"Es una ley pionera en España", así ha definido la vicepresidenta y portavoz del Consell, Mónica Oltra la Ley de regulación del juego y de prevención de la ludopatía en la Comunitat Valenciana que fue aprobada ayer en Les Corts. Al ser preguntada en la rueda de prensa posterior al pleno del Consell, ha indicado que espera que "se replique en otros territorios" y sea "un espejo" para otras autonomías y para el Ejecutivo central, ya que es ejemplo de "cómo se ponen por delante de otras consideraciones la salud y la seguridad de las personas, especialmente niños y adolescentes".
La Vicepresidenta ha destacado la ley del juego y ha señalado que "la parte autonómica ya está hecha". Sin embargo, falta la regulación sobre el juego online que depende del Gobierno central por eso "espera que "empiece a dar pasos en este sentido".
Ha remarcado que el juego, y sobre todo las apuestas, "están causando estragos en la población más joven" y era necesaria una ley que protegiera "a esa parte vulnerable que está aún en proceso de maduración" y a la que la ludopatía "puede truncar su vida, el bienestar de su familia y puede convertirse en un infierno".
Oltra ha asegurado que basta hablar con personas que han pasado o están pasando por ella o con asociaciones que trabajan en su ayuda para hacerse una idea "de los estragos que causa esta adicción en muchas familias" con consecuencias económicas pero también de violencia.
"La parte autonómica está hecha, esperamos que el Gobierno de España empiece a dar pasos", ha subrayado, especialmente en el juego online, que es "muchas veces la vía de acceso de los jóvenes" a las apuestas "con publicidades tan emocionales y agresivas que son el enganche por el que entran".
La nueva Ley del Juego fue aprobada este jueves con los votos de PSPV, Compromís y Unides Podem, el rechazo de PP y Cs y la abstención de Vox. Entre otras cuestiones, establece una distancia mínima para salones de juego y casas de apuestas de 850 metros respecto a centros escolares, restringe la publicidad de estas y también se obliga a que las máquinas tragaperras que están en locales de hostelería cuenten con un sistema de activación y desactivación como el que tienen las que expenden tabaco.