"Es cuestión de cultura, en Euskadi la pelota es el deporte oficial y la sentimos muy nuestra"

Amantegi y Oier, de la selección vasca, forman la pareja campeona del mundo de frontón después de imponerse a los valencianos en las tres paredes

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Egoitz Amantegi (38 años, Abadiño) y Oier Hormaetxe (21 años, Lezama) forman una pareja singular. Una dupla que combina la madurez del veterano con la ilusión del debutante, la mezcla medida del saber estar que conlleva la experiencia con la energía que implica la juventud. Un equipo letalmente sincronizado sobre la cancha que ha coronado a Euskadi como campeona del mundo de frontón valenciano en el Mundial de Alzira después de imponerse, entre otras, a la selección valenciana.

Amantegi es uno de los líderes de la expedición vasca. No hace falta que lo diga nadie, se nota en cada una de las miradas de respeto de sus compañeros. Un hecho lógico, teniendo en cuenta que se trata de un pelotari retirado del mundo profesional que ha jugado dos temporadas, codo con codo, con las figuras más importantes del frontón. "Mi etapa profesional se acabó por temas económicos con la empresa en la cual estaba. Volví al mundo aficionado y ya no compito con la continuidad de antes. Cuando vienen campeonatos como este me entreno para llegar en la mejor forma posible", explica este miembro de la selección de Euskadi, con un notable bagaje en otros mundiales de pelota a mano. "Antes de debutar como profesional ya había jugado en Canadá y en Colombia, después lo dejé para ser profesional y ahora he vuelto", dice el vizcaíno.

Es el caso opuesto al de Oier, un joven estudiante de Magisterio con la aspiración, un día, de ser profesional. De hecho, el de Lezama está ahora ganando campeonatos de aficionados y completando los primeros entrenamientos con la élite del frontón vasco. Con todo, su presencia en el Mundial de Alzira se debe de a su voluntad de probar cosas nuevas. "Me apunté a la lista que la Federación abrió para representar a Euskal Herria y estoy encantado de estar aquí", dice, este admirador de Olaizola y Altuna, debutante este año en competición internacional.

Sobre su victoria ante la selección valenciana, Oier no se esconde. "Sabíamos que sería una final anticipada, que los valencianos serían un hueso llevar de roer y que el que ganara tenía prácticamente el oro en el bolsillo. La clave fue fallar poco, porque ellos no fallaban casi nada tampoco, en un partido de más de una hora y cuarto. Buscamos la velocidad y moverlos, buscarlos bajo, porque no están tan acostumbrados. La pelota nuestra es más grande, esta es más rápida y nos costó un poco adaptarnos", analiza uno de los verdugos de los valencianos en las tres paredes.

El otro, Amantegi, lo ve de una manera muy parecida. "Fue un duelo muy duro. No éramos favoritos, pero con ganas y lucha lo sacamos adelante. Nosotros estamos acostumbrados a una pelota que pesa tres veces más y esta se nos escapaba por bajo. Al final, tirando de muñeca lo conseguimos", señala el pelotari, referente también en el equipo de one wall, disciplina en la cual se ha especializado en los últimos años, a pesar del escaso conocimiento de este tipo de juego en el País Vasco. "Allí esto no es nada conocido. El 95% de la gente no sabe qué es lo one wall ni les llargues, aunque en Iparralde se juega a Bote Luzea, muy parecida a les llargues. Es una modalidad que queremos recuperar y cada año hay más equipos implicados. Creo que estas modalidades internacionales son completamente diferentes al que jugamos nosotros, pero esto no quiere decir que no sean compatibles", resume.

Respecto al conocimiento de la pelota valenciana en tierras vascas, Oier reconoce que solo se habla de ella cuando se aproximan campeonatos internacionales y que las redes sociales sirven para tener algún contacto esporádico con el trinquet valenciano. De todas maneras, no se explica por qué cuesta tanto difundir la pelota entre la sociedad valenciana, todo el contrario que en Euskadi. "Es cuestión de cultura, allí la pelota es el deporte oficial, la sentimos muy nuestra", explica el flamante campeón del mundo de frontón valenciano.

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