Desde el impulso de la marca SomVela hasta los programas inclusivos y educativos como Abrimos el Mar o el uso de la goleta Tirant Primer, la Federació de Vela de la Comunitat Valenciana trabaja para que el mar y la navegación a vela sean patrimonio colectivo, accesible, sostenible y formativo. Su presidente, Carlos Torrado, habla con València Extra sobre el presente y futuro de este deporte en la región.
¿Qué supuso crear la marca SomVela para la Federació?
Fue una decisión estratégica. Federació de Vela de la Comunitat Valenciana sonaba demasiado institucional. Queríamos algo más cercano, más comercial, que nos ayudara a conectar con la ciudadanía, incluso con quienes no tienen ningún vínculo con el mar. Hoy, ocho años después, la gente nos reconoce como “los de SomVela”, y eso significa que lo hemos hecho bien.
Habéis lanzado campañas como Abrimos el Mar. ¿Qué buscáis con iniciativas así?
Romper barreras. La vela se percibe como un deporte elitista o caro, cuando en realidad no lo es. Puedes navegar sin tener barco, en cursos o actividades escolares. La Comunitat Valenciana tiene 500 kilómetros de costa: el mar es nuestro recurso natural, y todos, especialmente los niños y niñas, deberían tener la oportunidad de conocerlo y disfrutarlo. Cada año, gracias a estas campañas, ganamos más practicantes.
¿A qué edades estáis llegando con más fuerza?
Sobre todo de los 8 a los 14 años. Con el programa Esport a l’Escola llegamos directamente a los patios escolares, donde mostramos cómo funciona la vela con materiales adaptados. Es una forma lúdica, divertida y pedagógica de introducirse en este mundo. Los niños conectan de inmediato.

También destacáis por la vela inclusiva. ¿Cómo está funcionando?
Colaboramos con FESA, la federación de deportes adaptados, y tenemos una base en la Marina de València con actividad regular. Cada vez se suman más personas, y eso nos impulsa a expandir el programa a otros municipios. Es lento, pero emocionante. Cuando una persona supera la barrera mental de subirse a un barco y luego quiere repetir, sabes que estás haciendo algo transformador.
¿Cómo se gestiona el paso del deporte base al alto rendimiento?
A través del Centro de Tecnificación, que actúa como puente entre los clubes y la selección nacional. Tenemos solo 22 deportistas, pero muy preparados. Nombres como Lara Himmes o Antonio Torrado, que ya están en el equipo olímpico, han salido de ahí. Nuestro trabajo es formar tanto la mente como el cuerpo de estos futuros campeones.
Eventos como la Olympic Week o el Trofeo SM La Reina también tienen impacto turístico.
Sin duda. La vela no es un deporte de ir y venir en un día: hay que instalarse semanas antes, probar el mar, las corrientes. Eso significa hoteles, restaurantes, logística… Cada evento internacional genera un impacto económico potente. Y además, tenemos escenarios de competición envidiables en toda la Comunitat: València, Alicante, Dénia, Torrevieja…

¿Qué papel tiene la goleta Tirant Primer en la estrategia de la FVCV?
Es nuestro barco-escuela. Participa en campañas escolares, sirve como herramienta de educación ambiental y también representa a la Comunitat Valenciana en regatas y eventos internacionales. Es, en esencia, el símbolo flotante de nuestra cultura marinera.
¿Qué retos os marcáis como federación para que la vela tenga más presencia en la sociedad?
Lo más importante para nosotros es que la fiesta no pare. Las opciones de ocio para un joven ahora mismo son tantas y tan variadas… y sobre todo están muy condicionadas por la electrónica, los móviles, las tecnologías. Está surgiendo cierta apatía hacia lo natural, lo humano. El deporte, quieras que no, tiene una pequeña dosis de esfuerzo, de constancia. Cuando estás navegando, estás cinco horas sin móvil. Nuestro reto es conseguir que la vela forme parte del día a día, como el fútbol o el tenis. Que se vea como algo normal, cercano, nuestro.