Con la reciente tragedia ocurrida en Campanar, la preocupación por la seguridad de nuestras mascotas en situaciones de emergencia se ha hecho patente, así como la necesidad de estar preparados para proteger a nuestros animales durante los incendios y otros desastres similares.
Las mascotas, al igual que los seres humanos, están expuestas a los peligros del fuego y el humo durante un incendio. Es común que busquen refugio por instinto, pero a menudo pueden resultar heridas en el proceso. Es crucial que los dueños estén atentos a cualquier signo de lesión, como quemaduras visibles o sangrado, y proporcionen primeros auxilios adecuados.
El especialista veterinario Jesús Ventura Esteban, Practice Manager del Hospital Veterinario AniCura, nos explica los principales riesgos y medidas preventivas que pueden ser fundamentales para cuidar de nuestras mascotas durante un incendio.
Ventura destaca que los principales riesgos que enfrentan las mascotas en estos momentos se deben sobre todo a la inhalación de humo, la elevación de la temperatura corporal, las quemaduras en las almohadillas y la ansiedad por no entender lo que sucede.
Hay que tener en cuenta que nuestras mascotas (perros y gatos) no transpiran por la piel, lo que quiere decir que no sudan, sino que eliminan el exceso de calor a través de la respiración, que se hace más rápida para eliminar la máxima cantidad de aire caliente y captar la máxima cantidad de aire frío. Sin embargo, “este aumento de la frecuencia respiratoria no siempre es positivo, ya que llegados a un extremo puede ser infructuoso y producir lo que conocemos como golpe de calor”, afirma el especialista.
En estas situaciones, es fundamental mantener la calma y proporcionar un ambiente lo más tranquilo posible para las mascotas dentro de la gravedad, ofreciendo refugio cercano al suelo y utilizando paños húmedos para ayudarles a respirar en caso de humo. “Debemos medirles la temperatura con un termómetro de los mismos que usamos nosotros, por vía rectal. Tenemos que preocuparnos si su temperatura es superior 40ºC. En este caso empaparlos por completo con paños húmedos o debajo de un grifo si disponemos del mismo”, explica Ventura.
Por otro lado, es importante saber que, al igual que las personas, los animales también pueden sufrir estrés post-traumático tras vivir una situación de alta angustia y desconcierto. En estas ocasiones, la mejor manera de ayudar a las mascotas a superar el trauma emocional es mostrarnos tranquilos y, dentro de lo posible, seguir con normalidad sus rutinas diarias. “Si nos ven preocupados su estado mental cambiará, estarán más tristes y nerviosos. Es posible que tengamos que cambiar de residencia y ello les afectará, especialmente a los gatos”, asegura el veterinario. Así pues, aunque nos cueste, es importante evitar mostrar preocupación excesiva, ya que esto puede aumentar su ansiedad.
En casos más graves, existe ayuda médica: collares con sustancias naturales que promueven la sensación de bienestar, así como feromonas que facilitan la adaptación a un nuevo hogar. También hay medicamentos ansiolíticos naturales disponibles, y en casos extremos, tratamientos similares a los utilizados en personas, siempre bajo la supervisión de un veterinario especializado.
Finalmente, es esencial estar atentos al estado de nuestras mascotas en los días posteriores a la tragedia. Ventura incide en la importancia de controlar de forma muy cercana su respiración: “se debe medir el número de respiraciones que tienen en 1 minuto. Para ello la mascota tiene que estar completamente dormida y tiene que ser inferior a 30 respiraciones al minuto. Si es más alta en varias mediciones hay que acudir al veterinario”.