Opinión

Abocados al divorcio

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Qué se puede esperar de una pareja que se une por conveniencia, sin un proyecto de futuro compartido? Fácil, ¿no? Fracasarán. El final puede llegar en unos meses, un año, dos…, pero lamentablemente está escrito. El divorcio planea sobre ellos como un buitre que huele la carroña. Es inevitable.

Como abogada, ya acumulo más de 25 años llevando asuntos de derecho de familia y veo muy de cerca la alegría y el desengaño. Ya poco me sorprende. En política, prácticamente, me he dado cuenta que ocurre lo mismo, cada vez que hay pactos entre fuerzas políticas que no comparten un proyecto común, la baraja acaba rompiéndose. En esta legislatura lo hemos visto en la provincia de Valencia en Llíria, en Favara, en Paterna.

El último caso, el de Paterna, a solo nueve meses de las elecciones, hace que se enciendan las alarmas. Y más después del espectáculo bochornoso protagonizado porla vicepresidenta Mónica Oltra y la consellera Gabriela Bravo este verano. Parece mentira que la número dos del Consell hable a través de las redes de esa manera, ni siquiera son capaces de sentarse y hablarlo. A golpe de twitter suelta lo que siente en ese momento y se queda tan ancha. Luego se reúne con el President para hacerse la foto, no hablan del tema, y se va a la tele a amenazar con “consecuencias si se repite”. De traca. Al más alto nivel.

Esto que ahora es tan visible porque Oltra lo cuenta en twitter y en la tele, Cs lo viene advirtiendo desde que empezó la legislatura. Las divisiones están ahí desde el principio. Se reparten las consellerias y los cargos como si fuesen porciones de un pastel. En la Diputación, la separación estanca es tal que cuando van a un acto los de Compromís no van los del PSOE y viceversa. ¿Acaso es esto trabajar en equipo por Valencia?

Además, sólo hay que leerse los programas electorales de ambos para ver que no tiene nada que ver. Tenían un objetivo común: desbancar al PP, todos lo queríamos; sin embargo, más allá de eso, ¿qué querían hacer por esta tierra y sus ciudadanos?, ¿qué han hecho? Los verdaderos problemas como listas de espera obarracones siguen ahí. Y luego están los que El Botànic ha generado, entre ellos, uno muy gordo, el de la Educación.

Que eran un matrimonio de conveniencia ya lo sabíamos, que se peleaban también, pero que salgan al escenario a cantarlo como Pimpinela (le robo esta metáfora a Toni Cantó) no está al nivel de lo que merecen los valencianos. La Comunidad Valenciana y sus municipios merecen un gobierno con altura de miras, que vele por el interés general y se olvide de los sillones y los repartos. Sé que está muy manido, aun así nada define estos fracasos como el título de la gran obra de García Márquez “Crónica de una muerte anunciada”. Eso es el Botànic y los Minibotànics, están abocados al divorcio.

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