ValgrAI es una fundación que nació hace tres años y medio con un objetivo claro: coordinar todo el talento en inteligencia artificial que ya existía en la Comunitat Valenciana y evitar la fuga de perfiles formados al extranjero.
Nos atienden en sus oficinas Esther Cerveró, Coordinadora de Comunicación e Innovación, y David Bueno, Coordinador del proyecto Digital‑IA, para explicarnos en detalle el trabajo de la fundación y presentarnos esta nueva iniciativa que busca reducir la brecha digital desde los municipios más pequeños del territorio.
“Nacimos porque las universidades iban un poco por libre, cada una por su cuenta, y se estaba perdiendo cohesión. Además, muchos de los perfiles que se formaban acababan marchándose”, explica Esther Cerveró.
Desde entonces, la fundación trabaja en tres líneas clave: formación (con su propio campus online), investigación (con contratos y becas pre y postdoctorales) y divulgación. De esta última se derivan eventos, congresos, premios y programas públicos como el que ahora nos ocupa: Digital‑IA.
Formación gratuita para cerrar la brecha digital
Digital-IA es un nuevo proyecto de ValgrAI en convenio con la Generalitat Valenciana y con financiación europea a través de los fondos Next Generation. El objetivo: reducir la brecha digital en más de 300 municipios valencianos con menos de 20.000 habitantes, excluidos de las zonas urbanas funcionales.
“El reto es llegar a más de 17.000 personas antes del verano de 2026, y hacerlo priorizando a colectivos como personas mayores, mujeres, jóvenes o desempleados”, detalla David Bueno, coordinador del programa.
La formación se ofrece en tres modalidades: online (para quien ya se maneja mínimamente con tecnología), aula virtual (con clases en directo) y presencial (más accesible para perfiles con escasa o nula experiencia digital). “No es lo mismo un señor mayor que quiere aprender a pedir cita en el médico, que un joven de la ESO o alguien que busca empleo”, añade Bueno.
Además, los cursos tendrán una duración mínima de 7,5 horas y se entregará un certificado al finalizar.
Inteligencia artificial con enfoque social
Más allá de la digitalización básica, Digital-IA incluye contenidos orientados a la inteligencia artificial. Herramientas de IA para la búsqueda de empleo, uso ético de algoritmos o recursos para la creación de contenido digital son algunos ejemplos.
“La IA no es solo ChatGPT”, matiza Cerveró. “Está en los filtros de Netflix, en Google Maps, se utiliza en diagnósticos médicos o en sistemas que detectan fugas de agua. La gente ya la usa sin saberlo. Por eso, uno de nuestros objetivos también es quitarle el miedo a la población”.
Una parte del proyecto también contempla la formación de docentes para abordar el uso de estas tecnologías en las aulas y generar confianza frente a los temores que aún despierta la IA en sectores como el cultural, el educativo o el sanitario. “Nuestro mensaje es claro: la IA no sustituye, complementa”, añade Bueno.
Alianza con municipios y tejido local
Digital-IA ha arrancado su primera fase este verano contactando con ayuntamientos, asociaciones y entidades locales. “No tenemos el contacto directo con la ciudadanía, así que dependemos de los municipios para llegar a ella”, explica Esther Cerveró. “A los ayuntamientos les interesa porque es formación gratuita para sus vecinos y porque mejora su posicionamiento ante estos temas”.
La previsión es que el grueso de las formaciones comience en septiembre, cuando finalice el despliegue técnico, la selección de profesorado y la creación del catálogo definitivo.
Referente autonómico con proyección
Aunque el proyecto tiene carácter autonómicom, desde ValgrAI consideran que el modelo es escalable. “La idea es consolidar la Comunitat Valenciana como referente en innovación y formación en IA, y después ampliar el impacto”, afirman.
Con tres años de recorrido, ValgrAI ya colabora con universidades, colegios profesionales y empresas en acciones de transferencia tecnológica, formación especializada y asesoramiento. Y con Digital-IA, refuerzan su apuesta por democratizar el acceso a la tecnología.
“Todo el mundo puede beneficiarse de este proyecto”, concluye Esther Cerveró. “La clave está en adaptarse. Igual que pasó con internet o con la llegada del móvil. Esta revolución no es diferente. La diferencia es si llegas o te quedas fuera”.