El fenómeno meteorológico de ‘El Niño’ se acerca. Es lo que estima la Administración Nacional, Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el meteorólogo Mario Picazo. Al parecer, este fenómeno conlleva una subida de la temperatura del océano pacífico en 1 a 3ºC. Este previsible aumento de la temperatura del océano más grande del mundo conllevará también un aumento de la temperatura de todo el planeta con sus graves y, para el propio especialista, temidas consecuencias. El cambio no es algo nuevo, se trata de ciclos de temperatura que sufren las aguas del pacífico cada cuantos años, lo que si es más preocupante es que estas variaciones son cada vez más duraderas y fuertes por lo que su impacto en el planeta es mayor.
Eso lleva a que cosas como superar aquellos 1.5ºC de calentamiento máximo desde niveles preindustriales que ponía la Cumbre de París sobre la mesa pueda llegar a suceder este mismo año. Un varapalo más para la salud del planeta y otro agravante en esto que ya conocemos como emergencia climática. El exceso de energía provocado por El Niño agravará los fenómenos meteorológicos del planeta por lo que las sequías, las precipitaciones que llegarán a inundaciones o las olas de calor podrán serán de mayor intensidad en las distintas zonas del planeta. Pero no solo se habla de 2023 como un año cálido y más catastrófico, los expertos de la NOAA explican que El Niño alcanzará sus valores más elevados en 2024, por lo que ese año la temperatura será todavía mayor.
Consecuencias a nivel mundial
Además de todo lo mencionado anteriormente a nivel general, El Niño tendrá otras consecuencias más específicas. Por ejemplo, provocará alteraciones en la temporada de huracanes tropicales haciendo que los mismos tengan una menor intensidad en la zona del Atlántico y una mayor intensidad en la parte del pacífico. Por otra parte, Australia pasará de las lluvias torrenciales de estos últimos años a tener un mayor riesgo de sequía e incendios a gran escala como ya vimos que ocurrió a principios de 2020. El cambio de patrón oceánico también tendrá consecuencias en Europa, donde el próximo invierno será más frío y seco en el norte del continente contrarrestando con el sur, donde el invierno que nos tocará vivir será más templado y húmedo. Sudamérica tampoco se salvará de esquivar este fenómeno, se espera que las costas de Perú y Ecuador tengan intensas precipitaciones, mientras que la zona amazónica tendrá que enfrentarse a sequías.