“Bruto”, “ordinario”, “necio”, “imbécil”, “ignorante”, “inculto”. Estas son algunas de las palabras con las que se relaciona el término de “burro” o “asno”. Y las que pretende desmontar ‘Burro’, la tragicomedia con la que Carlos Hipólito vuelve al Teatro Olympia de València del 17 al 21 de abril. Con 45 años sobre los escenarios y platós de cine y televisión, el actor invita al público a disfrutar de esta obra que le permite interpretar hasta a catorce personajes en un panorama teatral nacional “terminal pero con salud de hierro”, cuenta.
Has actuado en el Teatro Principal, el Olympia, el Talía… y ahora vuelves a València con ‘Burro’, repitiendo en el Teatro Olympia. ¿Cómo está yendo la gira de esta propuesta?
‘Burro’ se estrenó el pasado octubre en Valladolid y desde entonces empezamos una gira que nos ha llevado ya por un montón de ciudades españolas. Hemos estado en Madrid,
en el Teatro Reina Victoria, un teatro muy grande y que por suerte estuvo lleno siempre; ahora llegamos a València y vamos a estar recorriendo toda España, tanto la península como las islas, hasta febrero de 2025. Tenemos una gira muy grande, de unas 70 ciudades, afortunadamente con muchísimo trabajo por delante.
¿Qué nos puedes contar de ‘Burro’?
Es una obra muy bonita, vaya por delante. Una tragicomedia muy divertida, que tiene también momentos muy emotivos, con música en directo, y lo que nos cuenta es la historia de un burro que está atado a una estaca, en una finca abandonada, mientras un incendio forestal se acerca. El burro, asustado, empieza a buscar a su sombra para contarle, para desahogarse y hablar con ella, para fingir que no está solo, como dice él, y empieza a contarle su vida.
Descubrimos que es un burro milenario, que tiene 6.000 años, lleva toda la vida en el planeta al lado de los hombres. Evidentemente, la historia de su vida, es la historia nuestra, la historia de la humanidad, entonces vamos recorriendo todas las distintas etapas de la historia de la humanidad, desde los tiempos remotos al Imperio Romano, la Edad Media, el Siglo de Oro, el Siglo de las Luces, la Revolución Industrial, hasta llegar al siglo XX y el siglo XXI, visto a través todo de los ojos de este burro, que nos cuenta el maltrato que ha recibido casi siempre por parte de los hombres.
El burro es un animal al que asociamos como tierno, pero también de forma despectiva, incluso como un insulto, pese a ser ese compañero inseparable del hombre. ¿Esta reflexión de la obra se traslada a otras cuestiones actuales?
Sí, este burro es un burro muy humano. Es un burro que nos cuenta nuestra historia para hacernos reflexionar sobre lo mal que hemos tratado a otras especies que están compartiendo el planeta con nosotros, nos habla sobre la prepotencia que tiene la raza humana en general, y también es un lamento y una denuncia de por qué a los burros en especial se les ha asimilado con la tontería, por qué alguien decidió un día que llamarle a alguien “burro” era llamarle “tonto”, cuando el burro no es un animal tonto en absoluto, son unos animales que tienen muchísima memoria, que son muy capaces de aprender un montón de cosas, y lo que son es tercos, es decir, si un burro se para no echa a andar por muchos palos que le ven, pero una cosa es ser terco tras ser tonto.
'Burro' es una tragicomedia muy divertida, pero también tiene momentos muy emotivos
La obra es una reivindicación de esta especie, reclamando por qué se les ha tratado a palos. Un dato curioso. La obra se nutre de un montón de fragmentos de obras clásicas literarias que tienen al asno como protagonista -fábulas antiguas, historias como el asno de oro de Apuleyo, de los griegos, de los romanos, el de Sancho Panza, llegamos hasta ‘Platero y yo’...-. Existen multitud, infinidad de textos que tienen al burro como protagonista, pero hasta el siglo XX, hasta que Juan Ramón Jiménez escribió ‘Platero y yo’, ningún burro de ninguna de esas historias que protagonizaban tenía nombre.
Eso demuestra también el ninguneo que se les ha hecho a los burros. Juan Ramón Jiménez llegó y le puso nombre a Platero y a partir de ahí es cuando se empezó a tener esa especie de sentimiento de ternura hacia los burros. Es triste pero hasta ese momento el burro era un animal del que burlarse.
Gracias a los burros, que se utilizaron como herramienta, se pudieron construir las primeras edificaciones que el hombre hizo, las primeras murallas, los primeros castillos, y siendo como es un animal que ha acompañado al ser humano durante toda la vida, si a cualquier persona tú le preguntas por un animal de compañía, es raro que te digan un burro, ¿verdad?
De alguna manera también este relato de burro, es el de alguien que se siente maltratado, que se siente ninguneado. Estoy seguro que prácticamente todos y cada uno de los espectadores que vengan a ver ‘Burro’, en algún momento se han sentido así, porque a todos nos ha pasado, podemos identificarnos muy fácilmente con él, porque es sabio, muy simpático, divertido, que tiene muchísima ironía a la hora de contar las cosas, que nos hace reír, que nos emociona en otros momentos, y con el que nos podemos sentir absolutamente, como te digo, identificados.
Eres el protagonista, pero además interpretas hasta 14 personajes simplemente cambiando la voz y la actitud. ¿Cómo ha sido este trabajo?
Ha sido muy divertido. También muy complicado, porque es difícil diferenciar tantos personajes de una manera rápida y además con muy pocos elementos, pero yo creo que hemos conseguido hacer algo que a la gente le hace disfrutar mucho. Al hilo del relato de este burro van apareciendo un montón de personajes que dialogan con él, que en algún momento dialogan entre ellos.
Yo interpreto hasta a catorce pero también estoy acompañado en el escenario por tres músicos, dos de ellos también actores, como Iballa Rodríguez y Fran García, que también interpretan a varios. Hay que diferenciar con mucha rapidez, con una inflexión de voz, con un gesto, y sobre todo lo que hay que hacer es intentar que el público lo reconozca inmediatamente. Entonces ha sido un trabajo complicado, exige mucha concentración y un poquito de esfuerzo, pero la verdad es que muy divertido de hacer.
¿Qué destacarías del equipo artístico?
Es el mejor equipo que podría haber soñado tener a mi lado, porque son buenísimos. Manuel Lavandera es un guitarrista argentino extraordinario que nos acompaña durante toda la obra con su guitarra, ya que en la obra hay canciones, cantamos y hay mucha música permanentemente sonando, preciosa.
Y luego Fran García e Iballa Rodríguez son dos actores jóvenes con un talento extraordinario, que cantan maravillosamente bien, que son unos musicazos porque tocan súper bien sus instrumentos, y además que nos entendemos maravillosamente bien en el escenario, por lo cual es que estoy feliz, no se me puede ocurrir un equipo mejor, ahora mismo no me podría imaginar la obra sin ellos.
Y sobre todo también a nuestro director, Yayo Cáceres, que es quien ha compuesto además también la música. Quizá esa cualidad de ser un músico tan bueno le adorna mucho como director, porque la puesta en escena tiene un lenguaje muy melódico, muy dinámico. Ha hecho una dirección extraordinaria.
Qué decir también del texto de Álvaro Tato… me parece un dramaturgo extraordinario y un gran poeta. Ha hecho un texto con una prosa tan poética, es tan bonito el lenguaje que se utiliza en ‘Burro’... ha conseguido un cóctel estupendo. Y tenemos a nuestro iluminador, Miguel Camacho, que es maravilloso, ha hecho una luz que es absolutamente mágica,. También tenemos a Tatiana de Sarabia, que ha hecho un vestuario y unas luces y una escenografía preciosa. Se ha conseguido un equipo enormemente armónico.
Por tanto, esta obra no solamente plantea esa reflexión sobre los burros, sino que el público puede descubrir también clásicos de la literatura universal, ¿no?
Claro, el burro va contando e incorpora cosas como la fábula del molinero, el niño y el asno, del Rucio de Sancho Panza, con el que se leen fragmentos del Quijote, o cuando llegamos a ‘Platero y yo’ escuchamos esas palabras maravillosas que escribió Juan Ramón Jiménez sobre Platero, y que ahí se produce un escalofrío en todo el patio de Butacas. La gente descubre y recrea y recuerda fragmentos de textos muy conocidos.
Eres actor de doblaje, de teatro de texto y musical, de cine, de televisión… ¿Qué parte es la que más disfrutas?
He intentado bucear por todos los rincones del oficio, he podido cantar, bailar, actuar, hacer locuciones… en fin, todo lo que he podido. Y la verdad es que no sabría con qué quedarme, a mí me encanta interpretar y por ejemplo ‘Burro’ no es teatro musical, pero sí es una obra de teatro con canciones, y es una experiencia preciosa.
He buceado por todos los rincones del oficio, pero me quedaría con el teatro
En teatro de texto he tenido también unas oportunidades fantásticas de interpretar personajes buenísimos, también me han tocado muy bonitos personajes en el cine, en la tele... Si me tuviera que quedar con algo, me quedaría con el teatro, porque a mí me encanta trabajar para la cámara, pero el teatro es el lugar en el que me siento más realizado, más pleno, porque los actores que hacemos teatro tenemos la respuesta del público inmediata a lo que hacemos, eso es muy gratificante.
¿Cómo dirías qué se encuentra ahora mismo el panorama actual teatral en España?
Creo que hay muchísima creatividad, que hay muchos creadores jóvenes que están renovando los temas y la manera de contarlos a la hora de escribir teatro y de interpretarlo. Hay una generación de actores y actrices enormemente preparada y que tienen muchísimo más trabajo hecho que el que teníamos nosotros cuando yo empezaba, porque había pocas escuelas. Se hacen muy buenas producciones, tanto en el teatro más comercial como en el más alternativo, estamos llegando a un nivel muy alto y de hecho, en el caso del musical, en Madrid somos ahora la tercera ciudad del mundo en musicales.
La situación del teatro siempre es complicada y delicada, porque es un material muy sensible y frágil. Enseguida se puede perder el ritmo de la producción, porque hay mucha dificultad para enseñar los trabajos, y distribuirlos, es más complicado a nivel económico. Las ayudas serán bienvenidas en el teatro, pero no tanto las económicas como las ayudas a la hora de facilitar la exhibición de los espectáculos.
Como digo muchas veces, el teatro es un enfermo terminal con salud de hierro. No morirá nunca, siempre está en crisis, al borde de la quiebra, pero siempre sale adelante, siempre explota, ¿no? Ha habido epidemias, guerras, terremotos… y sin embargo, el teatro sigue ahí, ¿no? Y así seguirá.
‘Burro’, en el Teatro Olympia
‘Burro’ es una tragicomedia con música en directo dirigida por Yayo Cáceres -también compositor de la música original-, con la dramaturgia de Álvaro Tato. Carlos Hipólito es el protagonista de esta obra, y le acompañan en el escenario el guitarrista Manuel Lavandera, la flautista y actriz Iballa Rodríguez, y el actor y percusionista Fran García.
Hará parada en su gira en el Teatro Olympia de València del 17 al 21 de abril con funciones los cinco días a las 20:00 horas (a las 18:00 el domingo). Las entradas ya están disponibles en teatro-olympia.com.