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Estamos a punto de llegar al ecuador de la legislatura en la Diputación de Valencia y es momento de analizar los cambios y logros conseguidos desde una instituciónrenovada. Finalizada la era Rus, en el palacio de Batlia todo es muy diferente.

Durante la anterior legislatura cumplí con la obligación que toda oposición tiene de fiscalizar al gobierno, y la llevé a cabo como nunca allí se hizo. Mientras la mayoría le reía sus "gracias", yo me enfrentaba día a día a un Rus todopoderoso. Junto a mis compañeros, investigué la corrupción y finalmente presenté una denuncia que ponía en evidencia la gestión de IMELSA, la diputación, CIEGSA, varias Consellerias y algunos Ayuntamientos, entre ellos el de Valencia, y que dio lugar a wun procedimiento que se conoce como el caso TAULA.

No hace falta ser un lince para darse cuenta de cuantos enemigos poderosos me gané a pulso. Todavía hay personas desconocidas que se me acercan para darme las gracias por mi valentía. Sin embargo, para mí no había otra opción, y siempre he dicho que si en política dejas de hacer algo por miedo o por interés, has de irte a tu casa. Desafortunadamente, ésta no es una práctica generalizada.

Durante esta legislatura miro hacia atrás y pienso que jamás se me pasó por la cabeza que continuaría en la Diputación cuatro años después realizando funciones muy diferentes y que, como Diputada de Inclusión Social, Teatros y Memoria Histórica, iba a desarrollar proyectos que he defendido durante años sin posibilidad de hacerlos factibles.

Llevar adelante un nuevo modelo de servicios sociales basado en la prevención y en la justicia social frente al modelo asistencialista basado en la caridad que tanto habíamos criticado, triplicando por tres para ello la partida presupuestaria es algo que hemos podido hacer desde la delegación que dirijo gracias también, evidentemente, al apoyo del resto del equipo de gobierno.

Ser la primera administración valenciana en subvencionar las exhumaciones de las fosas comunes del franquismo y realizar proyectos como la Memoria a l'escola y la Memoria a la Biblioteca nos demuestran los cambios en una Administración que ha pasado de ser conocida por la corrupción a serlo por la defensa de los derechos democráticos.

Respecto a Teatros hemos producido en un año más que de lo que se hacía en una legislatura, hemos aumentado la exhibición además del número de espectadores y además hemos mejorado las condiciones laborales de la profesión. Aunque no voy a quedarme en la complacencia porque espero, junto a mi equipo, seguir avanzando mucho más, es evidente que los cambios en tan solo dos años son más que considerables.

Gobernar es un medio para poder desarrollar políticas que mejoren las condiciones de vida de la ciudadanía, algunos lo tenemos muy claro: cuando una persona sale de la institución debe analizar cuál es su legado a la sociedad, que desde luego no debe ser el de haber calentado un sillón. Por ello podré decir cuando acabe que mi paso por la Diputación no fue en vano, ni cuando estuve en la oposición ni cuando estuve en el gobierno. Que ayudé a construir. Y eso compensa muchas renuncias.

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