Tras el fallecimiento del papa Francisco el pasado 21 de abril de 2025, la Iglesia Católica se prepara para un nuevo cónclave que elegirá al sucesor número 267 de la Santa Sede. Entre los 135 cardenales electores menores de 80 años que participarán en este proceso, cuatro son españoles, lo que abre la posibilidad de que un español pueda ser elegido como el próximo pontífice.
¿Quiénes son los cardenales españoles con posibilidades?
El nombre que más resuena es el de Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y expresidente de la Conferencia Episcopal Española. Nacido en 1946 en Cretas (Teruel), Omella ha tenido una destacada trayectoria pastoral, incluyendo labores misioneras en Zaire y diversos cargos episcopales en España. Su cercanía con el papa Francisco es notable; en 2023 fue nombrado miembro del Consejo de Cardenales, un órgano clave en la reforma de la Curia romana.
Otros cardenales españoles mencionados como posibles candidatos incluyen a Antonio Cañizares, exarzobispo de Valencia y ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino; Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y Ricardo Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid.
¿Cómo se elige al nuevo Papa?
Según el protocolo, los cardenales electores – aquellos menores de 80 años y que han tenido que ser elegidos por el Papa – deben llegar a Roma en un plazo de aproximadamente 15 días desde que se declara la sede vacante. Durante ese tiempo se celebran congregaciones generales, reuniones en las que se discuten los desafíos actuales de la Iglesia y se perfilan posibles candidatos, conocidos como papabili.
El cónclave se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, con estrictas medidas de confidencialidad: los cardenales son aislados del mundo exterior y no pueden comunicarse con nadie hasta que se haya elegido al nuevo Papa.
Para que un cardenal sea elegido Papa, necesita al menos dos tercios de los votos. Se realizan hasta cuatro votaciones por día. Si después de varias rondas no hay consenso, se puede decidir por mayoría absoluta que los dos candidatos con más votos pasen a una votación final.
Cuando finalmente se alcanza un acuerdo, el elegido debe aceptar su nuevo cargo, elegir su nombre papal, y se hace el famoso anuncio Habemus Papam desde el balcón de la Basílica de San Pedro.