El dispositivo policial contra los vendedores ambulantes en les mascletaes

Les queixes dels comerciants fan reaccionar a l'Administració

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El dispositivo policial contra los vendedores ambulantes en les mascletaes

El gran atractivo turístico de las Fallas de València seduce a millones de turistas de todo el mundo. Pero no solo a ellos. Este ambiente festivo y multitudinario también es un gran reclamo para todo tipo de vendedores ambulantes, que ven en las fiestas una gran oportunidad para hacerse de oro. Y con su llegada, también ha llegado el descontento a las asociaciones de comercios de la zona centro del cap i casal.

En el bando de Fallas que publicó el Ayuntamiento este año, se preveían estrictas normas de seguridad ante la gran afluencia de público. Una de ellas es el cierre de ocho calles cercanas a la Plaza del Ayuntamiento. La calle Sangre y la calle Barcas están declaradas como vías de emergencia. Las calles Periodista Azzati, d'En Llop, Cotanda, Barcelonina, y el primer tramo de Moratín y Roger de Laura son vías de evacuación. En todas ellas está prohibida la presencia de público.

Este año, la prohibición que impide acceder a ocho calles del centro de València durante les mascletaes, por motivos de seguridad, se ha convertido en la chispa que ha hecho estallar la paciencia de los comerciantes. Si durante años habían tenido que soportar la presencia de este tipo de competidores, en 2018 han visto restringidas sus ganancias por estas medidas de seguridad. Se quejan de los vendedores ambulantes sin licencia, pero también de muchos establecimientos ambulantes con todos los papeles en regla.

Venta ilegal durante la mascletà

Por un lado, una de las grandes quejas a las que aluden los comerciantes es la habitual masiva presencia de vendedores ambulantes ilegales de comida y bebida a lo largo y ancho de la Plaza del Ayuntamiento y alrededores, en especial antes y durante les mascletaes. Los llamados lateros se han convertido en un auténtico icono, y hasta la fecha era muy extraño no toparse con uno de ellos. De esta forma, aquellos que desean hacerse con refrigerios y cerveza antes de comer, solo necesitan encontrar uno de ellos.

Un latero vendiendo cervezas en la Plaza del Ayuntamiento | D. RODRÍGUEZ

El primer fin de semana de marzo surgió la polémica. Ante toda esta situación, once asociaciones empresariales, comerciales y entidades sociales lanzaron un duro comunicado mostrando su "preocupación" porque "mientras que por un lado se cortaba el acceso a comercios, bares y restaurantes en horario de máxima afluencia, por otro, decenas de lateros y vendedores ambulantes ocupaban" la plaza. Por eso, las entidades firmantes como la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico o la Federación Empresarial de Hostelería, solicitaron una reunión con el alcalde Joan Ribó y otros cinco concejales como el de Cultura Festiva, Pere Fuset.

Para los comerciantes, estos vendedores ilegales suponen "una competencia desleal", pero también "un grave riesgo para los consumidores al no cumplir ninguna medida higiénico-sanitaria que garantice la salubridad de los productos que ofrecen de manera ilícita".

La concejal de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, aseguró ante las quejas que hasta diez policías locales se dedicaron ese fin de semana a decomisar refrigerios y cerveza. El alcalde, por su parte, apuntó que "la venta ambulante es un tema que siempre ha estado" y que la Policía Local "tiene órdenes de no permitir la venta ambulante de productos". Sin embargo, "no podemos militarizar la sociedad", dijo.

Con todo, el comunicado también manifestaba "su apoyo total a cualquier medida en favor del mantenimiento de la seguridad, siempre y cuando se haga un esfuerzo real por controlar también el fenómeno de los lateros".

El dispositivo de disuasión

Agente de la Policía Local en la Plaza del Ayuntamiento | D. RODRÍGUEZ

Los últimos días han sido jornadas de disuasión. Al parecer, varios grupos de agentes barren la plaza habitualmente antes del disparo de las mascletaes con el objetivo de ahuyentar a los lateros y otros vendedores ilegales, e intentar apaciguar el malestar que ha cundido entre los comerciantes y hosteleros.

Y es que, algunos de los afectados ya habían empezado a tratar de sortear los perjuicios que suponen las medidas de seguridad. Por ejemplo, algunos bares acercaban hasta las vallas parte de sus productos para venderlos al público. Con este tipo de acciones querían poner de relieve las grandes pérdidas diarias en las que están incurriendo.

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