Los hospitales y el personal sanitario se han convertido en los principales protagonistas en este tiempo de excepcionalidad provocado por la crisis del covid-19. Su labor está siendo clave en el tratamiento de contagiados y en la recuperación de los pacientes. Pero el coronavirus no es su única ocupación estos días; la naturaleza sigue su curso y hay mujeres embarazadas que necesitan de su atención médica. Elena, de 33 años, dio a luz por primera vez hace tres días y nos cuenta su experiencia en una situación tan excepcional como esta.
La retahíla de adjetivos que utiliza Elena para describir el parto son el reflejo de la emoción y la alegría que siente en su interior: "Estoy superfeliz, la experiencia ha sido fantástica, mejor imposible, nos han cuidado muchísimo y el trato humano ha sido excelente". Acogida en el hospital Casa de la Salud, Elena explica que dentro del centro "no parecía que estuviéramos viviendo la pandemia que estamos viviendo".
Durante las semanas previas, Elena había estado trabajando en su farmacia y era consciente de las medidas de precaución que tenía que tomar para reducir riesgos. "Sabía a qué me exponía y estaba al día de todos los cambios respecto a las medidas de seguridad". Sin duda, lo que más rabia le ha dado de dar a luz en una situación de crisis sanitaria ha sido la imposibilidad de recibir visitas por parte de sus familiares y amigos, ya que en un momento tan especial le hubiera gustado estar acompañada de los suyos. Su marido era el único al que se le permitía acceder con ella al hospital.
Una vez ya en el hospital, Elena destaca la alta precaución para evitar posibles contagios y las estrictas medidas de todo el personal sanitario: las ya mencionadas restricciones en las visitas, por ejemplo, o la necesidad de una acreditación para acceder a la cafetería. "Es lo que tenemos que hacer para ayudar a vencer esta pandemia", explica Elena comprensiva, que sabe lo que es trabajar de cara al público en esta crisis sanitaria. La desinfección en el hospital se realizaba con asiduidad y les facilitaban guantes, mascarillas y geles hidroalcohólicos en caso de ser necesario.
Llegado el momento de dar a luz, durante la dilatación su marido sí que estuvo presente, pero después tuvo que salir del paritorio, aunque estuvo informado en todo momento. Dentro de la sala, el doctor Millet y el matrón Edu se encargaron de que el parto se realizara sin complicaciones. "Me trataron de maravilla y estuvieron encima en todo momento".