De la fragilidad a la vitalidad: los beneficios de hacer ejercicio a partir de los 60

¿El secreto para una vejez activa? Un experto revela cómo el ejercicio transforma tu vida después de los 60

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Una persona mayor haciendo ejercicio. Foto de GettyImages, créditos de Halfpoint
Una persona mayor haciendo ejercicio. Foto de GettyImages, créditos de Halfpoint

Envejecer no significa quedarse quieto. Todo lo contrario. El cuerpo humano está hecho para moverse y, aunque los años pasan, la actividad física sigue siendo la mejor medicina para vivir con salud y autonomía. En este sentido, en la Comunitat Valenciana, el Colegio de Fisioterapeutas recuerda que las caídas no son inevitables y que los programas de ejercicio supervisados pueden reducir hasta en un 41% el riesgo de fragilidad.

Con esa idea en mente, hablamos con el fisioterapeuta valenciano Lorenzo Escutia, que ha participado en investigaciones científicas sobre el impacto del ejercicio en mayores y que es experto en el ámbito. Sus palabras son claras: El ejercicio reduce la pérdida de densidad ósea, mejora la fuerza muscular, previene caídas y aporta beneficios cognitivos y emocionales”. 

Por qué moverse cambia tu cuerpo y tu día a día

Lo primero que ocurre al empezar a ejercitarse es algo muy básico: el cuerpo se siente más fuerte. Esa fuerza no es solo cuestión de músculos, también significa levantarse de la silla sin ayuda, subir escaleras con seguridad o caminar con paso firme.

Pero hay mucho más. El ejercicio regular:

  • Favorece la circulación sanguínea y ayuda al corazón a trabajar mejor.

  • Reduce el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 o la hipertensión.

  • Mejora el equilibrio y la coordinación, claves para evitar caídas.

  • Refuerza la memoria y la salud mental, disminuyendo síntomas de depresión.

En definitiva, moverse a diario es un escudo frente a los problemas que más preocupan en la edad avanzada.

El entrenamiento que mejor funciona en mayores

No todos los ejercicios tienen el mismo efecto en esta etapa de la vida. Los expertos insisten en que lo más eficaz es el entrenamiento multicomponente, una fórmula que combina fuerza, equilibrio, flexibilidad y marcha.

¿En qué se traduce? En sesiones que imitan la vida real: levantarse y sentarse, mantener el equilibrio sobre un pie, caminar a buen ritmo o empujar con los brazos. Movimientos sencillos, pero que marcan la diferencia.

  • Fuerza: mejora la masa muscular y protege frente a la fragilidad.

  • Equilibrio: reduce caídas y aporta confianza al caminar.

  • Marcha activa: aumenta la resistencia y la velocidad de paso.

  • Flexibilidad: mantiene las articulaciones móviles y sin rigidez.

La clave, explican los expertos, está en la progresión. “En tres meses ya se nota cómo el cuerpo responde: más agilidad, menos cansancio y más seguridad al moverse”.

Qué cambios puedes esperar en solo 12 semanas

Los estudios lo confirman: con apenas dos sesiones de ejercicio guiado a la semana durante tres meses se logran mejoras muy visibles. Las personas mayores que participaron en el estudio Impacto del ejercicio físico en variables relacionadas con el bienestar emocional y funcional en adultos mayores, en el que colaboró Lorenzo Escutia, mejoraron de esta manera:

  • Caminaron más rápido y con mayor seguridad.

  • Redujeron su nivel de fragilidad hasta niveles mínimos.

  • Mejoraron su calidad de vida en aspectos como el bienestar físico y emocional.

  • Aumentaron su umbral del dolor, lo que significa menos molestias en el día a día.

No se trata de hacer deporte de élite. Basta con ser constante y seguir un plan adaptado a cada persona.

Consejos prácticos para empezar sin miedo

Dar el primer paso siempre genera dudas. ¿Y si me lesiono? ¿Y si me canso demasiado? La respuesta está en la prevención y en el acompañamiento de profesionales.

Algunas recomendaciones básicas:

  1. Consulta primero con tu médico o fisioterapeuta si tienes alguna enfermedad crónica.

  2. Suma minutos poco a poco. Empieza con paseos de 15-20 minutos y ejercicios sencillos de fuerza.

  3. Apóyate en un grupo. Hacer ejercicio acompañado motiva y ayuda a mantener la rutina.

  4. Hazlo en un entorno seguro. Buen calzado, espacio sin obstáculos y, si hace falta, un punto de apoyo cercano.

  5. Busca la constancia. Mejor tres días de 20 minutos que un día de una hora y luego parar.

Vivir más y mejor gracias al movimiento

El mensaje es sencillo, pero poderoso: nunca es tarde para empezar a moverse. El ejercicio, adaptado a cada persona y supervisado por profesionales, puede marcar la diferencia entre una vejez dependiente y otra llena de autonomía.

Como recuerda el ICOFCV, la fisioterapia es un aliado imprescindible para mantener la funcionalidad y la calidad de vida. Y como insisten los expertos, cada minuto de actividad es un paso más hacia un futuro más saludable.

Moverse no solo alarga los años, los hace más plenos.

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