Ricardo Macián: “Carceller representa el momento de la liberación de la clase popular”

El director y guionista Ricardo Macián presenta el documental ‘Carceller. El hombre que murió dos veces', ganador del premio a mejor documental en los Premios Berlanga y nominado en los Premios Seminci

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Ricardo Macián, director y guionista de 'Carceller. El hombre que murió dos veces'
Ricardo Macián, director y guionista de 'Carceller. El hombre que murió dos veces'

Vicent Miquel Carceller nació en València, en 1890. Fue periodista, empresario y promotor de teatro. Destaca por su carácter satírico y sus publicaciones críticas con la Iglesia y las autoridades políticas, que lo condenaron a muerte: fue fusilado en Paterna en 1940, junto con uno de sus viñetistas y gran amigo Carlos Gómez Carrera ‘Bluff’. Desde aquel momento hasta 1990 estuvo olvidado. Fue el profesor Antonio Laguna quién lo descubrió de casualidad en la hemeroteca valenciana, y a raíz de este hallazgo y la posterior investigación que llevó a cabo, se ha ido conociendo poco a poco la increíble historia de este pionero valenciano, que llegó a todas las partes de España con sus publicaciones.

Ricardo Macián (València, 1963) ha dirigido y guionizado el documental ‘Carceller. El hombre que murió dos veces’, que cuenta a través de la investigación y la documentación, pero también desde una vertiente emocional, cómo fue la trayectoria de este valenciano que desapareció y que ha resucitado casi de casualidad. Con testimonios de expertos, fuentes bibliográficas de sus revistas (entre las cuales destacan ‘La Traca’, ‘La Chala’, ‘El Fallero’, ‘Nostre Teatre, entre otras muchas) y testimonios de familiares, el documental de 100 minutos nos adentra en la València de la época y en la mente de un hombre demasiado agresivo para algunos, pero que representa un momento de liberación de la clase popular, truncado por la guerra y los cuarenta años de dictadura.

¿Cómo y de dónde surgió la idea de hacer este documental?

Yo estaba haciendo un documental sobre Ortifus, el periodista gráfico del ‘Levante’ y me enteré de que Carceller había sido fusilado en 1940 en el muro de Paterna. Entonces decidí incorporar esta información al documental que estaba haciendo, solo fueron unos 10 segundos, pero me apunté el tema para investigar. Dos o tres meses más tarde me llamó el productor Nacho Navarro y me ofreció dirigir un documental sobre Carceller, entonces evidentemente acepté, porque ya lo tenía en la recámara. Era 2015 y Antonio Laguna presentaba su biografia (la de Carceller), entonces a partir de aquí empezamos a plantear un documental basado en su investigación. Durante seis años continuamos indagando y poco a poco fueron surgiendo más personajes y más información. Todo esto nos dio como resultado un documental coral, que contiene esta información que hemos ido hilvanando, y en el cual se plantean tres tramas: la misma investigación, la historia de Carceller y la faceta emocional.
Desde el principio teníamos claro que queríamos contar también el trasfondo de la historia. Al final, la vida de Carceller se puede relatar en media hora, pero nosotros queríamos más. Por eso estuvimos seis años recopilando documentación y buscando personajes que aportaron más en las tramas. Queríamos un documental diferente. Normalmente, cuando decimos a la gente que van a ver un documental de 100 minutos sobre memoria histórica, llega con una perspectiva más clásica. Nosotros ofrecemos una trama mucho más elaborada.

¿Os fue fácil encontrar las publicaciones de Carceller?

Para nosotros ha sido más fácil que para los investigadores, porque nosotros llegamos cuando Rafa Solaz, Antonio Laguna y Enric Nogués tenían ya las revistas en su colección, y en San Miguel de los Reyes también. Lamberto Ortiz tenía también mucha información sobre dibujantes de la Segunda República. Sí que es verdad que han aparecido más revistas, especialmente ahora que se ha estrenado el documental, me he enterado de que incluso han subido de precio (ríe). Hay un poco más de información, un poco más de demanda.

¿Por qué ‘El hombre que murió dos veces’?

Porque a Carceller lo fusilan en 1940, pero vuelve a morir toda su memoria hasta que Antonio Laguna en 1990 encontró un artículo fechado en 1933 que hablaba de él en la hemeroteca de València. Por lo tanto, murió dos veces, él físicamente cuando fue fusilado, y también cuando su obra quedó relegada al olvido.

En el documental hablan tres personas claves en la historia: Olivia Gómez, la hija de ‘Bluff’ (uno de los viñetistas más importantes de ‘La Traca’); Tina Rabanal, la nieta de Carceller, y Alejandra Soler. ¿Fue sencillo contactar con ellas?

A Tina sí, porque ya Antonio Laguna había contactado con ella. Las primeras entrevistas de documentación fueron con ella, en San Miguel de los Reyes. A Olivia la encontramos mediante Lamberto (Ortiz) y con ella fue un poco más difícil. Primero porque ella estaba bastante desubicada, vive en Hawái y ella no sabía muy bien que queríamos hacer, ni tenía mucha información de su padre. No era desconfianza, pero una telefoneada desde España no te da mucha información. Cuando hablamos con ella en persona, sí que se ha volcado totalmente en el documental. A Alejandra la descubrí de casualidad, y cuando le hice la primera entrevista, rápidamente vi que daría mucho juego en el documental.
Alejandra fue un punto muy importante para nosotros, hablar con ella era como volver al pasado. Cuando Carceller fue fusilado, ella ya era activista política y universitaria. Nos contó la historia de Carceller cuando Carceller estaba vivo y pensé que si presentaba a Alejandra y a Tina podría salir una cosa muy interesante, y así fue. Bien es verdad que le da cuerpo al documental, representa la libertad de expresión y los derechos humanos, que era por lo que se luchaba en aquel momento, y son dos conceptos que también queremos transmitir en el documental.
Las consecuencias dramáticas de la historia de Carceller están encima de la mesa gracias a estas tres mujeres.

¿Donde dirías que radica la importancia de Carceller?

La importancia de Carceller radica, no solo en un punto, él representa el momento de la liberación de la clase de popular, el cambio de las perspectivas de la prensa a escala internacional. La prensa hasta aquel momento estaba asociada a las clases altas, accessible a través de suscripciones, y es aquí cuando la clase popular empieza a tener voz. Y él se da cuenta que ellos también tienen derecho a la información y a hablar, por lo tanto, lo que hace es darles voz.
En el ámbito empresarial, no sé qué hubiera sido de València con un empresario como Carceller, que fue el primer empresario a escala nacional con tiradas de revistas semanales. Yo supongo que València sería otra. Empresarialmente, culturalmente y periodísticamente. Tuvo mucha importancia, y esta le llevó a la muerte. No solo por lo que decía, que también, sino también por su ideología. Era republicano e iba en contra de los principios franquistas. Hubiera sido demasiado importante para eliminarlo más tarde. Lo mataron porque era el símbolo de su peligro.

Muy poca gente conoce a Vicent Miquel Carceller. ¿Crees que se tendría que introducir en las escuelas o en bachiller?

Evidentemente sí. Sí que es verdad que el contenido de sus revistas era sicalíptico, muy atrevido. Es un contenido que hay que analizar en su contexto. Por lo tanto, no sé si en las escuelas, pero en bachiller por supuesto.
Además, Carceller hace de su revista cultura popular. Hay palabras, expresiones o personajes que vienen de él, como se cuenta en el documental. Por ejemplo, ‘el Pardalero’, ‘la Nàsia’ o ‘el Nano’. Cuando vas por España y dices ‘nano’, enseguida la gente se da cuenta de que eres de València. Todo esto viene de Vicent Miquel Carceller.
Más allá de su ideología política, creó cultura popular, mucha de la cual no conocemos, pero que aun así toda ella forma parte de nuestra historia. Carceller era un personaje que veía el mundo de otro modo, y esto era muy peligroso.

El documental, además de contener hechos históricos y testigos de fuentes expertas y familiares, contiene una parte muy interesante de dramatización de algunos momentos de la vida de Carceller. ¿Cómo se os ocurrió?

Prácticamente, no hay información visual de Carceller, él era enemigo de las fotografías. Además, se destruyó toda su información gráfica, de las revistas y la familiar. Por lo tanto, mediante las piezas de teatro hemos visibilizado a Carceller, queríamos que el público pudiera verlo de una manera más emocional, su faceta más humana, para poder hacerse una imagen mental de Carceller.
Era al mismo tiempo muy peligroso, porque nos arriesgábamos a que quedara mal si intentábamos falsear. Por eso dejamos claro que era una obra de teatro, de hecho, el documental empieza en el teatro. Como dice Manuel Molins (dramaturgo que dirige la dramatización) en el documental, nosotros tampoco pretendíamos hacer una recreación exacta, porque no sabemos exactamente todos los puntos que marcan la historia de Carceller, pero sí que tenemos una serie de momentos que fueron fundamentales. Por ejemplo, sabíamos que empezó a los 19 años, que encontró el dinero (no sabemos dónde) para comprar ‘La Traca’ con Calpe de Sabino, entre otras.
Hay mucha información en sus revistas, porque él hablaba de él mismo y de todo aquello que le pasaba. Indagando en las revistas podemos conocer la trayectoria profesional y también personal de Carceller, cuando murió su primer hijo y su primera mujer, por ejemplo.

A pesar de la gran investigación que habéis llevado a cabo durante seis años, todavía quedan muchas incógnitas sobre Carceller. Si pudieras, ¿qué le preguntarías?

Una de las preguntas es, por qué se quedó. No porque no se fue, sino por qué se quedó. Su respuesta podría ser la clave a muchas incógnitas. Era una persona muy decidida, con las ideas muy claras. Sus posesiones, ya no materiales solo, más bien su estatus, las consigue después de treinta años de trabajo intenso. Yo creo que aquí estaría la clave, puesto que él sabía que de su trabajo dependía su estatus y el cambio. Otra pregunta que le haría: por qué quería cambiar las cosas. Estas dos preguntas resolverían muchas dudas.

Las publicaciones eran muy agresivas. Carceller no era crítico, iba más allá. ¿Crees que se pasaba o era justo lo que necesitaba la población?

Siempre hay que analizar todo en su contexto. En aquel momento, yo no sé si habría mucha gente anticlerical, pero sí que había mucha gente oprimida, y cuando una persona sufre opresión, da igual desde donde provenga, necesita liberarse. Carceller liberaba a la gente con sus publicaciones, veía que la gente quería ‘traca’, y les daba ‘traca’.
Tina, la nieta de Carceller, le hizo la misma pregunta a Alejandra. Ella le contestó que en aquel momento era ‘o tú, o yo’, no había término medio. La gente necesitaba ir a contracorriente, y Carceller lo sabía. Si él era duro con sus dibujos, los otros eran duros, y no con dibujos.
Por lo tanto, desde nuestra perspectiva de 2022, sí, era duro. Desde su perspectiva de los años 30, era blando, porque los otros iban un paso más allá.
Además, pienso que hay una carencia de información, especialmente en la gente más joven. Alejandra, que me consideraba joven a mí, me dijo ‘por favor, no nos olvidéis. Lo hemos dado todo’. Tenemos que recordar, tenemos que estudiar el pasado y la lucha de nuestros antepasados, como Alejandra, Vicent Miquel Carceller y Bluff, que se sacrificaron para que nosotros podamos disfrutar de la libertad que tenemos hoy en día.

Si tuvieras que describir a Carceller con tres palabras, ¿cuáles escogerías?

Emprendedor, republicano y transgresor.

En el documental aparece la figura de ‘el Nano’. ¿Por qué era tan importante para Carceller y como es que no lo tiene Tina o algún familiar suyo?

Para mí, el Nano es un paralelismo de la historia de Carceller, está olvidado. Primero en una fosa, y después en un nicho. Y están esperando los dos que alguien los preste atención. Esta es la simbología que queremos transmitir dentro del documental.
En el ámbito práctico, el Nano está en La Cañada, en la casa es de un americano que vive en Nueva York y se ha mantenido al margen de todo, es difícil hablar con él. No sabemos si piensa que el Nano tiene mucho valor, pero este es principalmente histórico y sentimental. Tiene una historia que hay que recuperar.
El Nano lo compró Carceller y lo llevó a La Cañada, al chalé donde él residía, con banda de música incluida. Hizo una inauguración y la gente iba a La Cañada a hacer el ritual tradicional, porque se decía que todas las chicas que pusieron el dedo en el culo al Nano encontrarían novio. Cuando fusilaron Carceller, su mujer derrumbó el chalé y se lleva al Nano a su nueva residencia, que es donde se encuentra actualmente. Finalmente, se puso en venta y lo compró este hombre americano de quien hablábamos. Así que aquí continúa el Nano, es el olvido.

El documental se pudo ver en los cines Lys durante una temporada en noviembre. ¿Se podrá volver a ver en algún cine?

Al menos en València, supongo que no. En Madrid y en Barcelona se tiene que estrenar. Lo que vamos a hacer es que tenga un recorrido en el circuito B, que para mí es el circuito A: universidades e instituciones. El 29 de enero se proyectará en conmemoración del aniversario de la librería Railowsky. Esperamos que también ayuntamientos de la comunidad pidan la proyección, también por la posibilidad del poscoloquio que presenta, da mucho de qué hablar. Supongo que también se podrá ver en plataformas y en televisión, À Punt tiene los derechos, por lo tanto, también hará emisión del documental.

Tráiler del documental 'Carceller. El hombre que murió dos veces'


 

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