Lluís Bertomeu

Opinión

De la queja a la exigencia

Director de comunicación @satoridircom

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La ministra de Hacienda, Mª Jesús Montero, junto con el president de la Generalitat, Ximo Puig
La ministra de Hacienda, Mª Jesús Montero, junto con el president de la Generalitat, Ximo Puig

Ya acuñó Jordi Pujol el término conceptual que ha llegado a convertirse en leivmotiv de la ciencia política ibérica: la ensambladura de Cataluña a España. Y en su momento lo deslizó de manera muy mediática Felipe González con otro novísimo concepto: tenemos que interpretar el espacio público compartido, referido en el Estado Español, vamos…

Puix de esto queremos hablar, huyendo por un momento de las polémicas lingüísticas tan celebradas por estas latitudes y que todo lo degluten. Del peso de los valencianos en el Estado, de la presencia de la Comunidad Valenciana al país. De nuestra ensambladura en esta España mía, esta España nuestra. Y del noquejats que in saecula saeculorum estamos y se nos percibe a los de esta tierra, con la confianza que volvemos desde aquí a plantear alternativas y liderar procesos que influyan en el resto del territorio y recuperamos así nuestra imagen de pujanza y capacidad. Ximo Puig lleva años haciendo lúcidas rogativas alrededor del tema… sin ninguna réplica.

Sin huir de complicaciones y con la audacia de abrir la Caja de Pandora, desde estas riberas tendríamos que encabezar la petición de reforma del Título Octau de nuestra sacrosanta Constitución. Sí, el referido al diseño del Estado Autonómico y , síbuscando todas las complicidades posibles, puesto que por el constante conflicto territorial planteado con el gobierno de turno no se puede tolerar que siempre se nos acalle y se nos obligo a abandonar posiciones y reivindicaciones justas e inaplazables para los ciudadanos de esta tierra nuestra. El ahora no toca ya se ha acabado para los valencianos.

El aspirante Mazón, para fortalecer su discurso político en mayúsculas, tiene que presentarse ante el resto de España cómo el mayor adalid del autogobierno, cómo el máximo defensor del estado autonómico hispánico. La no sé por qué intocable Carta Magna de 1978, por cierto no votada por la mayoría de los responsables políticos actuales, es la base para poder configurar un nuevo y definitiva financiación autonómica, y con su necesaria reforma, plantear una nueva configuración de voluntades consensuada e identificatòria con la actual realidad territorial española. Sin olvidar el nonat Derecho Civil propio, que tanto de lustre le está dando la Asociación de Juristas Valencianos y que cómo todo lo nuestro encallado se encuentra…

Ahora ya toca… De nuevo el Estado no puede tapar la legítima e histórica reivindicación de nuestra tierra valenciana por el miedo ante el constante desafío soberanista catalán. Por eso tenemos que dar un paso adelante y volver a lanzar desde la CV discursos que lideran nuestra visión y planteamiento del Estado y su configuración. Empezaremos a recuperar así el peso específico de los valencianos a Las Espanyes, una cosa tan añorada en los últimos lustros. Y plantamos la Pica a Flandes, la Constitución es anterior y possibilitadora de unos Estatutos de Autonomía que han acabado por superándola al desenrollarse en toda su magnitud. Por lo tanto es necesario y apresurando adecuar la actual realidad territorial española de 2022 en una norma de 1978, y no al revés… Feijóo seguro que estaría a favor de obra.

Y tenemos que exigir la publicación de las balanzas fiscales desde la CV, verdadera foto fija del desajuste y la contradicción que sufrimos en estas latitudes y desde hace demasiado. Las que se hicieron públicas la década anterior eran radicales… Los valencianos aportábamos en el Estado seis mil millones más del que recibíamos. Cómo dijo el brillante Jesús Civera en su momento: éramos y somos pobres pero de amplias solidaridades y sonrisas. Somos una de las autonomías más solidarias de la ínsula hispánica de Trocaría y a la vez la peor financiada, llegando casi al expolio… Mi maestro Xavier Ribera pontificó hace tiempo: ser solidarios no puede significar ser castigados.

Nuestra eterna y enfermiza falta de cohesión social tenemos que trabajar para desterrarla. Esto que los invertebrados también pueden vivir, cómo va soflamar Joan Lerma en sus años grises, no es de recibo, ni para nuestro futuro como Pueblo ni como ciudadanos libres y maltratados. Puig ahora y Mazón mañana tienen la oportunidad de conducir todos sus esfuerzos en este sentido, levantando la bandera de la exigencia de una nueva financiación, y por qué no, de la necesaria reforma de la configuración territorial del Estado. Ha llegado el momento de la Comunidad Valenciana.

Pasos se han dado conjurándose con Andalucía, Baleares y Murcia para reivindicar de un vez por todas y por siempre jamás el nuevo sistema de financiación autonómica. Y por mucho que se obstino la Meseta castiza y la enloquecida Ayuso a desacreditar todo aquello que viene desde el Mediterráneo, llegando a la descalificación xusca y populista, que se vaya preparando. Ella representa el España caduca e inmovilista, la que vive del dumping y la macrocefalia, la que soportamos entre todos y que no quiere perder sus privilegios. Esa España en blanco y negro, que para mantener su estatus nos desangra al resto. Porque desde las riberas del Madre Nostrum devolveremos en nuestro país todos sus colores, desde la justicia, la equidad y las oportunidades para todos.

 

 

Lluís Bertomeu

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