Existe una tendencia en el equipo che: siempre que toca jugar contra algún equipo que goce de cierto respeto, los jugadores muestran su buena cara y consiguen resultados. Esa tendencia desapareció ayer junto a las pocas esperanzas de la afición.
Esta vez los blanquinegros se enfrentaron a un Athletic que venía golpeado de sus últimos encuentros al perder en la primera jornada de la Europa League contra el Saussolo. En un partido intrincado en todas las zonas del campo a causa de las faltas, las casi 10 tarjetas amarillas que repartió el árbitro y el juego equitativo de ambos conjuntos, el Valencia no pudo lograrlo.
A pesar de que los del Túria no fueron menos en el San Mamés, el marcador dijo otra cosa. Pako echó mano a sus referentes y el equipo llegó arriba a momentos, por supuesto sin dejar de sufrir la ausencia de Enzo Pérez en el centro del mediocampo y Garay en la columna defensiva. El Valencia jugó lo mejor posible pero no lo suficiente.
El primer tiempo empezó con una novedad intempestiva. Medrán aprovechó un error de la zaga vasca tras pase de Nani y abrió el marcador a los 2’, un arranque para ilusionarse. Luego del gol los de Bilbao querían tomar la posesión con Aduriz y Beñat combinando muy bien, mientras el Valencia trataba de batir a Kepa y Aderllan se concentraba para cortar los ánimos de los rojiblancos.
Esta dinámica desembocó en el empate del Athletic a los 24’, con un cabezazo de Aduriz gracias a un centro de Beñat, una pareja que paralizó a los valencianistas. Después de esto el conjunto che buscó aumentar los números del marcador con un juego vistoso de Nani y Rodrigo, moviéndose de un lado a otro e intercambiando posiciones. Sin embargo, Aduriz logró el 2-1 antes del final con un golazo que evidencia la capacidad de finiquito del seleccionado español.
El segundo episodio tuvo menos acción y más imprecisiones. No hubo cambios en ninguno de los dos equipos, lo que permitió la reivindicación parcial de los jugadores en el campo. Sobre todos, Nani, quien fue incisivo en la delantera e incluso colaboró en defensa. Pero aunque haya alguno que se esfuerce, otros se limitan a caminar.
A pesar de los esfuerzos de los centrales che, el Bilbao fue más y buscó el tercero con mucha más presión que el empate por parte de los valencianistas. Estos trataron de reaccionar y a los 65’ el entrenador sacó a Rodrigo y Mario Suárez para ingresar a Santi Mina, que acompañaría al portugués, y además a Joao Cancelo, que se posicionó en el mediocampo para ayudar a montar jugadas. A los 69’ entró Yeray en el Athletic y salió Bóveda lesionado. Esta fracción del partido fue de un ida y vuelta más bien frío y sin bastante peligro.
A los 79’ salió Williams y entró Mikel Rico, el último cambio de Valverde para aguantar la ventaja. Los centrocampistas no lograban conectar con Santi Mina y Munir, prácticamente desaparecidos. A los 83’ y luego de un error en la salida del Valencia, Alves tuvo que impedir otro gol del Athletic tapándole un tiro imposible a Bañat. Con los bilbaínos frustrando los ataques che, con bastantes faltas tácticas, se fue apagando el partido y consolidándose el 2-1 definitivo.
El Valencia nuevamente perdió sin poder mantener el marcador favorable. Como el Celta sumó 1 punto contra el Osasuna, los blanquinegros se quedan en solitario en lo más bajo de la tabla y con el desmérito de ser el único equipo de la Liga que no ha sumado ni un solo punto.
Este jueves es la segunda prueba después de la llamada de atención a Ayestarán. El equipo participa de local frente al Alavés en la jornada entresemana, un equipo difícil que ha hecho muy buenas actuaciones en la Primera Categoría y que hoy juega contra el Deportivo La Coruña. En un partido histórico, los de Vitoria-Gasteiz sumaron 3 puntos en su visita al Camp Nou el pasado fin de semana.
Con esto como antecedente y la cuarta derrota consecutiva como señal de advertencia, el equipo che debiera construir espíritu y tesón para salir a buscar la reivindicación en el Mestalla.
Por lo menos el equipo es solidario. Alves confirmó que todos están “a muerte con el entrenador” al aclarar que el duelo lo perdieron todos, no algunos. Por mientras, el club, todo el club se hunde más y más.