El verano de 2025 no se olvidará fácilmente en la Comunitat Valenciana. Días interminables de sol abrasador, noches que apenas han dado tregua y una humedad que convertía en inútil hasta el sudor. Todo eso ha dejado un balance tan dramático como histórico: 385 personas han muerto en la Comunitat por causas atribuibles al calor. No hablamos de una cifra fría en un informe, sino de vidas que se han apagado bajo el mismo sol que cada día nos acompaña en playas, ciudades y pueblos.
Nunca antes, desde que existen registros en 2015, se había alcanzado un dato tan alto en tan poco tiempo. La tragedia se concentró en apenas unos días: entre el 18 y el 24 de agosto, la semana más negra del verano, 112 personas perdieron la vida. Una sacudida que todavía resuena en la memoria colectiva y que ha convertido este periodo estival en el más mortífero de la última década.
Ante este panorama, expertos sanitarios insisten en la importancia de la educación y la prevención. Beber agua, evitar el sol en las horas centrales, entrar poco a poco al agua y reforzar la vigilancia en playas son medidas básicas que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero, ¿qué más podemos hacer para evitar que el próximo verano vuelva a escribirse en clave de tragedia?
Cómo prevenir golpes de calor y ahogamientos en València según los expertos
Pablo Ángel López, enfermero y responsable de la asignatura de primeros auxilios en la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunidad Valenciana (FSSCV), lo resume sin rodeos: “El golpe de calor no es un mareo pasajero, es una amenaza real. Puede acabar en la muerte. Muchas personas se desploman en plena playa o piscina y, si eso ocurre dentro del agua, el ahogamiento es inmediato". Fuera de ella, también hay peligro: el corazón puede resentirse hasta fallar, porque la deshidratación y el esfuerzo por mantener la tensión arterial llevan al límite al organismo, especialmente de las personas que tienen enfermedades cardiovasculares.
Las recomendaciones, asegura, son tan sencillas como vitales. Hidratación constante con agua, no con refrescos azucarados ni alcohol. Buscar sombra o resguardarse durante las horas más críticas. Y, sobre todo, entrar al agua poco a poco, mojando antes muñecas y nuca, para que el cuerpo se acostumbre a la diferencia de temperatura. “Ese error de lanzarse de golpe al mar cuando ya estamos mareados o deshidratados puede ser fatal”, advierte.
En el Mediterráneo, además, hay un factor que complica la situación: la humedad. López lo explica con claridad: “Sudar no sirve de nada si no se produce evaporación. Y sin esa evaporación no hay enfriamiento. En esos casos el cuerpo puede superar los 40 grados y entrar en una situación de emergencia”.
El experto también señala cómo los falsos mitos desvían la atención de lo que realmente importa. “Se habla mucho del supuesto ‘corte de digestión’ y de esperar dos horas tras comer, pero lo cierto es que eso es un mito. Lo relevante no es la digestión, sino la hidratación y la entrada progresiva al agua. Ahí está la verdadera prevención”, subraya.
Y, más allá de la responsabilidad individual, López reclama soluciones colectivas: más socorristas, mejor formación y servicios accesibles para los mayores, que son el grupo más vulnerable. “Cada verano faltan profesionales en las playas de la Comunitat. Invertir en prevención es invertir en salvar vidas”, sentencia.
El verano más mortal en la Comunitat Valenciana y la semana negra de agosto
Los datos de este verano hablan por sí solos. Entre junio y agosto, la Comunitat Valenciana ha registrado 13.492 muertes reales, frente a las 13.086 que se esperaban como base estadística. Ese desfase —406 defunciones más de lo previsto— se traduce en que 385 han sido atribuibles directamente a las altas temperaturas.
El mapa provincial muestra una fotografía desigual y dolorosa. Alicante se lleva la peor parte: 264 muertes por calor. Castellón anota 86 defunciones, y la provincia de València, pese a su mayor población, apenas suma 35. El sur valenciano se ha convertido, así, en el epicentro de la tragedia.
Y todo se concentró en una semana fatídica. Del 18 al 24 de agosto, el calor se cobró la vida de 112 personas en apenas siete días, el registro más mortífero en diez años. El 19 de agosto fue el día más negro: 21 muertes en una sola jornada, con la ola de calor en su pico máximo.
El balance mensual no hace más que confirmar la dureza del verano: 32 muertes en junio, 155 en julio y 181 en agosto hasta el día 25. Un goteo constante que ha convertido al verano de 2025 en el más cruel del que se tiene memoria reciente.
5 consejos para prevenir golpes de calor
Los expertos insisten en que la prevención es la mejor herramienta para evitar que las cifras de este verano se repitan. Estas son las claves que propone Pablo Ángel López y que todo ciudadano debería tener en cuenta:
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Hidrátate con agua a lo largo del día. El cuerpo necesita reponer líquidos constantemente para poder regular la temperatura. El error más común, según López, es recurrir a refrescos azucarados o al alcohol, que aceleran la deshidratación. Beber pequeños sorbos de agua de manera regular es la medida más eficaz y sencilla para protegerse.
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Evita la exposición en las horas centrales. De 12 a 17 horas el sol aprieta con más fuerza y el riesgo de sufrir un golpe de calor se multiplica. Buscar sombra, refugiarse en interiores o utilizar gorra y ropa ligera no es solo una recomendación básica: puede ser la diferencia entre disfrutar del verano o acabar en urgencias.
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Entra al agua de forma progresiva. El Mediterráneo no suele estar helado, pero la diferencia de temperatura con el cuerpo puede provocar un shock si se entra de golpe, especialmente si ya existe cansancio o deshidratación. Mojarse primero las muñecas y la nuca ayuda a que el organismo se aclimate poco a poco y evita la temida hidrocución, el mal llamado “corte de digestión”.
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Presta atención a los más vulnerables. Mayores, niños y personas con enfermedades crónicas son quienes más sufren los efectos del calor. A menudo no perciben la sensación de sed o no pueden reaccionar con rapidez. Acompañarlos, recordarles que beban y vigilar sus síntomas es una responsabilidad compartida.
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Reconoce las señales de alarma. Dolor de cabeza, mareo, palpitaciones o sensación de debilidad son los primeros avisos de que el cuerpo no está soportando bien el calor. Ignorarlos puede ser fatal. Ante cualquier síntoma, hay que parar la actividad, buscar sombra y refrescarse de inmediato.
Qué hacer si alguien sufre un golpe de calor
Saber cómo reaccionar también es clave. López lo resume en unas pautas sencillas pero vitales:
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Llevar a la persona a un lugar fresco y ventilado.
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Aplicar paños húmedos en axilas, cuello y frente o abanicarla para bajar la temperatura.
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Ofrecer agua poco a poco, en pequeños sorbos.
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Mantenerla tumbada con las piernas ligeramente elevadas.
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Y, ante pérdida de consciencia o empeoramiento, llamar al 112 de inmediato.
Y mientras las cifras marcan récords de mortalidad, la pregunta se repite: ¿qué estamos haciendo para adaptarnos a este nuevo escenario climático? El reto ahora es evidente. La Comunitat Valenciana debe prepararse para un futuro en el que las olas de calor serán cada vez más largas e intensas. Los datos lo gritan, los expertos lo repiten y la sociedad lo sufre. Como concluye López: “La prevención, la educación y los recursos humanos son la única vía para que el próximo verano no volvamos a hablar de récords de muertes, sino de récords de vidas salvadas”.