Radiografía del pequeño comercio en Valencia: luces y sombras de un sector en evolución

El comercio local de Valencia atraviesa un proceso de transformación marcado por la digitalización, la evolución del consumidor y los retos urbanos

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Un comercio pequeño del centro de València
Un comercio pequeño del centro de València

La realidad de los negocios minoristas en la ciudad de Valencia se encuentra en un proceso de evolución. Desde los cambios en los patrones de los consumidores hasta el auge por el comercio electrónico, estas pequeñas empresas han tenido que reinventarse para atender las necesidades de un mercado que avanza a pasos agigantados. Así lo demuestra un estudio reciente elaborado por ESIC sobre las tendencias actuales del comercio minorista valenciano y sus proyecciones de cara al futuro.

En primer lugar, el estudio subraya la importancia de este tipo de negocios en la economía de la capital del Turia. Y es que no solo ocupan hasta un tercio de los establecimientos comerciales de la región, sino que también aportaron un 5,1% del PIB (Producto Interior Bruto) valenciano. Además, gracias al dinamismo del turismo internacional, la confianza de los consumidores y la fortaleza del mercado laboral, el sector económico de la región creció en los primeros meses de 2024 un 3%.

Evolución y tendencias del comercio minorista valenciano

Pese a los datos positivos, cabe destacar que no todas las zonas de la ciudad evolucionan de la misma forma. L’Eixample, Quatre Carreres y Ciutat Vella lideran el crecimiento económico, lo que las ha llevado a consolidarse como áreas comerciales clave en la capital. A estos distritos le siguen L’Olivereta, Patraix y Benicalap, los cuales, tras haber sufrido momentos complicados, se encuentran actualmente en proceso de recuperación, con un fuerte potencial y grandes oportunidades.

En contraste, las zonas periféricas son las que más desafíos enfrentan. Las pedanías del norte, oeste y sur de Valencia presentan un comportamiento errático. Pero, sin duda, el distrito más perjudicado hoy en día es Poblats Marítims, ya que acumula una preocupante tendencia negativa. En estas ubicaciones, es necesario intervenir para fomentar el comercio local, prestando especial atención a los productos industriales no alimentarios.

Pese a estos datos, el porcentaje de cierres de comercios minoritas por distritos muestra una tendencia paradójica. Y es que son precisamente las zonas con más actividad comercial en las que más locales tienen que echar el cierre. Así, Ciutat Vella cuenta con un 17,7%, seguido por L’Eixample (14,7%), Jesús (14%) y Quatre Carreres (13,6%). En cambio, en Poblats Marítims, el porcentaje desciende hasta los 6 puntos.

El informe de ESIC ofrece cinco factores clave que influyen en el cierre de establecimientos comerciales. Por un lado, la actividad económica. En 2024 en Valencia, más del 14% de locales que hubieron de cerrar vendían prendas de ropa, mientras que casi el 10% se dedicaban a la venta de muebles y artículos de uso doméstico.

Por otro lado, la ubicación. Mientras que los distritos centrales enfrentan presión por los alquileres altos y la competencia, los periféricos muestran mayor estabilidad debido a menores costes operativos. También interfiere el tamaño de la empresa, ya que son más susceptibles de cerrar aquellos negocios con plantillas de entre 1 y 3 trabajadores.

En cuarto lugar se encuentra el contexto urbano. Y es que el incremento del metro cuadrado en los alquileres y el crecimiento demográfico también pueden influir en el cierre de un comercio. Por último, otro factor a tener en cuenta es la transformación de los hábitos de consumo. El auge del comercio electrónico ha hecho que muchos negocios minoristas sufran graves dificultades por su incapacidad de competir con grandes cadenas y plataformas digitales.

Perfil del consumidor y patrones de consumo

El estudio demuestra que 6 de cada 10 valencianos apuestan por el comercio minorista, sobre todo en el centro histórico y en barrios como Ruzafa y Benimaclet. Le siguen los comercios tradicionales y los centros comerciales, cuya actividad creció en Valencia un 10% durante 2024. No obstante, las grandes superficies y los mercados municipales también son opciones contempladas por los compradores valencianos. De hecho, los mercados de la ciudad tuvieron el año pasado un promedio diario de 55.000 clientes.

Con respecto al perfil del consumidor valenciano, existen 4 grupos diferenciados. Por una parte, están los boomers, aquellas personas que se encuentran en la franja de edad entre los 55 y los 70 años. Estos valoran las relaciones personales en la experiencia de compra, y buscan productos locales de calidad. Son leales a las marcas y muestran una clara preferencia por los mercados tradicionales.

A este colectivo le sigue la Generación X, que abarca desde los 35 a los 54 años. Estos aprecian la transparencia e información fiable, buscan calidad a buen precio y se decantan más por tiendas ecológicas, productos sostenibles y de segunda mano.

La Generación Y, entre 25 y 34 años, valoran el impacto social y medioambiental. A la hora de comprar, prefieren marcas blancas y productos accesibles, aunque compran por impulso y priorizan la inmediatez. Prefieren comprar en lugares próximos. Por último, la Generación Z, entre 15 y 24 años, optan por comprar online, prestando atención a la sostenibilidad y la experiencia positiva en el proceso.

Por su parte, los patrones de consumo se pueden dividir en cuatro aspectos. Los valores sociales, por un lado, tienen un papel relevante en los hábitos de compra. Los consumidores valencianos tienen en consideración el compromiso social y medioambiental de una empresa. De hecho, el 36,5% de los compradores estarían dispuesto a modificar su forma de comprar a favor del medio ambiente.

En cuanto a los factores determinantes a la hora de comprar, para casi la mitad de los valencianos lo más importante es el precio, seguido de variables como el sabor o el valor nutricional. Por otra parte, los consumidores dan un enfoque práctico a sus compras, priorizando la necesidad y las ofertas. Así, 7 de cada 10 personas solo va de compras cuando lo necesita, y solo el 22,3% lo hace por capricho.

Por último, cabe destacar la tendencia al alza de los consumidores online, ya que el 60,6% de los valencianos realizan compras desde el móvil. De hecho, el comercio electrónico representó un 14% del total de las ventas minoritas en Valencia en 2024, lo que supone un 16% más que el año anterior. Por lo tanto, se puede concluir que, como consecuencia de la digitalización y los cambios en los hábitos consumistas, el comercio electrónico se ha consolidado como un motor clave para la economía local valenciana.

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