Además de sentencias como la de Gürtel, que han desencadenado un terremoto político en toda España, la corrupción pasa también factura a otros niveles. Entre ellos, el simbólico. La demostración fehaciente ocurrió ayer mismo, cuando se retiró el retrato de Milagrosa Martínez que hasta el momento se exhibía en el salón dorado de les Corts Valencianes, y de la placa de inauguración del edificio de los grupos, en la que se encontraba su nombre.
De esta forma, la que fuera presidenta del parlamento valenciano entre 2007 y 2011, condenada a nueve años de prisión por el caso Fitur, ya no ha dejado ninguna huella explícita sobre la institución. Dos operarios la borraron cuando retiraron primero la placa con su nombre y la partieron en dos durante la operación.
El cuadro de Martínez que se encontraba justo al lado del de Juan Cotino en el salón dorado, donde se exponen los retratos de los expresidentes de la cámara, se retiró más velozmente que la placa. En unos pocos minutos, uno de los trabajadores lo descolgó de la pared y lo depositó boca abajo en la mesa que se sitúa en el centro de la sala. Posteriormente, lo envolvió en papel y se lo llevó, ante la atenta mirada de los periodistas y medios gráficos que acudieron al acto simbólico. El cuadro, sin embargo, ha tenido mejor suerte que la placa, y ha acabado en el almacén del edificio.
Hay que destacar que esta operación acordada por unanimidad entre todos los grupos parlamentarios, también por el Partido Popular, pretendía cumplir con la Ley de Transparencia y Buen Gobierno vigente, así como una decisión adoptada en el pleno.
Según estos dos textos, se tenían que retirar de la institución aquellas menciones honoríficas, honores, placas, o menciones a aquellas personas sobre las cuales existe una sentencia firme por corrupción, y que además estén motivadas por un coste para el servicio público, como es el caso de la condena por Fitur que cayó sobre Milagrosa Martínez.