Lanzan la primera mascarilla de nanofibras compostable del mundo

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La empresa valenciana Bioinicia ha lanzado una mascarilla higiénica 'bio' con ajuste tipo EPI, "la primera mascarilla de nanofibras compostable del mundo" desarrollada junto al CSIC. Posee una filtración superior al 98% frente a aerosoles y composta en 22 días.Esta mascarilla, disponible en 'proveil.es', es compostable y está fabricada con materias primas naturales que ayudan a cuidar del medio ambiente. Sus componentes llegarán a transformarse en agua y CO2 con el tiempo, evitando que millones de toneladas de plásticos lleguen a los océanos.El punto de partida es el gran perjuicio que generan las mascarillas al medio ambiente al tener que deshacerse de ellas constantemente. "Tirarlas en el váter o en el suelo y no hacerlo en los lugares recomendados es un grave problema, ya que supone el mismo daño que arrojar toallitas y plásticos", recuerda la compañía.Por contra, la opción "más sostenible" para evitar la acumulación de mascarillas en el medio ambiente es producirlas utilizando materias primas derivadas de biomasa y/o de residuos y su posterior reciclado orgánico en forma de compostaje industrial, de forma que el carbono retorne a la tierra."En este momento, casi todas las mascarillas están hechas de un plástico derivado del petróleo que no biodegrada. Por tanto, estará cientos de años como un contaminante en el medio ambiente y, además, a medida que se vaya fraccionando en trozos pequeños, generará microplásticos que son consumidos por los organismos vivos y que como consecuencia, acabarán formando parte de nuestra dieta", advierte José Mª Lagarón, líder del proyecto.

1.500 MILLONES DE MASCARILLAS EN EL MAR EN 2020

De hecho, se considera que 2020 terminó con cerca de 1.500 millones de mascarillas en el mar, generando una nueva tipología de basura en el océano. "Un problema adicional a la acumulación de mascarillas en el medio ambiente y en vertederos, es que ese producto se basa en una economía lineal, de usar y tirar, no circular. Además, la producción del plástico añade dióxido de carbono a la atmósfera, siendo por tanto un promotor del efecto invernadero", añade este investigador del CSIC.A su juicio, las opciones para evitar la acumulación de mascarillas en forma de residuos contaminantes son su recogida y reutilización para hacer otros productos o para producir energía. "Sin duda --subraya-- la vía más sostenible es la de utilizar materias primas derivadas de biomasa y/o de residuos y su reciclado orgánico en forma de compostaje industrial, para retornar el carbono al suelo."Para buscar soluciones al terrible impacto medioambiental, Bioinicia y CSIC se centraron en la creación de una mascarilla compostable con un formato que se adapta a la fisionomía, como las mascarillas EPI. La experiencia del CSIC es muy amplia en esta temática, por lo que su objetivo común fue crear una mascarilla "única en el mercado" que se pudiera reciclar de forma orgánica, mediante compostaje industrial, pero con las mismas propiedades de filtración, respirabilidad y ajuste que un EPI, FFP2 o COVID-19.Por tanto, se trata de una mascarilla que ofrece "la mayor protección no solo en exteriores, sino también en interiores y que puede ser usada con seguridad por la población, los docentes, cuerpos y fuerzas de seguridad y los sanitarios".

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