Hace justo un año, la DANA que golpeó con fuerza Valencia dejó 229 fallecidos. Con motivo del primer aniversario de las devastadoras inundaciones, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) pone en valor el papel las enfermeras de Urgencias y Emergencias, cuya labor fue clave para atender a la población en medio del caos. En una entrevista con València Extra, Carmen Casal, vicepresidenta de enfermería de SEMES, ha relatado cómo se vivieron aquellas horas críticas, la presión emocional del personal y la necesidad urgente de una especialidad que reconozca su trabajo.
¿Cómo recuerda aquel 29 de octubre de 2024? ¿Cuál fue el momento más crítico para los equipos de Urgencias y Emergencias?
El 29 de octubre yo no trabajaba en el Servicio de emergencias sanitarias de la Valencia, sino que estaba en la Facultad. Sobre las 2 del mediodía nos desalojaron para irnos todos a casa. Nadie fue consciente de lo que estaba pasando hasta mitad tarde, cuando nos empezaron a llegar fotos e imágenes de la gente que estaba perdiéndolo todo a escasos kilómetros de la ciudad de Valencia.
El momento mas crítico para las Urgencias se vivió de dos maneras. Por una parte, por la imposibilidad de llegar a los lugares donde se necesitaba asistencia, ya que las carreteras y las calles estaban llenas de obstáculos. Por otro lado, por el personal sanitario que estaba trabajando, pero que no sabían cuándo y de qué manera podrían volver a lo que quedaba de sus casas. Fue dantesco.
¿Cómo se organiza el trabajo de una enfermera de Urgencias en un contexto de catástrofe natural como una DANA?
En un principio, como se pueda. Somos especialistas en trabajar en entornos hostiles, pero no estábamos preparadas para uno como este. Era una situación de impotencia, el saber que detrás de cada puerta podría haber una persona que necesitaba ayuda a la que no podíamos llegar porque había una pila de coches encima. Poco a poco, y gracias a toda la gente que estaba en la zona y la que acudió, pudimos llegar a todos los rincones y ofrecer nuestros mejores cuidados.
¿Cómo se gestiona la presión emocional y el cansancio en una situación de emergencia prolongada?
En algunas comunidades autónomos, las enfermeras son afortunadas y tienen algún seguimiento y/o ayuda psicológica, pero en la mayoría no disponemos de nada. Es importante tener a alguien, a un compañero - no hace falta que sea la pareja - para poder descargar esa mochila que se nos llena de sentimientos. Al fin y al cabo, somos humanos y esa presión muchas veces nos desborda. Entre nosotros, el equipo sanitario, nos ayudamos mucho, ya que conocemos de sobra esa presión.
Somos especialistas en entornos hostiles, pero no estábamos preparadas para uno como este
¿Cree que existe suficiente formación específica o hacen falta más recursos y simulacros?
El entrenamiento en entornos hostiles nunca es suficiente. Siempre debemos entrenar y formarnos para estar a la última, crecer profesionalmente de forma individual y grupal. Es muy importante el realizar simulaciones clínicas, simulacros y talleres en conjunto, nos tenemos que preparar para lo que venga, ya sea una pandemia, una DANA, un volcán...
Es importante poder compartir todas las experiencias compartidas entre los distintos servicios de urgencias y emergencias para aprender de los demás y, si es posible, replicarlo en simulacros. Pero es difícil, porque muchas veces pues la realidad siempre puede superar a la ficción.
¿Cómo se coordina la actuación con otros cuerpos, como bomberos, Protección Civil o fuerzas de seguridad?
Con un entrenamiento grupal. Esto hace que nos conozcamos, que sepamos el idioma de cada profesión, sus características, sus competencias… La realización de simulacros en conjunto siempre enriquece. Las comunicaciones de todo tipo (vía radio o teléfono) son clave, siempre y cuando el mensaje esté codificado en el mismo idioma; es decir, que todos y cada uno de ellos sepan en qué momento de la emergencia se encuentran y cuál es el siguiente paso a realizar.
Desde SEMES reivindican la creación de una especialidad propia en Urgencias y Emergencias. ¿Por qué es tan necesaria?
En primer lugar, pedimos una homogeneización en la formación de las enfermeras que trabajan tanto en los servicios de urgencias hospitalarias como en emergencias extrahospitalarias. Esto aportaría una disminución de eventos adversos en un entorno donde el tiempo es un aspecto clave. La seguridad del paciente y la continuidad asistencial son la máxima prioridad para la enfermería en situaciones de urgencia y emergencia.
Entre sus responsabilidades principales, se encuentra la atención directa al paciente, abarcando desde el triaje y la aplicación de primeros cuidados hasta la atención avanzada en unidades móviles o en centros coordinadores como el 112/061. Asimismo, son fundamentales en la coordinación durante los códigos de emergencia y en la gestión de entornos con alta presión asistencial.
La labor de estas profesionales va más allá de la asistencia directa. También, tendrían un papel crucial en la investigación, la educación para la salud, la gestión de la seguridad del paciente y la coordinación interinstitucional. De esta forma, se fortalecería la calidad y la eficiencia global del sistema.
La creación de la especialidad en Enfermería de Urgencias y Emergencias no es una reivindicación corporativa, sino una necesidad estratégica de salud pública
¿Qué avances ha habido en este sentido durante el último año?
Hemos realizado reuniones con el Ministerio de Sanidad y hemos participado en todos los foros en los que ya nos han dado la oportunidad de poder realizar nuestra petición. Disponemos el apoyo de algunas comunidades autónomas y Colegios Oficiales de Enfermería. Actualmente, nos encontramos a la espera de respuesta por parte del Consejo General de Enfermería y de otras administraciones. Pero estamos totalmente abiertos a cualquier sugerencia e intercambio de opinión.
El mensaje que SEMES quiere trasladar a la ciudadanía y a las autoridades sanitarias es claro: la creación de la especialidad en Enfermería de Urgencias y Emergencias no es una reivindicación corporativa, sino una necesidad estratégica de salud pública.
Tras lo vivido en 2024 y lo que ha ocurrido con la reciente DANA Alice, ¿qué medidas básicas de autoprotección debería conocer la población?
Con el objetivo de mejorar la seguridad ciudadana y facilitar la labor de los equipos profesionales durante inundaciones u otras emergencias, SEMES recuerda algunas recomendaciones básicas que pueden marcar la diferencia en los primeros momentos.
En primer lugar, evitar desplazamientos innecesarios y no circular por zonas inundadas, especialmente bajo pasos subterráneos o cauces secos. Aunque el agua pueda parecer poco profunda, la fuerza de la corriente puede arrastrar un vehículo y provocar daños.
Por otro lado, desconectar la electricidad y el gas en caso de riesgo de inundación dentro del hogar y mantenerse alejado de zonas con cables o aparatos eléctricos. También, preparar un kit de emergencia con agua, alimentos no perecederos, linterna, radio, cargador portátil, medicamentos y documentos importantes en una bolsa impermeable. Este pequeño gesto puede ayudar a ganar tiempo y tranquilidad en caso de evacuación.
Además, es importante seguir siempre las indicaciones de los servicios de emergencia y no saturar las líneas telefónicas, salvo en casos estrictamente necesarios. Mantener las vías de comunicación despejadas permite que la ayuda llegue antes a quien más la necesita. Asimismo, es primordial prestar atención a las personas más vulnerables, como mayores, menores o personas con movilidad reducida u otras necesidades. Comprobar que se encuentran en un lugar seguro y, si es posible, comunicar su situación a los servicios de emergencia.
Por último, intentar mantener la calma y colaborar con los equipos de ayuda cuando lleguen. Seguir sus instrucciones y facilitar el acceso a las zonas afectadas contribuye a que la respuesta sea más rápida y eficaz.