La noche del domingo se convirtió en una fiesta para los miles de seguidores que llenaron el Roig Arena con un único objetivo: cantar y vibrar con Sebastián Yatra. El artista colombiano, que atraviesa uno de los momentos más brillantes de su carrera, transformó el recinto en un escenario de emociones compartidas desde la primera canción. Antes de su salida, la cantante Ruslana calentó motores con su primer disco Génesis y su más reciente sencillo Ojeras, logrando encender al público que esperaba impaciente.
El rugido colectivo llegó en torno a las 20h, cuando Yatra apareció en escena entre luces y vítores. El inicio fue contundente con Milagro, seguido de Lienzo junto al puertorriqueño Robi, y poco después el esperado Tacones Rojos, que convirtió el recinto en un karaoke multitudinario. Estar allí significó vivir un estallido de energía: las gradas temblaban, la pista saltaba y la conexión entre artista y público era total.
Lo más sorprendente fue la cercanía del cantante. Entre canción y canción improvisaba, reía, se acercaba al público y compartía confidencias, como si cada espectador fuese parte de su círculo más íntimo. Clásicos como Traicionera, Pareja del Año o Un Año sonaron con una fuerza especial, acompañados de miles de voces que los coreaban al unísono.
La segunda parte del concierto fue un derroche de adrenalina: fuego, pirotecnia y una escenografía imponente acompañaron a temas como La Pelirroja, Energía Bacana y Chica Ideal. El Roig Arena se transformó en una auténtica fiesta en la que nadie podía dejar de bailar. Y cuando parecía que no podía haber más intensidad, llegaron Robarte un Beso y Vagabundo, con las que Yatra cerró una noche mágica abrazando al público valenciano desde el escenario.
El concierto en Valencia fue uno de los momentos más especiales de la gira y supone el debut del colombiano en el Roig Arena, un recinto que empieza a consolidarse como epicentro de los grandes espectáculos musicales. Yatra, que actualmente ejerce de coach en el programa La Voz, demostró que su magnetismo y cercanía conquistan a varias generaciones. Una noche que quienes estuvimos allí difícilmente olvidaremos.
