Javier Navarro, director del corto valenciano más premiado de la historia: “La infancia no está contaminada por nuestras fobias y prejuicios”

Guardar

El cortometraje Acabo de tener un sueño, dirigido por el valenciano Javier Navarro Montero, ha superado los 210 premios internacionales con estos dos últimos reconocimientos: Mejor Cortometraje en FICMARC-Festival Internacional de Cine del Mar Caribe (Isla de Margarita, Venezuela) y Mejor Guión en FECIME-Festival Cinematográfico de Mérida (México).

Acabo de tener un sueño es un corto que habla de la desigualdad, un concepto transversal a todas las sociedades. En él, dos niñas de ocho años entregan una lección sobre las injusticias que se viven día a día con su mirada, original y prístina, pero sobre todo repleta de inocencia.

El corto valenciano es hasta ahora el más premiado de la historia con más de 210 premios internacional, tales como el Mejor Cortometraje en FICMARC-Festival Internacional de Cine del Mar Caribe (Isla de Margarita, Venezuela) y Mejor Guion en FECIME-Festival Cinematográfico de Mérida (México). Con la historia que muestra se ha constituido como esa ficción perdurable que no deja indiferente ni a los adultos ni a los más pequeños. Un ejemplo artístico, al fin y al cabo.

El valenciano Javier Navarro Montero, su director, ha conversado en entrevista exclusiva con València Extra.

Con esta obra has ganado premios a lo largo de todo el mundo. ¿Cómo te sientes transmitiendo su mensaje en lugares tan distintos?

Yo tenía claro que este corto tenía un mensaje muy universal y que podía entenderse en cualquier lugar del mundo. Pero no me imaginaba hasta qué punto funcionaría tan bien. Y mucho menos que yo iba a viajar tanto.

Que tu película sea vista por miles de personas de 80 países con culturas tan diferentes y que guste en todas partes, es un sueño hecho realidad.

La desigualdad es sin duda el punto de inflexión de las historias de estas dos niñas. La misma recuerda a cómo los usuarios del primer mundo se quejan por las redes sociales de problemas efímeros, mientras el tercer mundo sufre por un donativo. ¿Cómo nació la idea de enfocar el cortometraje desde esta visión?

Bueno, la idea inicial surge de mi amigo Pedro Herrero, que es un guionista con una visión social muy destacable. Yo tengo una faceta más de puesta en escena, más de director y aporté mi visión al guion y luego a la realización. Espero seguir trabajando con Pedro. Tenemos una sensibilidad muy similar y creo que nos salen cosas interesantes.

Es cierto que en el corto denunciamos las desigualdades, pero quisimos hacerlo de una manera que no fuera moralizante. No queríamos dar lecciones a nadie ni recalcar un mensaje posiblemente ya muy visto en el mundo audiovisual. Aunque sí que buscábamos contar esta historia de manera que se empatizara con la protagonista y especialmente que al espectador con unas circunstancias favorables en su vida diaria, pudiera agitársele un poquito la conciencia. Y como bien dices, se diera cuenta de que muchos de sus problemas probablemente son banales y además le impiden prestar atención a lo realmente importante en la vida.

Es el cortometraje valenciano más premiado de la historia y uno de los más galardonados del mundo. ¿Qué significa esto para el proyecto?

El mundo del cortometraje es bastante especial. He visto directores con mucho talento recibiendo los premios más importantes, pero pasan los años y siguen sin poder sacar adelante sus proyectos. Todo es bastante efímero en la actualidad y de un día para otro dejas de ser noticia. Considero que es más importante la trayectoria, el esfuerzo y sobre todo tener algo que contar. En mi caso, reconozco que el éxito de Acabo de tener un sueño me ha dado bastante visibilidad y ahora mismo cuento con el apoyo de una productora para sacar adelante mi próximo trabajo.

El punto de vista de dos niñas es el núcleo de la trama, así como la diversidad como una realidad palpable. ¿Crees que la infancia puede ver las cosas de otra manera?

Por supuesto que la infancia no está contaminada por nuestras fobias y prejuicios. Los niños y niñas no nacen siendo xenófobos, racistas, machistas o violentos. Somos nosotros, los adultos, los que educamos y los que muchas veces los estropeamos.

Aludiendo a la idea del filósofo francés J.J. Rousseau, ¿confías en el mito del buen salvaje?

Según Rousseau, el hombre era feliz en estado salvaje porque no había sufrido todavía las terribles desigualdades que existían en la sociedad civilizada. Salvando las distancias, recuerdo que mi madre, que se crío en Casilla de Ranera, una pequeña aldea de Cuenca, me contaba que nunca se había sentido desdichada hasta llegar a Valencia donde de repente se encontró pasando muchas dificultades.

No cabe duda de que con el progreso aumenta la esperanza de vida y se mejoran muchas cosas, pero en una sociedad moderna es innegable que dicho progreso va asociado a un aumento de las desigualdades. No hay más que ver el dato del incremento del número de grandes ricos durante la crisis o que un porcentaje ínfimo de personas tienen más que el resto de toda la población mundial.

En la gala de inauguración de la 5ta Mostra Internacional de Cinema Educatiu el corto se presentó en valenciano. ¿Tiene la lengua un sentido para ti al momento de interpretar las desigualdades en el mundo? ¿Crees que es bueno que aprender inglés como segunda lengua augura un buen futuro?

Nos guste más o menos, el inglés se ha convertido en el idioma internacional para la comunicación entre países. Y ya no solo a nivel comercial. Llevo tres años viajando por el mundo y, excepto en América Latina, en el resto del mundo me he comunicado en inglés. Me defiendo bien, pero ojalá mis conocimientos hubieran sido mejores para tener más soltura, sobre todo a la hora de poder trasmitir sentimientos, ironizar y todo lo que conlleva una charla amigable.

Y sí, pienso que es necesario aprender inglés. Pero no solo en colegios caros privados ni de  la forma que se ha hecho durante décadas en España. Nuestros dirigentes deberían apostar de una vez por todas por enseñar un inglés correctamente hablado.

Has viajado entre continentes mostrando el resultado de tu trabajo y el de tu equipo. ¿En qué país te ha asombrado más el recibimiento de tu proyecto? ¿Alguna anécdota en especial?

El intercambio cultural que he vivido y conocer gente de otros países ha sido sin duda lo mejor de todo este proceso. Tengo muchas anécdotas y recuerdos. Viajar invitado a festivales es infinitamente más gratificante que viajar como turista. Te invitan a sus casas, te llevan con sus amigos, te muestran lo mejor de cada sitio y te hacen sentir muy especial.

Quizás el recibimiento más inesperado lo viví en Kansas (Missouri). 600 niños muy expresivos, que no paraban de armar jaleo, entregaban el premio del público. En un primer momento, mis prejuicios me llevaron a pensar que eran unos pequeños americanos insensibles. Sin embargo, mi corto ganó el primer premio y los niños me preguntaban cosas muy interesantes. Habían empatizado totalmente con la historia.

Otra anécdota de ese viaje sucedió durante el trayecto que hice en coche desde la sede del Festival hasta Kansas City con tres estudiantes. Ellos hablaban con mucha naturalidad de las pistolas y rifles que poseían. Uno me dijo que tenía cinco armas, pero que a la Universidad solo llevaba una…

Italia es sin duda el país que más cariño me ha dado. Me han invitado cuatro veces con este corto y es un público muy sensible y entregado. Recuerdo una señora mayor, toda vestida de negro, llorando y abrazándome a la salida del cine. Era un festival de una pequeña localidad muy tradicional donde sentaban en primera fila al alcalde, al cura y al jefe de la policía con su uniforme de gala. A las tres de la mañana el alcalde nos invitó a una “spaghetada”. Todos bebiendo vino, comiendo espaghettis y riendo. Pura magia italiana.

En Doha (Catar), esperaba encontrarme una sociedad musulmana muy cerrada y tradicional, pero es el sitio donde más fotos y autógrafos me han pedido. Cientos de niños muy pequeños y sonrientes, corriendo con sus tablets tras de mí después de cada proyección.

Pero ha sido en Tokio (Japón) donde más choque cultural he vivido. Todo es muy diferente y a la vez fascinante. En muchos aspectos están mucho más avanzados que nosotros. Y no solo a nivel tecnológico, sino también en educación, seguridad ciudadana y respeto al prójimo. En las proyecciones del corto me sentí bastante como el personaje de Bill Murray en Lost in Traslation, con el show que organiza el presentador y yo sonriendo y saludando. Pero definitivamente lo más chocante fue que proyectaran el corto mientras actores locales realizaban el doblaje “en directo” al japonés. En Japón, el público es frío en expresividad pero muy cercano y simpático en el trato.

La inmigración y su trato por parte de algunos gobernantes es un tema a nivel global en estos momentos. Su comportamiento ayuda a esconder ciertas vidas más desfavorecidas gracias a personajes lamentablemente famosos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. ¿Qué crees de su estrategia política desde la perspectiva del cine? ¿Te produce algo su no contribución a avanzar?

Creo que esta pregunta se responde a sí misma en el propio enunciado. De hecho, imagino que Trump piensa que está avanzando, pero no en el sentido que a muchos nos gustaría.

Se están produciendo movimientos políticos muy preocupantes a nivel mundial: Trump en Estados Unidos, El Brexit en Reino Unido, el auge de Le Pen en Francia, la pasividad ante el éxodo de los refugiados, etc. Nos hicieron creer que su modelo de globalización sólo traía cosas positivas y que íbamos a estar todos más unidos e íbamos a ser más felices. Pero partidos políticos que apoyaban el neoliberalismo ahora se muestran confundidos ante la crisis y el paro. Por desgracia la historia se repite y me preocupa bastante esta tendencia al ultranacionalismo que solo puede provenir del miedo, el egoísmo, la poca amplitud de miras y la falta de solidaridad, y que parece augurarnos un panorama sombrío a medio plazo.

Yo puedo hablar únicamente desde mi propia perspectiva, y creo que el cine es una herramienta muy poderosa que puede y debe emplearse a nivel educativo. Hay que apostar por las nuevas generaciones y ser optimista. La educación es el origen de todo. Y por ello creo que es muy importante apoyar el acercamiento del cine con educación en valores a las aulas y también apoyar festivales tan necesarios como la Mostra Internacional de Cinema Educatiu (Mice).

Es muy difícil cambiar este mundo tan injusto, pero yo, desde el cine, siempre voy a intentar poner mi granito de arena.

¿Tienes pensados nuevos proyectos?

Tengo muchos proyectos en mente, unos pocos entre manos y muy poco tiempo disponible.

Hacia mediados de 2017 voy a dirigir mi próximo cortometraje que se titula Confía en mí y también cuenta con el apoyo de Culturarts. Este proyecto también tiene una temática social importante, pero es prácticamente un thriller y emplea un tono muy distinto con respecto a Acabo de tener un sueño.

Archivado en:

Destacados