La ampliación del Puerto, a costa de la salud de los vecinos de Poblats Marítims

La nova terminal de creuers, un dels vehicles més contaminants, se situaria a menys de 500 metres dels primers habitatges de Natzaret

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La Autoridad Portuaria de València (APV) tiene la ambición, contraria a los vecinos y al Ayuntamiento, de ampliar la zona norte del puerto del Cap i Casal sin informe ambiental para mercancías. Los grandes cruceros se situarían ahora por la zona sur, más cerca del barrio de Natzaret; este quedaría expuesto a los óxidos de azufre que emana de la combustión de los barcos, uno de los elementos más contaminantes y que más afecta a la salud humana.

Ayer el alcalde de València, Joan Ribó, volvió a pedir a la APV que el proyecto de ampliación de la nueva terminal de contenedores se sometiera a un nuevo estudio de impacto ambiental. Desde la presidencia de la entidad, Aurelio Martínez, señaló que dicha obra esta "cubierta" por el informe medioambiental que la APV obtuvo en 2007 para la ampliación norte.

Desde el Puerto quieren modificar el antiguo proyecto para transformar la zona norte en un nuevo 'macromuelle' para contenedores, que conlleva varias acciones. Supone eliminar un contradique -en rojo en la imagen-, realizar una ampliación del 'dique de abrigo" -en verde-, y dragar y rellenar de tierra 137 hectáreas -en marrón-.

A 200 metros

Esto significa, también, trasladar la terminal de cruceros, actualmente en esa zona norte, a los astilleros de Boluda, al sur del puerto histórico y a menos de 500 metros de las primeras viviendas del barrio de Natzaret. El proyectado Parque de Desembocadura se situaría, en algunos tramos, a unos 200 metros de los grandes buques.

El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro -no es el humo negro detectable a simple vista de los cruceros.

Los efectos a su exposición dependen de la duración y cantidad, y están estrechamente relacionados con irritación de las mucosidades y los pulmones. Uno de sus efectos son los ataques de tos.

Es, además, uno de los gases contaminantes que más afectan a los monumentos históricos, acelerando su degradación, y afecta al crecimiento y forma de especies vegetales.

Según un estudio de Transport & Environment, este tipo de cruceros es uno de los que más contamina el aire urbano. La conclusión del estudio se ha simplificado: el principal operador de cruceros de lujo emitió, en solo un año, los mismos dióxidos de azufre que los 260 millones de coches europeos. Extrapolado a València, los 348.260 vehículos censados en 2018, emanaron en todo el año lo mismo que 65 de estos cruceros. Según datos del Puerto, 197 cruceros hicieron escala en la ciudad ese mismo año.

El Puerto de València, pese a ser el quinto con más tráfico de Europa, el más grande del Mediterráneo y de España, sólo tiene dos medidores de contaminación del aire. Alacant tiene cuatro, Castelló dos, Barcelona seis, Cádiz cuatro, Bilbao tres... Estos medidores se encuentran situados en las cercanías de El Cabanyal y de Natzaret. Este último no mide los óxidos de azufre, por lo que si no se cambia será complicado conocer, si van allí los cruceros, las implicaciones para la salud de los vecinos.

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