El Consejo de Ministros ha dado un paso que cambiará muchas rutinas. Ha aprobado el anteproyecto de la ley antitabaco, y la medida estrella no deja lugar a dudas: no se podrá fumar en las terrazas de bares y restaurantes. En una ciudad como València, donde la vida se hace de cara a la calle, la noticia no pasa desapercibida.
Pero la reforma va más allá. Por primera vez, los menores tendrán prohibido no solo comprar tabaco, también fumarlo. Y se equipara el vapeo al cigarro tradicional. Es decir, que los vapeadores, shishas o bolsitas de nicotina entran en el mismo saco que el tabaco de toda la vida. Una novedad que afectará de lleno a la forma de consumir de muchos jóvenes valencianos.
La ministra de Sanidad, Mónica García, lo resumió así: “La verdadera libertad es respirar aire limpio”. Y lo cierto es que la ley aún tiene que superar su trámite en el Congreso, donde no está asegurada la mayoría. Pero el debate ya está en la calle, desde los bares Ruzafa a las terrazas de la Malvarrosa.

Nuevos cambios que llegan con la ley antitabaco
El anteproyecto de la ley antitabaco no se queda en las terrazas. También veta el tabaco y los vapeadores en un radio de 15 metros alrededor de colegios, hospitales o parques infantiles. Tampoco se podrá fumar en universidades, piscinas públicas, recintos deportivos, espectáculos al aire libre o vehículos de trabajo.
Otro cambio importante: los menores ya no estarán al margen. Hasta ahora solo se prohibía la venta. Con esta reforma, podrán ser sancionados si consumen cigarrillos o vapeadores. Un giro que busca frenar el inicio del hábito desde la adolescencia.
Además, todo lo que tenga que ver con el vapeo queda regulado. Desde los dispositivos de tabaco calentado hasta las shishas, pasando por los cigarrillos electrónicos. Su publicidad, patrocinio o promoción desaparece de redes sociales, conciertos o bares. La idea es clara: cortar cualquier vínculo entre tabaco y ocio juvenil.

Cigarrillos electrónicos, publicidad y todo lo que se ha quedado fuera
La ley también pone fin a los cigarrillos electrónicos de un solo uso, que generan toneladas de residuos y han disparado el consumo entre jóvenes. Y ojo con la publicidad: el texto también incluye sanciones de hasta 600.000 euros para quienes incumplan la normativa en materia de promoción y publicidad.
Lo que no veremos, al menos de momento, es el empaquetado genérico. Esa medida, que ya está en vigor en más de 20 países, se cayó del texto tras la presión de la industria y las dudas de la CNMC. Tampoco habrá subida de impuestos al tabaco, pese a que Sanidad lo había planteado en un primer borrador.
Con todo, Mónica García defiende que España vuelve a estar en la vanguardia en la lucha contra el tabaquismo, como ya lo estuvo en 2005 y en 2010. La incógnita ahora es si la norma sobrevivirá al debate político en el Congreso. Mientras tanto, las terrazas valencianas ya imaginan cómo será esa nueva normalidad sin humo.