Hablamos con Jose Manuel Casañ, alma y voz de Seguridad Social, que vuelve a Valencia para subirse al escenario de Locos por la Música el próximo 13 de diciembre en el Roig Arena. Entre recuerdos compartidos con compañeros de batalla, reflexiones sobre la evolución de la música y un futuro disco-libro que está a punto de ver la luz, Casañ repasa con nosotros la esencia de un festival donde —dice— “todas las canciones son parte de tu vida”. Una conversación honesta y tan viva como su trayectoria de más de 40 años.
Esta edición de Locos por la Música llega al Roig Arena con más de siete horas de directos. Tú que llevas ya 40 años sobre los escenarios, ¿qué tiene ese festival que te hace decir: “sí o sí, ahí tengo que estar”?
Este festival tiene una ventaja tremenda y es que todos los grupos que estamos ahí, a pesar de que ya llevamos mucho tiempo, seguimos vigentes, sacando canciones nuevas, haciendo nuevos discos y también que somos amigos. Hemos coincidido durante 40 años prácticamente en todos los escenarios y se crea un clima muy especial.
La música siempre tiene nostalgia, pero un ataque extraordinario de nostalgia no es bueno. Recordar viejos tiempos, tu primer amor, con qué canción te enamoraste o tuviste tu primer hijo… hay una banda sonora de nuestra vida configurada por este tipo de canciones. Aquí no es una presentación de un disco nuevo: como mucho tocaremos una hora. Es una selección de las canciones que están en la memoria colectiva. No son de un grupo, son de todos. Ese es el aliciente y ver la complicidad entre todos los artistas. Va a ser impresionante.
Decías que sois amigos de casi toda la vida. Con Revólver, Los Rebeldes, Amistades Peligrosas… ¿Cuántas historias de backstage podríais contar sin que nadie os denuncie?
Bueno, hay algunas que ya han prescrito y se podrían contar (se ríe). Unos santos no hemos sido nunca, eso también es cierto, pero siempre ha habido muy buen rollo. Recuerdo quedarnos en camerinos con una guitarra, cantando, bebiendo una cerveza y siguiendo la fiesta. Eso me trae muy buenos recuerdos. Este tipo de festivales se da a eso, a que haya camaradería total. Se pueden contar algunas, pero vamos a dejarlo ahí, que la gente imagine cosas.
Muchos grupos mantienen su sonido inicial como sello, pero vosotros habéis apostado por evolucionar constantemente. ¿Crees que esa capacidad de mutar ha sido clave para la longevidad de la banda?
No lo sé, supongo que sí, pero tampoco te lo puedo asegurar. Lo que sí es cierto es que no podía hacerlo de otra manera; repetirme hubiera sido imposible. Cuando empecé, el punk era perfecto: era reivindicativo, yo era muy joven y no tenía ni idea. Luego se me quedó estrecho.
Conforme empezamos a conocer instrumentos y músicas que nos parecían difíciles, fuimos evolucionando. Me han influido grupos como The Clash o los Beatles, que cada single era diferente. Me gusta investigar y arriesgar, aunque a veces me he pegado trompazos porque no todo el mundo está preparado o interesado en lo que tú tienes en la cabeza. Pero eso me hace sentirme vivo.
También viajar me ha enseñado mucho. Hasta que no fui a América y sentí el sol y la calidez, no me atreví a incorporar ritmos latinos. El rock and roll es muy poroso y nace ya de una fusión, así que puede volver a fusionarse. Con esa filosofía hemos ido navegando muchos años.
Hablas de esa etapa latinoamericana, e incluso has hecho duetos con artistas de allí. ¿Habrá guiños a esta fase en vuestra selección para el festival?
Claro que va a haber. Vamos a hacer una selección de todos los años. Hay canciones que tienen ya 40 años. “Comerranas” la hice en el 83, luego vino la época más latina en los 90 y en los 2000 volvimos al rock mediterráneo. Todo eso va a estar reflejado en el show de una hora.
Lo interesante es que en los 80 y sobre todo en los 90 la industria empezó a apostar fuertemente por los grupos españoles. Entonces no había tantas distracciones y musicalmente había poco, lo cual fue bueno porque tenemos un gran repertorio. Ahora hay artistas muy arriba que a lo mejor la gente conoce una o dos canciones. En un festival como este te das cuenta de que todas las canciones son parte de tu vida.
Dentro de ese panorama que describes, ¿cómo has visto evolucionar la escena musical en Valencia?
Como valenciano he visto que siempre nos cuesta muchísimo salir de Valencia. A nosotros nos costó unos diez años. Hay que tener un pie en Madrid; si no, estás condenado a repetirte y a quemarte en casa. Hace falta apoyo externo o desde aquí hacia fuera.
Valencia siempre ha sido tierra de músicos. En los 80 y 90 estábamos en la vanguardia incluso a nivel internacional. Había un triángulo Londres–Valencia–Ibiza muy curioso. Pero siempre nos ha costado salir. Hay excepcciones como La Fúmiga y otros grupos en valenciano, pero para lo que hacemos nosotros siempre ha sido necesario tener ese pie en Madrid. Si no, estamos condenados a devorarnos a nosotros mismos.
En los últimos años has trabajado en el disco-libro Voy a Marte, previsto para el año que viene. ¿En qué punto está?
Sí, llevo años con él. El disco está, son diez o doce canciones, y el libro también. Todo está relacionado, pero no es un disco-libro como el anterior. Lo tengo escrito desde hace tres o cuatro años. No veía el momento de sacarlo porque afortunadamente no nos hacía falta: tenemos unas 70 actuaciones anuales.
Además, la escena musical no era propicia. La música urbana estaba muy por encima, copándolo todo, como pasó en su día con Operación Triunfo: aunque hicieras lo que hicieras, no había hueco para ti. Ahora se está diluyendo un poco y hay nuevos grupos como Arde Bogotá o La La love You que tocan guitarra, natería… una nueva generación.
Creo que ahora sí es un momento adecuado para sacarlo porque puede tener cabida.
Y ya para terminar: ¿qué canción de Seguridad Social dirías que es imprescindible en esta edición de Locos por la Música, para que la gente salga sintiéndose un poco más joven de lo que entró?
No lo s… creo que todas las que vamos a tocar son imprescindibles. No me atrevería a decirte una.