un mismo colectivo?
Primero habría que reconocer, entonando el mea culpa, que los colectivos LGTBI no siempre conseguimos eso. Hay gente que no se siente representada, y no hablo del de derechas que dice que el Orgullo no le representa. Hablo de personas no binarias, que a veces no se sienten representadas. Hablo de las personas intersexuales, que a veces no sienten su espacio. Al final es tener mucha autocrítica, escuchar las críticas que vienen de fuera y dar voz a la gente.
Una crítica histórica de Lambda hacia Lambda es que no representamos a todo el mundo. Y al final, el argumento que damos, y creo que es válido, es que nosotras, cuando hacemos discursos teóricos, reivindicamos todas las realidades y las identidades. Pero si en nuestra asociación de personas individuales no hay una persona no binaria, nosotros no podemos hablar en nombre de las personas no binarias, porque no lo somos. Es una usurpación que no nos parece. Eso es una pescadilla que se muerde la cola, porque si tú no hablas, no se sienten, pero si hablas y no eres, estás usurpando. Entonces, es difícil encontrar en el movimiento LGTBI organizado una solución magistral para esto.
Pero poco a poco vamos encontrando soluciones. Al final vas añadiendo para intentar dar cobertura a realidades que a veces incluso están contrapuestas. Las personas transbinarias, entendidas en el sentido tradicional, reclaman apoyo médico, las personas no binarias reclaman no tener que pasar por procesos médicos; entonces, al final, dar cabida a todo es tener mucha flexibilidad, encajar bien los golpes, porque siempre molestas a alguien, siempre te dejas a alguien olvidada, siempre metes la pata, pero siempre con un espíritu de aprendizaje, de construir y tirar para adelante.

Mural en la sede de Lambda en Valencia
¿Por qué es tan importante seguir reivindicando y celebrando el Día del Orgullo?
Porque estábamos muy cómodas en nuestro oasis de avances y nuestro privilegio cis, blanco, primer mundo, y cuando ahora te asomas al exterior, ves a la extrema derecha con sus discursos retrógrados. Este día es la única herramienta objetiva que nos pone en el centro del debate social. El resto del año los colectivos LGTBI no somos noticia nunca. El único momento del año en el que a la gente le interesamos es en el Orgullo. Hay que aprovechar ese momento de visibilidad para cargar el debate político de nuestras reivindicaciones. Esto es algo un poco bruto, pero yo lo digo siempre: el Orgullo para mucha gente es mera publicidad y postureo, pues el postureo se paga, no con dinero porque no se trata de hacer negocio, pero se paga con reivindicación.
No somos ni de Compromís, ni de Podemos, ni de Esquerra Unida, ni de ningún partido, pero por supuesto que es política. ¿Qué hay más político que reivindicar los derechos humanos y forzar a las administraciones para que los reconozcan? Si el peaje que tenemos que pagar es dejar que los medios nos saquen la foto, pero a cambio colamos estas reivindicaciones, esa es la estrategia que tenemos que seguir. Al final, es que el resto del año, salvo que haya una agresión... ¿Cuándo se habla de los colectivos LGTBI? Es una reivindicación histórica que tenemos, que somos LGTBI todo el año, no solo el mes del Orgullo.
Hay gente que opina que en estos últimos años el Orgullo se ha convertido más en una celebración que en una reivindicación de los derechos humanos, ¿qué piensas sobre esto?
Quien dice eso no ha estado en el Orgullo de Valencia o sólo ha ido a partir de las 10 de la noche donde efectivamente empieza una fiesta. ¿Es fiesta? Claro que sí, porque lo que más les fastidia a la extrema derecha es que reivindiquemos con rabia, pero con música, con purpurina y con plumas, todo lo que les molesta.
Tenemos un lema que es, si tu pluma les molesta, clávasela
Lo que más destarifa a esta gente es vernos salir a reivindicar nuestros derechos con una sonrisa, con música, con batucadas, con alegría, y eso no lo hace menos serio y menos reivindicativo. Lo hace en consonancia con el colectivo LGTBI, que se ha caracterizado siempre por reivindicar de esta manera, con creatividad, con ilusión, con colores. Nuestra propia bandera refleja un poco el movimiento, y nuestros colores no son el blanco y negro. ¿Hay fiesta? Por supuesto, tenemos mucho que celebrar, si comparamos cómo estamos nosotras con respecto a otros países, somos puñeteras privilegiadas. Pero aunque yo cante, baile, o coree, aunque alguien vaya en tanga, o incluso desnuda, eso no deslegitima. Eso lo que hace es recordar que por lo que luchamos es por el derecho a ser como a cada cual le salga de las narices, y eso incluye maquillarse, ponerse purpurina, disfrazarse, lo que tú quieras ser, como tú quieras ser.
¿A qué retos nos estamos enfrentando como colectivo?
Nos estamos enfrentando a un intento de usurpación por parte de las administraciones de la derecha, intentando que el Orgullo se convierta efectivamente solo en una fiesta. Si miras algunos ayuntamientos, sus actividades que proponen, son todo cuestiones exclusivamente lúdico festivas. Nada de reivindicación, nada de protesta, nada de formación, exclusivamente fiestas.
Para algunos partidos, el Orgullo es como una despedida de soltero, pero un poquito más grande
Además, es un pensar que todas podemos ser influencers y solo con el ciberactivismo vamos a cambiar la realidad. El activismo que se hace en las redes sociales consigue algunas cosas, como difundir mensajes, pero cuando te atacan en lo fundamental y hay recortes de derechos, u ocupamos las calles de nuevo, o no va a servir de nada. Por muchos seguidores que le den me gusta a un mensaje, eso no presiona a las administraciones. A las administraciones les presiona el clamor social en las calles, no que desde la comodidad del sofá darle me gusta y luego no ir a votar o no salir a la calle a manifestarse. Como no espabilemos, se nos van a comer.
¿Qué mensaje mandarías a las personas que quieren acabar con el Día del Orgullo?
Que lo sigan intentando. Que nos esperen sentadas. El Orgullo LGTB empezó como una revolución, como una pelea, un enfrentamiento policial en Stonewall, en el 69. Hemos superado en España dictaduras, y se salía a la calle. Hemos superado leyes de peligrosidad social, de vagos y maleantes, y se salía a la calle. ¿De verdad creen que van a conseguir encerrar de nuevo el genio en la botella? Pues no, esto es una explosión, y una vez que hemos explotado hacia afuera, no nos van a devolver. Pueden intentarlo, y constantemente lo intentan. Entonces, bueno, que lo sigan intentando.