Opinión

Embárcate en el valenciano, ganarás siempre

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Desde los balcones que se asoman al patio del colegio, se contempla un hormiguero de gente que, poco a poco, va doblando las esquinas y acaba arremolinándose, a media tarde, ante la puerta chirriante que se abrirá cuando el reloj de la fachada dé la hora y los cuartos, como contraseña de salida. Mientras tanto, se intercambian los saludos, hacen comentarios en corrillo o se desparraman las risas espontáneas que se contagian, sin saber por qué.

- Com va, Ramon? Encara et grinyolen els genolls?- dice con voz hueca Albert, el yayo de Llum, recién llegado de un pueblo del secano, de almendros y olivos, de cuestas empinadas y de serenatas nocturnas de grillos.

- Pues, mira, el médico cree que aún puedo dar mucha guerra- le ríe la gracia Ramón, un cartero jubilado que no ha perdido la afición a caminar. Su nieto, Ramonet como él, presume de chut imparable en los partidos de media tarde, envueltos en nubes de polvo y exclamaciones de júbilo y tacos.

- ¡Cuidado con las guerras, que nunca se sabe como terminan!- suelta Encarna, la abuela de Tomaset, que lleva su merienda colgada del brazo como un viejo péndulo.

- Perol vell, bony o forat!- exclama Patro, la yaya de Nel·leta, la pecosa que hace los deberes del día a la sombra del ficus gigante del parque, mientras mordisquea distraída un trozo de pan con mortadela.

- El tiempo pasa volando para todo el mundo. ¡Hola, a todos! Hoy llego con retraso. Cuando te pones a limpiar la casa, no hay quien te pare- La que así habla es Ata, la madre de Azzam, una familia argelina que reside casi diez años en el barrio. Su marido, Majid, es un manitas que trabaja en un taller de reparación de electrodomésticos de segunda mano.

A penas unos segundos antes de que los remolinos de gente sientan la urgencia de consultar la hora, unas campanadas roncas rasgan la quietud del aire anunciando que la puerta chirriante se abrirá para dejar salir una cascada de risas infantiles en tropel, satisfechas por haber recuperado la libertad, perdida unas horas antes.

- Com t'ha eixit l'examen de Mates, Tomaset? Ha tirat a matar!

- El cachas de Ramonet le pasa casi un palmo a Tomaset, al cual la pandilla le ha puesto el mote de “Cervellet”, porque si le llaman empollón se cabrea. Como portero del equipo es un pulpo parando balones.

- Haver-te pelat els colzes estudiant, matxo! Però no et deu haver eixit malament del tot quan fas eixe somriure de conill...

- Le replica Cervellet mientras busca con los ojos a su abuela Encarna entre aquel amasijo confuso de caras. El chico piensa zamparse la merienda que le trae, de camino al rincón polvoriento del parque dónde agotaran las escasas energías que les quedan dando puntapiés a una pelota que hace tiempo que no bota.

Llum, Azzam i Nel·leta no han cruzado todavía la puerta chirriante del cole porque pasado mañana tienen que exponer ante la clase un trabajo de investigación sobre las actividades económicas del barrio. Hablan de lo que les falta por hacer.

- Som un equip o no ho som?- Dice Llum que parece llevar la voz cantante- Si som un equip, haurem de funcionar com un equip. Vinga, fem una llista d'allò que ens queda per fer. No aparta la vista d'Azzam, al cual se le ha escacharrado la conexión a internet en casa y no ha bajado las últimas fotografías para el power point.

- La culpa és meua -se justifica Azzam- Mon pare ja ha cridat la companyia perquè arreglen el mòdem, però no paren d'excusar-se i tarden a vindre. Hauré d'anar a la biblioteca pública amb un llapis de memòria, per baixar-les.

- D'això res, borinot, a ma casa, d'internet, n'hi ha de sobra -Dijo Nel·leta, resuelta a zanjar el problema de una vez por todas. Però, abans, –añade- els clavarem un parell de gols a eixa colla de creguts que pensen que les xiques tenim dos peus esquerres.

- Tu viens à la maison, Azzam?- Le espeta su madre, preocupada porque se le hace tarde para preparar la papilla a la pequeñaja de la casa.

- Non, maman, nous avons un travail de groupe en attente, pour après-demain -Le explica Azzam- Nous nous retrouverons chez Nel·leta pour finir de le faire. Je ne serai pas long.

- A propósito de trabajo, Ramonet, ¿no tenías que repasar, para mañana, no sé qué de una conversación en inglés?- Le dice Ramón, el cartero jubilado, a su nieto, con la esperanza de volver con él a casa sin una mancha ni un rasguño.

- Me la sé de memoria, abuelo- Le contesta su nieto- ¡Anda, deja que tire unos cuantos penaltis! Los meto y nos damos el piro...

- Vale, si no hay otro remedio... -reflexiona Ramón, intentando hacerse el ánimo- ¡No podemos volver a casa sin los nietos, les daría un patatús!

- I tant que no!- replica risueña Patro, la abuela materna de Nel·leta.

- ¡Pero no podemos consentirles todo lo que les dé la gana! En mis tiempos, nuestros abuelos... - Dice, la abuela Encarna, a punto de empezar a hablar de modales, de disciplina y de otras lindezas semejantes.

- Sabeu què hi podem fer? - Replica Albert, con su voz hueca y con tono de propuesta ante el desplante de sus nietos – Ens n'anem al “Café Negre”, el bar que hi ha davant d'aquell tros de terra polsegosa a la qual anomenen camp de futbol i ens fem una ronda del que ens abellisca prendre. Els quatre. Ja n'hem fet prou per hui. A més, ens podrem contar els romanços que vulguem sense veure les cares de pomes agres dels nostre nets i netes. Au, que tenim el mateix dret a divertir-nos que ells!

Escola Valenciana ha iniciado una campaña que se llevará a cabo durante el calendario de matriculación del curso académico 2019-2020 con el fin de exponer los beneficios de un modelo de educación plurilingüe. Como ocurre en esta historia, y contrariamente a lo que afirman sus detractores, la enseñanza bilingüe, aparte de ser un modelo de éxito académico, es una experiencia positiva que reporta beneficios sociales que ayudan a cohesionarnos y a vertebrar el país en el que vivimos.

El porcentaje de utilización de las dos lenguas cooficiales y una lengua extranjera se decide democráticamente a través los Consejos Escolares de Centro, que deben valorar las características de sus comunidades escolares y la viabilidad pedagógica. Además, Escola Valenciana propone un modelo educativo que esté a la altura de los retos sociales de la sociedad del siglo XXI y que, por lo tanto, sea coeducativo e inclusivo, que enseñe valores de convivencia, con una metodología de aprendizaje cooperativo, que trabaje la inteligencia emocional y las habilidades sociales, que impulse proyectos educativos transversales participativos, basado en principios científicos y humanísticos.

Joan Cortés, vicepresident d'Escola Valenciana

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