Sube la fiebre del alquiler en València

La mitjana de preus de les vivendes de lloguer en la capital valenciana ha pujat un 42% en els últims quatre anys

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En València ahora mismo es más rentable comprar que alquilar. El precio medio de alquiler de una vivienda en la ciudad se sitúa en 586 euros al mes, mientras que la cuota mensual de una hipoteca por un inmueble de las mismas características es de 338 euros. A esto hay que añadir que los alquileres han llegado a subir un 42% desde que se registrara el precio mínimo en 2014, lo que ha provocado que la disponibilidad de pisos con valor inferior a los 500 mensuales haya caído en un 82%.

Estos datos fueron desvelados el mes pasado en el informe Análisis del mercado de la vivienda en València, estudio elaborado con la información de las operaciones de intermediación inmobiliaria y financiera realizadas por las oficinas del Grupo Tecnocasa en la capital valenciana. Básicamente son dos las causas que explican esta tendencia, y las apuntan este y otros estudios como el de la Consellería de Vivienda.

Por un lado, el auge del turismo, sumado a la reciente entrada de las plataformas de alquiler vacacional en el mercado, es el que más tira de precios en las zonas más cotizadas como el centro histórico. Juan Carlos Marhuenda, abogado experto en Derecho Inmobiliario de TLA (Tax Lawyers & Architects), explica que, de hecho, hace ya casi dos años que se tuvo que suspender la emisión de licencias para el alquiler turístico en esta área de la ciudad. "Es algo que ya se estaba haciendo en Barcelona o Mallorca, que se encuentran totalmente suspendidas, y se está desarrollando ahora en el centro de València para poder soportar el incremento de la demanda", comenta.

Aún así, los elevados precios de las viviendas turísticas exentas a la nueva normativa han encarecido los alquileres residenciales, lo que ha empujado a reorientar la demanda de los que no pueden pagarlos hacia las zonas periféricas. Marhuenda afirma que "para encontrar un piso a precio asequible" en la actualidad, "igual tendría que estar a 10, 20 o incluso 100 km de tu lugar de trabajo, si se encuentra en urbes como Madrid o València".

Por otro lado, la falta de stock está disparando los precios de venta de los pocos activos residenciales que quedan. Esto, junto al limitado incremento de las rentas de los hogares durante los últimos años, dificulta el acceso a la vivienda a determinados sectores de la población, que optan por el alquiler, elevando la demanda. Paulo Jorge Fonseca, director de Delfemar Inmobiliaria, señala que "los clientes más afectados son los jóvenes y las familias de clase media, principalmente".

En cuanto al terreno, el barrio que experimenta más subidas es el de Ciutat Vella (códigos postales 01, 02 y 03), cuyos precios son "inasequibles", admite Fonseca. Sin embargo, le siguen de cerca las "áreas de nueva construcción" como Alameda o la Avenida Francia, dónde se piden de 600 a 800 euros de cuota mensual, y las zonas cercanas a la costa como Alboraya, con rentas semanales que pueden alcanzar hasta los 1.000 euros en verano.

Limitar los precios para abrirse paso

Ahora bien, ¿cómo solucionar este desajuste de oferta y demanda? Desde la Dirección General de Vivienda, se está estudiando la elaboración de un índice de referencia por zonas y municipios de los arrendamientos actuales con el objetivo de establecer una media de precios recomendables para cada área de la ciudad, al igual que se hizo en Cataluña. En base a esto, la Generalitat aprobó en febrero del año pasado la Ley de Función Social de la Vivienda, mediante la que el gobierno valenciano pretende establecer un sistema de límite de precios para aquellas zonas con rentas situadas por encima de dicha media y donde exista una emergencia habitacional o necesidad de vivienda.

El anterior ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, se mostró contrario a intervenir en el mercado del alquiler y sostuvo que la medida podría reducir la oferta y generar inestabilidad, ya que se trataba de "un mercado que se regula solo". Entonces, ¿es legal? "Sí, podría serlo, de igual manera que lo han sido los límites de máximo precio de venta para las VPO", explica Marhuenda.

Por otra parte, Fonseca subraya la importancia del papel de las entidades bancarias en el mercado inmobiliario: "en realidad hay muchísima vivienda en València, pero muchas de ellas están cerradas por la banca para provocar esta subida de la demanda y los precios". Se refiere a los activos inmobiliarios que acabaron en manos de entidades financieras por impago de préstamos hipotecarios cuando el Estado habilitó el rescate bancario de 2008, cuya función actual "debería ser la de ejercer de viviendas sociales y no la especulación".

Todavía no se sabe cuándo se podrá implantar esta medida, pero sí es evidente que la ciudadanía exige soluciones. Desde asociaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca o AVACU (Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios) ya se han organizado varias protestas este último año bajo el lema "Nuestras ciudades no se venden", que condenan la especulación que se lleva a cabo con la vivienda en los centros urbanísticos y reclaman alquileres asequibles no solo en València, sino en todo el país.

Una tendencia generalizada

Como ocurre con el comportamiento de los precios de venta, los alquileres evolucionan a varias velocidades en España. Según datos del portal inmobiliario Fotocasa, Madrid, Málaga y València protagonizan el tirón del mercado del alquiler con incrementos de precio por encima del 10% estos últimos meses. Madrid capitanea las subidas, con un crecimiento del 12,8% en septiembre. Le sigue Málaga, con un aumento del 12,4% y València, donde los alquileres subieron un 11,4%. En Barcelona los alquileres crecieron la mitad, un 5,2%, pero siguen siendo los más caros de España.

A estas ciudades se suman Palma de Mallorca, Sevilla y Granada, con incrementos interanuales del 7,2%, 7,1% y 7%, respectivamente. Santa Cruz de Tenerife (5,8%), Las Palmas de Gran Canaria (5,3%) y Santander (4,6%) terminarían de componer el top 10 del alquiler en España. Se trata, por tanto, de ciudades turísticas, en muchos casos de costa y con una importante actividad económica que atraen, además de turistas, inversión y mano de obra. La tendencia alcista que mantiene el mercado de la vivienda es un hecho, lo que habrá que ver es cómo controlarla.

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