La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), en el marco de la Semana Sin Humo, ha publicado los resultados de su encuesta anual sobre tabaquismo. Este año, la muestra ha alcanzado las 9.500 personas en todo el país, de las que 308 son residentes en la Comunitat Valenciana. Los datos reflejan una sociedad cada vez más sensibilizada frente al consumo de tabaco y decidida a ampliar las zonas libres de humo para proteger la salud pública y el medio ambiente.
En la Comunitat Valenciana, la mayoría de las personas encuestadas han sido mujeres (71,1%), predominando el grupo de edad de entre 50 y 64 años. Un 54,9% de los participantes se declara no fumador, un 36,75% exfumador y solo un 8,45% fumador activo. Pero más allá de los hábitos individuales, lo que destaca es la contundente voluntad colectiva de limitar los espacios en los que se puede fumar.
Lugares públicos y terrazas, en el punto de mira
Uno de los resultados más significativos de la encuesta es la aceptación mayoritaria de medidas restrictivas para proteger la salud de todos. En concreto, el 86,7% de los valencianos encuestados se muestra a favor de prohibir fumar en los alrededores de centros educativos. Esta cifra no solo es elevada, sino que está tres puntos por encima de la media nacional, lo que posiciona a la Comunitat Valenciana como una de las autonomías con mayor sensibilidad en este aspecto.
Las paradas de autobús también concentran un alto nivel de consenso: un 83,8% de los valencianos aboga por convertirlas en espacios sin humo. La preocupación por la exposición pasiva al tabaco en lugares públicos es creciente, y un 77,6% considera necesario prohibir fumar en espacios públicos abiertos, mientras que el 74% lo haría en las playas.
Una de las cifras más impactantes es que el 82,1% de los encuestados no permitiría fumar en las terrazas de bares y restaurantes. Esta opinión muestra que la medida adoptada durante la pandemia – y recientemente retirada en la Comunitat Valenciana – contaba con una gran aceptación social, incluso entre fumadores. La ciudadanía parece reclamar su reinstauración como garantía de salud colectiva.
Regulación de nuevos consumos
El rechazo al tabaco va más allá de la salud personal. El 96,8% de los valencianos considera que el tabaco o sus residuos afectan negativamente al medio ambiente. Este dato cobra especial relevancia en una comunidad autónoma costera como la valenciana, donde la presencia de colillas en playas y espacios naturales supone un problema ambiental de primer orden.
Asimismo, el 93,2% de los encuestados cree que productos como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o las pipas de agua también son perjudiciales para la salud. A pesar de ello, actualmente en la Comunitat Valenciana está permitido vapear en bares y discotecas. Desde SoVaMFiC (Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria) se insta a igualar la legislación de estos dispositivos con la del tabaco tradicional para frenar su expansión, especialmente entre los más jóvenes.
Y es que la brecha generacional en la percepción del riesgo es evidente. La encuesta muestra que los menores y adultos jóvenes – especialmente entre los 14 y 18 años – presentan una menor aceptación de las medidas de control del tabaquismo. A pesar de conocer los efectos nocivos del vapeo, muchos adolescentes lo utilizan como vía de inicio al consumo de nicotina. En esa franja de edad, un preocupante 19,3% fuma y el 11,1% usa vapeadores.
Se amplían los espacios donde estará prohibido fumar
La ciudad de Valencia se prepara para un cambio significativo con la inminente aprobación de la nueva Ley Antitabaco, presentada por la ministra de Sanidad, Mónica García. Según ha avanzado en la Cadena SER, el texto legal ya está cerrado y supondrá una ampliación significativa de los espacios donde estará terminantemente prohibido fumar.
Entre las nuevas medidas destacan la prohibición de fumar en terrazas de bares y restaurantes, eventos públicos como conciertos o festivales – incluyendo Fallas y la Gran Fira – y en todos los espacios exteriores de centros educativos, como patios o campus universitarios. También afectará a instalaciones deportivas, piscinas públicas, paradas de transporte cubiertas y exteriores de locales de ocio nocturno.
Además, se introduce una medida innovadora: la prohibición de fumar en vehículos de uso laboral, lo que busca proteger especialmente a trabajadores no fumadores.
Estas medidas se enmarcan en el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027, cuyo objetivo es reducir la prevalencia del consumo de tabaco, equiparar la regulación de productos alternativos y proteger al conjunto de la ciudadanía frente al humo y sus efectos.
Mayor fiscalidad y consenso social en la lucha contra el tabaco
El apoyo a medidas fiscales también ha aumentado. Un 86,4% de los valencianos encuestados se muestra favorable a aumentar el precio del tabaco – incluidos cigarrillos electrónicos, tabaco de liar y calentado –. Este respaldo ciudadano se produce en un contexto en el que el tabaco en España sigue siendo uno de los más baratos de la Unión Europea: una cajetilla cuesta de media 4,60 euros, frente a los 12,81 de Irlanda.
En este sentido, los expertos calculan que una subida de precios podría reducir el consumo entre un 10 y un 15 %. Por ello, desde semFYC y SoVaMFiC reclaman una mayor implicación del Ministerio de Hacienda y del Ministerio de Sanidad para equiparar los impuestos del tabaco al estándar europeo.
También hay un creciente consenso sobre la necesidad del empaquetado genérico y la regulación de nuevas formas de consumo como las bolsas de nicotina, que aún carecen de un marco normativo claro.
Más allá de las restricciones, la lucha contra el tabaquismo requiere un enfoque integral. SoVaMFiC subraya la necesidad de reforzar las campañas preventivas y educativas desde la Atención Primaria, y exige que la Terapia Sustitutiva de Nicotina se financie públicamente en todas sus modalidades.
Cada año mueren en España alrededor de 50.000 personas a causa del tabaco, unas 5.000 solo en la Comunitat Valenciana. Una cifra que pone en evidencia la urgencia de actuar con determinación para reducir el consumo y sus devastadoras consecuencias.