Quien circula a diario por la CV-35 lo sabe bien: retenciones a primera hora de la mañana, frenazos inesperados, incorporaciones peligrosas y colas que aparecen casi sin aviso. Una escena repetida que, afortunadamente, tiene los días contados. Y es que la Conselleria de Infraestructuras ha diseñado un plan integral para mejorar la seguridad y la fluidez del tráfico en uno de los accesos más transitados del área metropolitana de Valencia, con una inversión de 7,8 millones de euros y actuaciones clave en cuatro puntos negros del trazado.
Las obras, que comenzarán en 2026 y se prolongarán durante diez meses, se concentrarán en el tramo comprendido entre la salida hacia la Universitat de València y el acceso a l’Eliana. El proyecto saldrá a exposición pública este mismo mes y contará con un plazo de 30 días para presentar alegaciones, un paso previo antes de poner en marcha una intervención que afectará directamente a miles de conductores cada día.
Una autovía al límite por el crecimiento del área metropolitana
La CV-35 se ha convertido en uno de los grandes ejes de expansión de Valencia hacia el interior, dando servicio a municipios en constante crecimiento, áreas industriales, parques tecnológicos y grandes superficies comerciales. En los últimos quince años, la población de la comarca ha aumentado un 25%, y ese aumento se ha trasladado de forma directa al tráfico. Actualmente, la autovía soporta entre 77.000 y 122.000 vehículos diarios, con picos especialmente elevados en horas punta. De hecho, en el entorno de Burjassot, a las 08:00 horas, se llegan a contabilizar hasta 103 vehículos por minuto.
Las obras serán ejecutadas directamente por la concesionaria de la autovía, lo que permitirá acelerar los plazos. Además, la Conselleria ha diseñado las actuaciones con la prioridad clara de reducir al máximo las molestias a los usuarios. Según explicó durante la presentación del proyecto la directora general de Infraestructuras Terrestres, María José Ruzafa, los trabajos se realizarán mayoritariamente en los márgenes derechos de la vía y se intentará evitar el corte de carriles. El objetivo es mejorar la seguridad sin colapsar aún más la vía.
Creación de carriles de incorporación
El primer punto de actuación será la salida 4, a la altura de Burjassot, una zona especialmente sensible por la presencia del carril bus que da servicio al Campus Universitario de Burjassot-Paterna. En la actualidad, los autobuses se incorporan directamente al tronco de la CV-35 con una señal de ‘Stop’ y sin carril de aceleración, una maniobra que supone un riesgo evidente tanto para los conductores como para los pasajeros.
La solución contempla la creación de un carril de aceleración exclusivo para autobuses que permitirá una incorporación mucho más segura. Este carril se conectará con el de deceleración de la salida 4, lo que dará lugar a un cuarto carril en este tramo. Además, se eliminará un pórtico con cámaras en desuso, mejorando la visibilidad y la funcionalidad del entorno.
En adición, la salida 11 en sentido Valencia es otro de los focos de problemas habituales. La corta longitud de la zona de incorporación - apenas 115 metros - y la existencia de un tramo inicial de un solo carril provocan retenciones que ralentizan el carril derecho y, en ocasiones, incluso el central. El resultado son frenazos y un elevado riesgo de colisiones por alcance.
Para poner fin a esta situación, el proyecto ampliará el tramo de incorporación hasta los 390 metros y creará un carril de trenzado que facilitará las maniobras. También, se adelantará la ampliación a dos carriles en la vía colectora y se ejecutarán obras complementarias como el soterramiento de una línea eléctrica, la construcción de un muro de contención y la estabilización del talud.
Otro de los puntos más conflictivos se localiza en la salida 16 en sentido Ademuz, principal acceso a l’Eliana y a varias zonas comerciales muy frecuentadas. La glorieta actual no tiene capacidad suficiente para absorber el tráfico en los momentos de mayor demanda, lo que provoca colas que invaden el arcén y obligan a reducir la velocidad en la autovía.
La solución pasa por crear un nuevo carril continuo desde la salida 14 hasta la 16, ampliando de tres a cuatro carriles este tramo y aumentando la capacidad de almacenamiento. Además, se construirá un nuevo carril de deceleración que conectará con la glorieta situada frente al Decathlon y el Consum de San Antonio de Benagéber, repartiendo mejor el tráfico y reduciendo los atascos.
Fin del cuello de botella en el acceso al by-pass
La última gran actuación se centrará en la salida 10, que conecta la CV-35 con el by-pass de Valencia (A-7) en sentido a la capital. Este enlace es clave para acceder al Parque Tecnológico, el polígono de L’Andana y urbanizaciones como La Cañada o Mas Camarena. Sin embargo, la reducción de dos carriles a uno en este punto provoca atascos que acaban afectando a la propia autovía.
El proyecto eliminará este cuello de botella dotando al tramo de dos carriles en todo su recorrido y creando vías de aceleración y deceleración independientes y con capacidad suficiente. De este modo, las colas dejarán de invadir la CV-35 y se reducirá de forma notable el riesgo de accidentes en horas punta. Con este gran proyecto, la Generalitat pretende garantizar a los usuarios habituales de la CV-35 circular con más seguridad, menos estrés y sin sobresaltos.