María Luisa Merlo: “En la época franquista yo me sentaba entre cajas y veía las funciones”

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María Luisa Merlo en uno de sus espectáculos
María Luisa Merlo en uno de sus espectáculos

Junto al gran reparto que la acompaña, María Luis Merlo es la protagonista de la nueva comedia del Flumen, Cosas de papá y mamá, que se estrena el viernes 24 de febrero y tendrá funciones hasta el domingo 5 de marzo. Una historia de enredos familiares y amor en medio de los achaques de la vejez.

València Extra ha conversado con la actriz valenciana, que en algún momento quiso ser bailarina y hoy se ha convertido en un referente absoluto del teatro español.

Actriz multifacética y de muchas plataformas. ¿Tienes algún escenario preferido en el teatro o un género predilecto en el cine?

En Valencia yo tengo el Teatro Flumen porque siempre vivo el presente, es mi teatro. Yo he trabajado en todos los teatros de Valencia porque además me he criado aquí entre cajas porque soy tercera generación de actores valencianos. Pero yo vivo el presente y el mío ahora es el Flumen, que es donde voy a debutar. A mí me gusta la comedia en el cine, más que el drama, pero poniéndome seria siempre en algún momento, siendo un ser humano. No la comedia de hacer el tonto.

Tus orígenes son parte esencial de tu arte. ¿Ha estado el teatro siempre ligado a tu historia? ¿Lo ves como un trabajo o como algo vital?

Ten en cuenta que al ser una tercera generación de actores yo me he criado por los escenarios. Como no nos dejaban en la época franquista a los niños estar en el patio de butacas, yo me sentaba entre cajas y veía las funciones y a actores maravillosos. He visto cosas maravillosas desde muy pequeña. Luego estudié baile y mi debut profesional fue en Verona como bailarina con quince años en el teatro de ópera, y recorrí todos los teatros de ópera de Europa. Luego volví y luego me pillaron los directores de cine.

¿Te gustaba más bailar que actuar? ¿Mezclaste teatro y baile con mucha frecuencia?

He hecho comedias musicales aquí y fuera de aquí, como en México. Pero lo que me pasa es que en fondo no puedo ir a ver ballet porque me da envidia. Adoro el ballet y era muy buena, tenía una facilidad tremenda. Sobre todo era por llevar a la contraria a la familia, pero resulta que servía. Dije “voy a hacer otra cosa”, y entonces fui bailarina. Lo que ocurre es que mi padre estaba encantando con que fuera bailarina.

¿Y el canto?

He cantado en comedias musicales, pero es algo que se me olvidó estudiar. Como nunca es tarde, ahora empiezo clases de canto.

La biografía Más allá del teatro escrita por Pedro Víllora habla sobre las dificultades que has pasado. ¿Sirvió convertir tu vida en libro? ¿Lo ves como un “avance”?

Escribí la verdad, todas mis luchas y mis sombras. No todo el mundo lo hace. La gente cuenta su vida como maravillosa. Mi vida en algún momento ha sido muy dura, en el momento que tuve una depresión… Gracias a esa depresión entré a los mundos espirituales, la psicología espiritual actual. Pertenezco a una organización norteamericana donde doy clases. Llevo 21 años en esto y me ha cambiado la vida. Aparte que al entrar la depresión desapareció totalmente al entrar en los mundos espirituales y con la aparición de mi último nieto.

Vamos al presente. Cosas de papá y mamá es una comedia familiar que habla sobre el renacimiento del amor cuando quizás ya se ha visto y sentido todo. ¿Percibes cercanía con la trama? ¿Eres capaz de relacionar esta ficción con la realidad?

No, el personaje no se parece a mí en nada, afortunadamente. Es una señora de los años 60, muy de los años 60 y yo no soy nada de los 60, aunque haya nacido en el 41 y fuera joven en los 60, no soy así para nada. Por eso me gusta tanto hacerla porque no tiene nada que ver conmigo. Es más difícil pero muy divertido porque es la historia de amor de dos personas mayores que les duele todo, que se encuentran un médico, y que al enamorarse se les quitan todos los dolores. Lo gracioso es que los hijos son los que se oponen. Tenemos que vernos a escondidos de los hijos.

El humor es la constante en esta obra. ¿Crees que de cierta forma el humor es imprescindible para superar las dificultades? ¿Es la risa, como dicen algunos, la otra cara del llanto?

Claro, la risa es importantísima, es lo más importante. Tú no sabes cómo sale la gente esperanzada de esta obra. Ahora, esta obra también tiene momentos serios, momentitos, eso lo que le da importancia. El que te pongas seria, el que digas una cosa en serio y al minuto vuelvas a hacerlos reír. Eso para el actor es divertidísimo.

Como actriz sabes lo que estás haciendo…

Lo que me pasa es que si me duele algo yo salgo a escena y se me olvida, porque soy el personaje. Y al terminar me vuelve a doler a todo. Me pongo totalmente en el papel hasta el punto de que bailo, me muevo, hago todo lo que no puedo hacer porque he tenido un problema en la espalda. En el escenario se me pasan los dolores. También hago trabajo muy profundo de preparación de personaje, psicológicamente.

Además de eso, ¿en qué te inspiras?

Me inspiro en el gran actor Ismael Merlo o en mis hijos. Me inspiro en cómo hacen las cosas. Yo me quedo muerta tanto con Amparo como con Luis. Luego está Pedro, productor de teatro.

Eres recordada por tener personajes episódicos en la legendaria Aquí no hay quien viva, y por esa serie, también familiar, llamada Los Serrano. Con toda tu trayectoria, ¿existe alguna producción con la que te has sentido más identificada?

Aquí no hay quien viva. Era una loca maravillosa, además trabajaba con mi hijo y era la madre de mi hijo. Te puedes imaginar… Para mí Aquí no hay quien viva fue fundamental. Y luego todo el teatro que he hecho en televisión cuando era joven, cuando había, que ahora no toca…

En el mismo sentido, tuviste un gran número y destacadas participaciones en Estudio 1. ¿Crees que el teatro televisado tiene cabida hoy en la televisión española? ¿Se han relegado los contenidos culturales por la telebasura?

No existen porque han celebrado los sesenta años y no han nombrado a Estudio 1. Hablando claro: la cultura está en la mierda. Porque claro, nombrar solamente cosas absolutamente impresentables… Y no hablar de lo que fue el Estudio 1, de los grandísimos actores. Porque aquí se hicieron 12 hombres sin piedad que superaban a Hollywood. No hay teatro televisado. Y antes el teatro en televisión había que saber hacerlo porque era “hacia adentro”.

Es muy curioso que ahora los directores creen que nos sabemos los actores de teatro. Y yo digo “ellos se lo pierden”.

Si tuvieras que interpretar a algún personaje en La que se avecina, donde en 2015 se incorporó tu hijo Luis, ¿a quién te verías interpretando?

Al que interpretaba en Aquí no hay quien viva: la madre de mi hijo. No habría interpretado otro más que esa porque era una loca maravillosa.

León Tolstoi dice al principio de Anna Karenina: “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”. ¿Crees que las familias españolas son un fenómeno desconocido más allá de las puertas de casa?

Todas las familias del mundo entero son familias y punto. Se suelen querer mucho. Puede que los españoles seamos un poco más de atrás. Por ejemplo, yo vengo aquí a València y solo me quedan primos, porque desgraciadamente los mayores se me han ido, mis primos son mis hermanos. Me gustan mucho mis nietos y mi bisnieto. Mi síntoma importante es el de madre. Soy más madre que esposa.

Si Cosas de papá y mamá se convirtiera en drama y mostrara cómo resulta la no aceptación de personas que se quieren…

Ellos lo ocultarían entonces, hoy en día no ocultan nada. Hoy en día la gente es abierta y liberal y estupenda. En los años 60, donde está ambientada esta obra, claro que ocultaban todo pero bien ocultado. Gracias a Dios este país ha cambiado mucho.

¿Nuevos proyectos para el futuro? ¿Seguiremos disfrutando a María Luisa Merlo sobre el escenario o ante las cámaras?

Tengo muchísimos. Seguiréis disfrutando mientras esté bien. Cuando yo sienta que la memoria me falla o que físicamente no… digo adiós y me marcho a vivir fuera de España. En Los Ángeles, donde está mi organización espiritual. En cuanto a mi profesión, no me gusta como está. El resto no lo voy a juzgar, tampoco me gusta… Pero no lo voy a juzgar.

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